Sin duda alguna es más fácil durante la pandemia estar bien informados por los medios de comunicación, a quienes solo interesa la noticia, que encontrar a alguien para explicarnos acerca de los desiertos exteriores que estamos trasegando efectos de otros tantos, pero interiores. De lo contrario sólo vamos a saber que fue lo que nos pasó, el diagnóstico, pero no las causas de lo que nos ocurrió y las correcciones que debemos hacer desde nuestro interior. Es imposible que le sigamos endilgando la culpa al virus y su pandemia que por no ser humanos carecen de discernimiento y mucho menos de soluciones.Lea también: Una nueva visión de futuroDe la multiplicación de los panes para una multitud empobrecida nos habla el resucitado y lo registra Marcos con una economía extrema de palabras. Recordemos que las actitudes de Jesús de compasión y solidaridad con los pobres, cuando las repetimos nosotros como experiencias propias se llaman seguimiento de Jesús, voluntad de Dios, ser humanos que nos hace creyentes.Pudo haber sido por el impacto de la muerte de Juan Bautista que Jesús se retiró a un lugar despoblado y solitario encontrándose con una multitud que lo compadeció, y curó a los que estaban enfermos. Por la lejanía, la hora y sus escasas provisiones, cinco panes y dos peces, los discípulos, la iglesia del momento le insinuó a Jesús: “despídelos para que vayan a comprar comida” (evangelio). No compartir porque no tenemos ni nos alcanza con lo poco que tenemos como dijeron los discípulos la Iglesia a Jesús, sigue siendo un rodeo capcioso ya que pudieron o pueden compartir lo que les es propio, “cinco panes y dos peces” (evangelio). Otro tanto ocurrió con el sacerdote y el levita en la parábola del buen samaritano dando un rodeo despectivo para no caer en cuenta del herido. Puede ser que con los pobres tenemos más distancias que acercamientos. Además, cuando los discípulos, la iglesia, proponen comprar con dinero es someterse al mismo factor que ha producido el hambre de la multitud. Para Jesús no hay que comprar, basta compartir, el. La multitud en la época de Jesús es signo del hambre que hoy aumenta en el mundo a nombre del capital, el dinero o el egoísmo que es lo mismo, revelado por la pandemia. Para Jesús compartir, la solidaridad es un proceso de personalización que implica varios momentos: El primero es sentarse en la hierba, “que se sienten por grupos de cincuenta” (Lc 9,14) para enfatizar la organización que requiere la solidaridad y el compartir como respeto a los que antes eran solo multitud y ahora permite un mejor desarrollo al don de la solidaridad haciéndola más humana y personal.En el segundo momento Jesús da gracias a Dios Padre por lo que hay “Alzó la mirada al cielo, bendijo los cinco panes y dos peces” (frutos de la tierra y el trabajo del hombre). La acción de gracias a Dios por el pan, perdida por la mayoría de creyentes, es el inicio del milagro.En el tercer momento “Los partió y se los dio a los discípulos y los discípulos, la gente y todos comieron y quedaron satisfechos. Después recogieron lo que sobró: Doce canastos llenos. Habían comido unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños” (evangelio). La versión religiosa de ser Jesús quien multiplicó los panes y los peces deja en cero la responsabilidad de la iglesia. La lectura profética se refiere a la multiplicación signo del compartir; y a los doce canastos llenos como sobrante para los que siendo pobres no estaban en la multitud. Jesús es quien sostiene y garantiza las futuras multiplicaciones; si se comparte no importa el número de pobres porque alcanzará para todos. El compartir el pan brota como una verificación del amor de Dios que remueve la compasión en nuestro corazón y nos permite repetir con Pablo: “Qué podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo: El hambre, la desnudez, las angustias, las tribulaciones. Ciertamente de todo esto salimos más que victoriosos, gracias a aquel que nos ha amado sin permitir que nos apartemos del amor que nos ha manifestado Dios en Cristo Jesús. (2ª lectura)Le puede interesar: Una propuesta en pandemia y despuésEl oráculo profético de la primera lectura hace eco en nosotros cuando dice: “¿por qué gastar tu dinero en lo que no es pan; tus salarios en lo que no te satisface?” Al mismo tiempo nos invita a mirar a Jesús quien puede colmar nuestros deseos más profundos, “Préstenme atención, escúchenme y verán que ustedes pueden tener vida… Yo hago con ustedes una alianza eterna, les cumpliré las promesas que por amor hice a David” (Primera lectura).Lecturas del domingo 18º del tiempo ordinario - ciclo a, 2 de agosto de 2020Primera lectura. Lectura del libro de Isaías (55,1-3)Salmo: Sal. 144Segunda lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,35.37-39)EvangelioLectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer».Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».Les dijo: «Traédmelos».Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.Palabra del Señor
A medida que pasan los días, ya meses, de la pandemia, el mundo entero particularmente los países pobres estamos invadidos de incertidumbres porque la realidad de lo nos está ocurriendo nos desbordó. Lo mucho que dejamos de hacer bien y en lo que tuvimos logros nos deja un vacío, hay muchos niveles de nuestra vida social en que no sólo por la falta de empleo sino por nuestras actitudes nos sentimos ahora descolocados o mejor desubicados. Eso no lo pueden decir los que les está yendo bien, aunque la mayoría la está pasando muy mal. Estamos en una crisis de la sabiduría humana, por tanto, de sabios, pero con sobrecupo de solo “inteligentes racionales” con corazón infartado como ocurre con la tecnología. Es de sabios dar un lugar humano a los lados enigmáticos de la realidad histórica cuando ésta se resquebraja, porque de lo contrario si seguimos siendo egoístas, insolidarios y excluyentes terminamos exhaustos, con propuestas y resultados parecidos a lo que nos llevó a la crisis. Los pudientes, siendo menos como población con mayores ingresos y los pobres siendo la mayoría sin poder ingresar. Los bancos son caso aparte en la ganancia.Lea también: Nos tocaron el sentido de la vidaLa experiencia de Pablo es una oferta de Sabiduría, por lo tanto del criterio de sensatez y equidad que no hemos tenido o se nos está acabando. “Hermanos para los que quieren a Dios todo ocurre para bien porque desde el principio nos escogió para que nos pareciéramos a Jesús, compasivo y humano, en eso es primogénito entre nosotros sus hermanos” (segunda lectura). Imitar a Jesús, en la relación con los demás, primordialmente con los pobres como compasivos y humanos, es la primera oferta de sabiduría en medio de la pandemia.Una noche como la nuestra en Gabaón, ciudad cananea al norte de Jerusalén, se apareció en sueños el Señor a Salomón y le dijo “Pídeme lo que quieras”, Salomón le respondió. “Señor soy joven y no tengo experiencia, es inmenso el pueblo me diste para gobernar hasta el punto de no poderse calcular. Yo requiero de un servidor, sabio que sepa discernir entre el bien y el mal” No pidió riquezas ni larga vida de mandato, menos la muerte de sus enemigos políticos contrarios a su mandato. Dios le respondió: “Te doy la Sabiduría que nadie ha tenido antes ni tendrá después” (Primera lectura). A la Sabiduría de ser compasivos y humanos como Jesús, Dios agrega la Sabiduría como discernimiento para ser sensato.Es la misma Sabiduría de Dios la que Jesús experimentó en su interior por su cercanía al mismo Dios; y que Jesús pasó a sus discípulos explicándosela en parábolas. No fue pues que el señor Jesús iba pasando y cuando se encontraba con signos campesinos como el tesoro escondido en tierra, o en la ciudad el comerciante que buscaba piedras para revender hasta encontrarse una de mucho valor, vendió lo que tenía y la compró; o unos pescadores que se sentaron a separar el pescado bueno y el malo lo tiraba. La parábola es lo que le ocurre a Jesús por la acción de Dios en su interior. Él, Jesús, es el tesoro escondido, la perla fina que mereció al comerciante vender todo lo demás para adquirirla; Él es el Reino de los cielos para quienes por discernimiento lo aceptaron como pescado bueno y el dueño de la casa que va sacando de sus cofres cosas y nueva y viejas. (El reino de los cielos es para distinguir la Sabiduría, Jesús, como don)Le puede interesar: Una nueva visión de futuroJesús después de la resurrección se reinsertó en un grupo que había huido por miedo a tener la misma muerte de su jefe, a trabajar de nuevo en Galilea contagiándolos de la presencia de Dios en su interior, explicándoles por medio de parábolas lo que le había ocurrido a Él, la misión de ellos era contarle a la gente en parábolas que lo ocurrido a Jesús les estaba pasando también a ellos. El Espíritu del resucitado que la iglesia ha puesto en nuestro interior por el bautismo tiene la misión de contarnos en parábolas la transformación interior de salvarnos de nosotros mismos para ponernos en comunión, en comunidad, al servicio de los demás, particularmente con la predilección por los pobres, así nos parecemos a Jesús. “El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado. Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar”. (Jn 14,26-27). Esta es la propuesta de sabiduría en la pandemia como oferta de sensatez y de paz para superar el egoísmo, la insolidaridad y la exclusión.LECTURAS DEL DOMINGO 17º DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO ADomingo, 26 de julio de 2020Primera lectura: Lectura del primer libro de los Reyes (3,5.7-12)Salmo: Sal 118,57.72.76-77.127-128.129-130Segunda lectura: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,28-30):Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,44-52):En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»Ellos le contestaron: «Sí.»Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»Palabra del Señor
Del domingo pasado a éste hemos tenido una semana en la que nos hemos sentido más temerosos porque según los datos parece que nos haya cercado más la muerte a nosotros y a los otros; con serias dudas que colapse el sector de las UCI y no tengamos el recurso humano suficiente, los profesionales de la salud para atendernos. Hechos como el de la explosión del carro tanque de gasolina cuando estaba siendo saqueado o el del propietario de un carro asaltado para robarle todo el pescado; además de no tener ninguna justificación, carecían todos de “una renta básica” de subsistencia.Lea también: Una nueva visión de futuroA la gravedad de la situación podemos agregarle que la cuarentena en casa es una excelente experiencia de cuidarnos entre nosotros y los más cercanos para ser más egoístas, porque lo que les está ocurriendo a los demás lo vemos por televisión; a casi todos nos conmueven las malas noticias pero, no alcanzan a cambiarnos el corazón de piedra por un corazón solidarioCon la Palabra en la liturgia de este domingo, el Resucitado quiere proponernos a la multitud tres parábolas para comprender qué es y qué interés tiene para todos el Reino de Dios. Este nombre hacia parte del lenguaje de Jesús desde su uso en la primera Alianza, A.T, como un modo de ser de Dios al interior de las personas intentando impregnarlas. Quien sienta que Dios actúa en su interior progresivamente está teniendo la experiencia del Reino de Dios. Pues bien, el reino de Dios es como una buena semilla sembrada en un campo durante el día, cuando todos se durmieron el enemigo sembró mala yerba en medio del trigo y se fue. En la biblia ese Mal, enemigo se llama diablo (dia-bolos), porque es el que separa, el que divide. El mal es diabólico no porque provenga de una fuente externa al hombre sino, porque lo encuentra indefenso, impotente, degrada tanto al hombre que de responsable lo hace irresponsable, echándole la culpa al otro, por culpa tuya o de los tuyos… nunca por culpa mía o de los nuestros. La cizaña y el trigo están mezclados en nuestro interior. Es en la libertad humana donde florece la cizaña, amenaza a la buena semilla, razón para que Jesús nos pida que la cizaña no se arranque en cuanto empieza a brotar trigo, porque Dios tiene la paciencia de esperar que el trigo nazca; sólo al final se sabrá quién es quién; entre tanto demos testimonio por nuestra manera de vivir que en nuestro interior hay más trigo que cizaña, procurando ser más humanos y solidarios. Esta lucha interior la vivió primero Pablo que la comunidad cristiana: “Lo que realizo no lo entiendo, porque no hago lo que quiero (trigo), sino que hago lo que detesto (cizaña). Ahora bien, no soy yo quien hace eso, sino el pecado (dia-bolos) que habita en mí. El deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. No hago el bien que quiero, sino que practico el mal que no quiero. Pero si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo ejecuta, sino el pecado que habita en mí.” (Ro 7,15-20)El pasado domingo la tierra, nuestro interior o corazón podía dar respuestas diferentes a la palabra sembrada; hoy el Reino de Dios sea como sea crece incluso donde el maligno haya sembrado una malévola semilla. Los oyentes de Jesús estaban acostumbrados a comparar el reino de Dios como reino de los cielos, con los cedros del Líbano que se elevan hasta el cielo pero, jamás de imaginar que el reino fuera como una semilla pequeña, uno o dos centímetros solo con un gramo de peso que se convirtiera en un arbusto en cuyas ramas descansaran los pájaros. ¡Hasta dónde llega el reino de Dios en nuestro interior casa de descanso! (evangelio).Algunos biblistas consideran que la explicación del Reino de los cielos como una mujer que mezcló la levadura con tres medidas, artesas, de harina, y con solo eso fermentó la casa (evangelio), como la parábola Reina. Jesús es el primero que experimenta a Dios creciendo en su interior hasta saturarlo como Reino de Dios en Él. Dios por el Bautismo en el Espíritu satura al ser humano; luchando desde nuestro interior, para que nos abramos y seamos semejantes a Jesús en el servicio solidario a los demás. Ésta fue la experiencia fundamental de la fe antes de cualquier otro escrito.Le puede interesar: Nos tocaron el sentido de la vidaLa experiencia de Jesús que es la nuestra la confirma el libro de la Sabiduría: “Teniendo dominio sobre todos, puedes tener de todos compasión, obrando así enseñaste a tu pueblo que el justo, creyente, puede ser humano con los otros; y colmaste a tus hijos de esperanza, (trigo) pues, cuando han pecado, (cizaña), les das oportunidad de conversión” (trigo, reino de los cielos). (primera lectura). El correr de la vida es sembrar, crecer y cosechar, no hora por hora, sino ahora en pandemia, intentando dejar de ser como hemos sido masa; sino para el resto de vida ser levadura por experiencia de lo ocurrido pero, ya corregido. Hermanos: El Espíritu santo viene en ayuda de nuestra debilidad, gime en nosotros aún sin palabras intercede en favor de los fieles para que estén de acuerdo con lo que Él desea para nuestro bien” (Segunda lectura)Lecturas del Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo ADomingo, 19 de julio de 2020Primera lectura, Lectura del libro de la Sabiduría (12,13.16-19)Salmo. Sal 85,5-6.9-10.15-16aSegunda lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,26-27)Evangelio. Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,24-43):En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: 'Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?' Él les dijo: 'Un enemigo lo ha hecho.' Los criados le preguntaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?' Pero él les respondió: 'No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.'»Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.»Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo.»Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los corruptos y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. El que tenga oídos, que oiga.»Palabra del Señor
Del coronavirus y la pandemia cada uno sabe lo que pasa, bien sea por lecturas, comentarios en los medios o las redes sociales, o por haber sufrido el flagelo en carne propia con familiares o amigos. Hay otra dimensión de la que no es culpable la pandemia sino, responsables nosotros por no haber obrado correcta y oportunamente; el descuido con la naturaleza, el sistema inequitativo de la economía. Así en la pospandemia habrá un resultado no imprevisto, que los pudientes podrán tener más poder por el dinero, la clase media no podrá aguantar más y los pobres no tendrán nada más que hacer sin empleo y sin estudio.Lea también: Nos tocaron el sentido de la vidaPablo tiene una visión del futuro distinta. “Hermanos, yo considero que los sufrimientos del tiempo presente, (coronavirus, pandemia, crisis social y demás secuelas), no pueden compararse con la gloria futura (no es exclusivamente el cielo futuro porque el cielo comienza aquí), y está a punto de revelarse en nosotros. Toda la creación, la humanidad entera está esperando ansiosamente esta revelación que es propia de los hijos de Dios. (De ahí nuestra responsabilidad) Sabemos que la creación entera hasta el presente gime y sufre dolores de parto; esperando que el Padre nos conceda la perfecta adopción y la redención incluso corporal” (Segunda lectura)¿Qué podemos hacer para que ocurra ese futuro que nos anuncia Pablo, y del pasado sólo nos queden cicatrices como le ocurrió a Jesús en la resurrección después de pasar por la cruz?El evangelio nos insinúa tener en cuenta que el futuro inmediato está de acuerdo con lo que dejemos sembrar o los obstáculos que pongamos, a la acción del Espíritu en nuestro interior. El futuro que todos queremos puede ser el resultado de una siembra interior que podemos empezar desde ahora: “Una vez, el Resucitado, el sembrador… (los evangelios están escritos años después de la resurrección de Jesús) 1- …salió a sembrar, una parte de la semilla (la Palabra) cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron”. Cuando se escucha la palabra y no se entiende es porque el mal que hay en nosotros se lleva todo lo que ha sido sembrado en la mente, es decir que todas las ideas que nos deja la escucha en la mente no tienen la posibilidad de realizarse luego. Primero está el pensamiento luego viene la acción. 2- “Otra parte puede haber caído en un terreno pedregoso donde no tenía tierra suficiente y poco profunda las plantas salieron demasiado pronto, no tenían raíces, entonces el sol las quemó y se secaron. El terreno pedregoso es el que escucha esa palabra y la acepta enseguida con alegría, pero no tiene raíces por inconstantes, apenas llegan las dificultades o persecución a causa de la palabra, sucumbe”. 3- “El terreno lleno de zarzas es quien escucha esa palabra, pero, las preocupaciones de esta vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra, y se queda estéril. Otra parte cayó en tierra buena, fértil y fue dando fruto, de ciento, del sesenta o del treinta por uno; es el que escucha la palabra y la entiende, produciéndolo ciento, sesenta o el treinta por uno”.Pablo diría que esa siembra de la Palabra produce “la fe, la esperanza y el amor, teniendo en cuenta que de estas tres la más grande es el amor en términos de solidaridad” (1 Cor 13, 13).Podríamos hacer una lista personal o de comunidad con los obstáculos interiores que se lleva todo lo sembrado de solidaridad así sean pocas raíces, que impiden en nuestro interior para que la solidaridad no tenga raíces, porque se pierden las pequeñas alegrías de acciones solidarias. ¡Cuáles pueden ser las preocupaciones de la vida, la seducción de las riquezas y la vida fácil que ahogan la solidaridad!Le puede interesar: Seguridades externas y estabilidad internaIsaías nos comparte desde su experiencia del sufrimiento lo que ocurrió cuando llegó la palabra a cambiar su interior que coincide con lo que ocurrirá en nuestro interior que es confiable y está a nuestro alcance: “Esto dice el Señor: Como bajan del cielo la lluvia y la nieve, y no vuelven a subir allá sin empapar la tierra (nuestro interior) sin fecundarla y hacerla germinar, sin producir semilla para sembrar y pan para comer; así también la palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino que realiza lo que quiero y lleva a buen término mi encargo.(primera lectura)”.Lecturas del domingo 15º del tiempo ordinario - ciclo a, 12 de julio de 2020Primera lectura. Lectura del libro de Isaías (55,10-11)Salmo: Sal 64,10.11.12-13.14Segunda lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-23)Evangelio. Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-23):Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»Palabra del Señor
Lo que nos está pasando tan grave y doloroso no puede ser solo objeto de programas de entretenimiento, serenatas virtuales, gimnasia en casa, juegos de mesa, vacaciones de meses con provisiones para un año, con despido de trabajadores incluido, porque en la finca tenemos quien nos sirva, tampoco haciendo todo para lo que antes no tuvimos tiempo, dormir más, comer mejor a domicilio, leer y organizar la biblioteca, escribir, ver películas, oír la música que nos ha encantado siempre, lo que se sintetiza en cuidarnos a nosotros mismos. Una dama ante el riesgo de morir y no tener más tiempo para la belleza y el juego decía parodiando a Saramago, que sus cenizas las esparcieran en el centro comercial que sus amigas conocían como el punto y los momentos más felices de su vida. Parece ser que sus amigas no pudieron darle gusto por culpa del implacable virus que arrasó con ellas. Otros estratos siguen festejando con reuniones sociales o familiares, haciendo entierros con champeta porque hace parte de su cultura; y es primero la cultura que cualquier virus se le atraviese. El resto que son la mayoría sufriendo porque cuando salgan de la cuarentena no encontrarán empleo, estarán más endeudados y sin plata para la comida y las matriculas. ¡Que decir de los que estaban en empleos informales!Le puede interesar: Seguridades externas y estabilidad internaPor qué no permitirnos un acercamiento más humano a una promesa que Dios nos ha hecho en la Resurrección de Jesús, para afrontar una pandemia que nos desbordó a todos y nos sigue dejando perplejos, promesa que Pablo nos relata con responsabilidad y experiencia de ser hijo de Dios: “Hermanos. Ustedes ya no están esclavizados a un virus (instinto), sino bajo la acción del Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita en ustedes por el bautismo (para luchar contra el mal), si alguno no lo tiene, es que todavía no es cristiano. Pero si en ustedes está el Espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos, el mismo que resucitó a Cristo, dará vida incluso a nuestro cuerpo” (personal y social) marcado por los signos de la muerte, desempleo, pobreza, perdida en todos los campos de lo adquirido anteriormente luchando. La misma muerte llamada pandemia se encontrará con el Resucitado que sigue teniendo la victoria sobre nuestra muerte. “Así pues, hermanos, ya no somos esclavos del virus y su pandemia (instinto), para vivir sometidos a él; porque de lo contrario tendrán que morir. Pero si, animados por el Espíritu renunciamos al mal y sus signos, tendrán vida. (segunda lectura. Rm 8,9.11-13).Para confirmar nuestra esperanza el texto de Zacarías se refiere a la figura de Alejandro Magno conquistador de Tiro (Zc9,4) quien no podría ser el modelo que prefigurara el Mesías, o un opresor como ocurrió con Salomón en la segunda etapa de su vida quien traicionó su nombre de paz. En el caso nuestro el mesías es la economía, el capital y el dinero; con los riesgos de que el rescate se convierta en ganancia. Para Zacarías, lo mismo que para nosotros, la presencia del Señor en medio de su pueblo y su voluntad liberadora se hará en términos totalmente nuevos. “¡Alégrate, ciudad de Sion, grita de júbilo Jerusalén, mira a tu rey que viene a ti defendido por Dios y victorioso! (primera lectura) El Mesías esperado será manso y humilde de corazón, cabeza de un pueblo de pobres. Es un estilo diferente a Alejandro Magno y Salomón porque encarnará a David el rey que unificó las tribus de Israel.Lea también: Cómo somos de frágilesParticularmente hoy para nosotros y puntualmente en todo el universo, el sufrimiento por el coronavirus y su pandemia está comprometiendo el sentido de toda la existencia humana. Según cada uno de nosotros este enraizado se puede dar sentido al sufrimiento que cuando es mundial, rompe las barreras de todo orden y tiempo irrespetando todas las instancias económico - políticas. El sufrimiento que hoy tenemos es transversal a nuestra vida personal, familiar y social Es tan grande el poder de este mal que arremete de tal forma al sentido de la vida que nos oscurece el bien; así el mal solo exista sino en relación al bien. Para que la opción sea correcta y en paz, Jesús nos invita a que todos seamos pobres: “Vengan a mi todos los que están rendidos agobiados, que yo os aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo (carga débil) (La nuestra está siendo muy pesada), y aprendan de mí que soy manso humilde de corazón” Esto significa que podemos acercanos a la cruz para decirle: Jesús toma mi carga, la de los míos y la de los demás. “Y así encontrarán alivio (paz). porque mi yugo es llevadero y mi carga liviana” (evangelio).El evangelio nos invita a darle gracias a Dios por los pobres; porque desde ellos podemos entender estas cosas del evangelio ¡Quien más sabe de sufrimientos que un pobre! “Las revelaste a los pequeños porque así tuviste a bien disponerlo”. Es posible ser pobre aprendiendo de los valores de los pobres. En lo que falta por venir, que es aún mas grave, hagamos ineludible esta relación con los pobres. Jung decía que muchos de los pacientes que se acercaban a él estaban llenos de orgullo, es decir, ausencia de actitud de pobre; y sólo se curaban cuando adquirían una actitud de respeto con respecto a realidades mayores que ellos. Esto es un planteamiento de humildad. Más del 75% del cuerpo humano está hecho de agua, pero más del 75% del espíritu esa lleno de orgullo.Lecturas del domingo 14º del tiempo ordinario - ciclo a, 5 de julio de 2020Primera Lectura. Lectura de la profecía de Zacarías (9,9-10)Salmo. Sal 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14Segunda lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,9.11-13)Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».Palabra del Señor
A medida no que pasa sino que sigue la pandemia en que nos tiene el virus, van cayendo todas las seguridades externas a las que habíamos confiado nuestra vida, la economía, el empleo, el estudio, el tortuoso camino de salir de la pobreza, los ahorros, y los pobres el miedo de caer en la miseria; y a otros, así sean pocos, la codicia de conseguir más dinero para vivir de las ganancias, ojalá no tuviéramos que mencionar a los que mata la avaricia del dinero a cualquier precio. Lo poco que tengamos de estabilidad interna puede también entrar en crisis, lo que sería lo peor que nos pudiera ocurrir. Apenas ahora estamos cayendo en cuenta que el descuido de nuestra vida interior, es el descuido de la vida de los demás, sobre todo de los pobres. Si la estabilidad externa va desapareciendo porque nos la arrebató un virus y sepultó una pandemia; es para que la gente razonable y creyente se oriente como camino de salida hacia la estabilidad interna, la espiritualidad de los valores humanos, la sensatez del dinero como medio y la solidaridad menos de familia o amistad, que se supone, sino la solidaridad con los más vulnerables quienes no han tenido o han perdido la posibilidad de un empleo para producir, o de estudiar que es la manera más digna de salir de la pobreza. La Palabra de Dios, en la liturgia de hoy nos acerca a varias formas de solidaridad, para abrir nuestro corazón y nuestra razón a querer e imaginar muchas otras.Lea también: Dios de paz, amor y comuniónEn una de las tantas pasadas por Suman el profeta Eliseo fue invitado a cenar con una familia quien le ofreció además una cuarto para hospedarse cuando estuviera de paso por la ciudad. Eliseo le preguntó a su secretario Güeñas, ¿que pudiéramos hacer por esta familia por su amable acogida y solidaridad? No sé, respondió el acompañante porque la pareja ya es muy anciana y no necesita de muchas cosas. “Al otro día para despedirse Eliseo le dijo a la señora: El año entrante por esta época tendrás un hijo en tus brazos” (primera lectura). La solidaridad de una familia fue respondida con el don de la vida. ¡Siempre Dios responde a la solidaridad con algo que mejore la vida de la familia y la sociedad! No será que el lugar de donde parte la solidaridad es la familia y si no es la familia la primera escuela de solidaridad el resultado es una sociedad egoísta. ¡Las nuestras eran solidarias ¿qué pasó? ¿Tendrá esto algo que ver con las seguridades externas que se nos están desmoronando y la estabilidad interna que necesitamos reconstruir a partir de la solidaridad?!El valor de la hospitalidad se acabó en manos de quienes buscando la intimidad quedaron al borde de una soledad muy costosa, con el valor agregado del pago del hotel para el huésped “porque allí estará mejor atendido…” los pobres no juegan con tantos malabares de egoísmo, sino que dicen: “sígase que esta es su casa”, y lo llevan hasta la cocina.Jesús en el evangelio aparece como una buena noticia para los pobres; y mala noticia para quienes su vida esta dominada orientada por el dinero, raíz del egoísmo. Jesús nunca se interesó por los pobres sino por los valores que tenían; porque con esos valores era posible destruir el mal del poder que da la codicia insensata que engendra el dinero.La hospitalidad para Jesús era con el fin empezar a reconstruir desde el interior de las personas e instituciones, la vida huma destruida por las seguridades externas, hoy en crisis. La parábola de Jesús al final del evangelio es una síntesis perfecta: “el que dé de beber, aunque sea solo un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños (se refiere a los pobres) por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa” (evangelio).Le puede interesar: Corpus Christi, fiesta de la solidaridadPablo a todo lo anterior, primera lectura y evangelio lo llama “Nueva vida” para distinguirlas de las seguridades externas que se nos están acabando y hasta arruinando. Cuando en la carta a los romanos Pablo está hablando de una “nueva vida” se está refiriendo a su experiencia de Damasco donde y cuando él se sintió renovado por la acción transformadora del Resucitado, Espíritu Santo. “Por medio del bautismo, también nosotros, hemos sido sepultados con Él en su muerte. (El crucificado fue Jesús no Pablo, ni nosotros porque nuestra crucifixión es interior; por ejemplo al morir al egoísmo se renace a la solidaridad, como signo de la resurrección de Jesús) “Así también nosotros llevemos una vida nueva”, la solidaridad. “Despójense de su vida anterior, el hombre viejo, lleno de seguridades externas, conviértanse al hombre nuevo, creado por el Espíritu en el bautismo para ser más disponibles al servicio solidario a los hermanos, con preferencia del sentimiento de Jesús, los pobres. No hay prueba de amor más grande que ser solidario.Lecturas del domingo 13º del tiempo ordinario - ciclo a28 de junio de 2020Primera lectura. Lectura del segundo libro de los Reyes (4,8-11.14-16a)Salmo. Sal 88,2-3.16-17.18-19Segunda lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6,3-4.8-11)Evangelio. Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,37-42)En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro».Palabra del Señor
Cuando estábamos en la calle decíamos que la inseguridad se sentía por todas partes y procurábamos asegurar las viviendas, los sitios de trabajo y esparcimiento, cada uno contaba su historia, la de un familiar o amigo, y si a él no le había pasado nada, la imaginación lo llevaba a hacer otro relato peculiar. Nos ponen en cuarentena y le tenemos miedo al encierro así sea en familia, no sabemos qué hacer con el tiempo que pedíamos antes. Cuando empecemos a salir ya estaremos con miedo de si iremos a encontrar empleo, las ventas no serán lo mismo, tenemos que pedir un crédito al mismo banco con el que teníamos una deuda anterior; y Dios perdona, pero la Banca no, basta saber que el capital y el dinero tienen un “hijo calavera” que se llama “paga diario”. El miedo es el peligro verdadero o presunto que llamamos muerte. ¡Quién no ha sentido cerca la muerte en estos días por culpa de un virus impredecible y una pandemia indescifrable! Al fin de cuentas lo grave es que una persona miedosa sufre dos veces todo, antes de que ocurran las cosas y después con la realidad de lo ocurrido; pues aunque no ocurra nada se queda esperando que ocurrirá.Lea también: Pablo, un laico espiritualAntes de salir la vacuna nos presentan un antibiótico llamado “resiliencia” que potencia la felicidad, es resistente frente a la adversidad, da capacidad de reconstruirse “saliendo” o la resiliencia como dice la ingeniería de un material que recibe un impacto y se rehace a su forma original. Los miles de trabajadores informales que se han quedado sin empleo, los que saldrán después de la cuarentena a buscarlo sin lograrlo, sumados a los que han perdido sus negocios o ven que el futuro de su familia se estanca, o no pueden iniciar o seguir sus estudios por el alto costo de las matrículas; no aceptarían entrar a la escuela de la resiliencia por su poca confiabilidad, además que el esfuerzo lo tendrán que hacer los mismos y ahora con menos posibilidades de salir adelante.San Pablo nos enseña un buen método para superar los miedos: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada (pandemia)? Pero en todo esto salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó” (Rm 8,35-37). Si nos amó como la atestigua nuestra vida, no podemos perder la esperanza. “Si Dios está con nosotros ¿Quién contra nosotros?” (8,31). “Por obra de ese hombre único, Jesucristo, la gracia y la generosidad de Dios se ha desbordado sobre todos nosotros” (primera lectura) ¿Si el más fuerte es el que los protege, quien podrá hacerles daño?A Jeremías, el profeta más parecido a Jesús el miedo lo llevo a pensar que Dios lo había engañado por dejarlo solo en la misión de predicar la palabra, ante tantos enemigos. Cuando actuó Dios en favor de los pobres; Jeremías cambió de concepto sobre Él. “Canten al Señor, alaben al Señor, que libró al pobre del poder del mal”. El creyente no puede superar el sufrimiento de los pobres con sus propias fuerzas. La experiencia de la fe en Jesús en medio del sufrimiento termina en una alabanza porque el Justo siempre será rescatado por Dios de la mano de sus enemigos. Si la fe no es fuerte nos destruye el miedo.Le puede interesar: Dios de paz, amor y comuniónMateo tenía muy presente la situación de los cristianos de Siria que vivían en el seno del judaísmo excluyente y amenazante en lo laboral por su nueva religión; de ahí la importancia de mantenerse fuertes en la fe. Su peor mal pudo haber sido algo que no ocurrió, perder la fe en Jesús. A estos temores Jesús contrapone la fe que brota del saber que existe una fuerza en la Palabra que termina dando fruto: “No tengan miedo a los perseguidores, no tengan miedo a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma (evangelio). El vínculo entre Jesús y los discípulos va más allá de caminar físicamente con él, a estar en su interior actuando en ellos por la acción del espíritu Santo; sentirse transformados interiormente, estar en paz y reunirse para volver como comunidad a Jerusalén; era apenas la verificación del “no temas” que hacía eco en su interior “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre. No tengan miedo porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del cielo. El Padre es quien tiene en sus manos nuestra vida y muerte; controlando hasta el cabello de nuestras cabezas” (evangelio); es decir desde lo más mínimo de nuestra vida. El Dios poderoso es vuestro padre que se preocupa hasta de los gorriones (la carne de ave más barata, el asado de los pobres). El “as” romano; por dos ases se podía comprar una ración diaria de pan. El paso de los gorriones al hombre es medio humorístico porque para sopesar el valor de un ser humano se necesitan muchos gorriones (evangelio). No es tanto el miedo cuanto el ansia, lo que Jesús condena “Así que no os preocupéis por el mañana; el mañana se preocupa de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio afán” (Mt 6,34).Lecturas del domingo 12º del tiempo ordinario - ciclo aDomingo, 21 de junio de 2020Primera lectura. Lectura del libro de Jeremías (20,10-13):Dijo Jeremías: «Oía el cuchicheo de la gente: 'Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo'. Mis amigos acechaban mi traspié'. A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él'. Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos.»Palabra de DiosSalmo. Sal 68,8-10.14.17.33-35R/. Que me escuche tu gran bondad, SeñorPor ti he aguantado afrentas,la vergüenza cubrió mi rostro.Soy un extraño para mis hermanos,un extranjero para los hijos de mi madre;porque me devora el celo de tu templo,y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.Pero mi oración se dirige a ti,Dios mío, el día de tu favor;que me escuche tu gran bondad,que tu fidelidad me ayude.Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R/.Miradlo, los humildes, y alegraos,buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.Que el Señor escucha a sus pobres,no desprecia a sus cautivos.Alábenlo el cielo y la tierra,las aguas y cuanto bulle en ellas. R/.Segunda lectura. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,12-15):Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir, Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud.Palabra de DiosEvangelio. Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,26-33):En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo».Palabra del Señor
Todas las realidades de hoy así sean urbanas o de campo, públicas, privadas o sociales seguirán invadidas de recuerdos y cicatrices sin sanar a cuenta del coronavirus y su secuela la pandemia. Cuando nos hablan del confinamiento y el protocolo para cuidarnos nos referenciamos a nosotros mismos, familiares cercanos y amigos más queridos. El miedo del contagio nos ha hecho más egoístas. Decíamos antes que no teníamos tiempo y ahora no sabemos qué hacer con él. Todavía no alcanzamos a creer que la pandemia es más social que económica no a la inversa, las harturas materiales nos han llevado a hondas carencias con los pobres, la ambición por el dinero ha acumulado más cosas que valores para dejar sin sentido nuestra vida. El capital y el dinero nunca se han reconciliado por inhumanos con los pobres.Lea también: La ascensión es bajandoQuién iba a creer que Pablo aprovechando una tradición, la eucaristía, iba a proponer una oferta de reconciliación a un problema social de la comunidad de Corinto; los pudientes llegaban temprano al ágape para comer, beber y emborracharse sin tener en cuenta que los pobres llegarían más tarde por horarios laborales, sin encontrar algo de comer. Enfaticemos la gravedad que Pablo le da a esta falta de solidaridad entre hermanos en la fe: “El cáliz de nuestra acción de gracias, ¿no nos une a todos en la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no nos une a todos en cuerpo de Cristo? ¡claro que sí! Pues el pan es uno solo; y nosotros, por muchos que seamos, somos un cuerpo único. Eso es lo que significa el comer todos juntos de un mismo pan”. (primera lectura) La eucaristía salvó la división de la comunidad dejando un memorial para el futuro: Lo interesante de la eucaristía en relación con todas nuestras inequidades sociales no es la obligatoriedad de la Misa sino su carácter solidario para sanar de raíz los abismos que hay entre dinero y los pobres. (Segunda lectura). Con razón el libro Deuteronomio levantó su voz para recodarle a Israel que no se podía vivir en plenitud si volvía la espalda a Yahvé olvidando que había conocido a Dios como padre de todos comiendo de la mano de Dios en el desierto. (Primera lectura)La liturgia nos presenta otro memorial bíblico, “Bendito seas Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos, él será para nosotros pan de vida” En el pan y el vino se dan cita todo el universo; sol, lluvia, viento, luz y calor, trabajadores que han sembrado, cosechado, amasado y molido, es decir mueren antes de convertirse en don. Aquí se incluyen la injusticia de quienes los transportan y van incrementando sin consideración el producto, de quienes lo venden siendo inequitativos con el productor, que generalmente son los campesinos. Sobre todo este proceso, dice Jesús: “Este es mi cuerpo, esta es mi sangre”. Así es como la eucaristía de hoy, como la del Siglo I de Pablo, asume los conflictos no ya de Corinto sino los nuestros desvelados por el coronavirus y su secuela la pandemia. “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes, y yo lo resucitaré en el último día. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Este pan no es como el que comieron sus padres y murieron, el que coma este pan vivirá eternamente. (evangelio).Le puede interesar: Pentecostés: Pablo un laico espiritualCompartir a Cristo es igual de importante que la presencia real en la eucaristía. Se vive biológicamente de comer y beber; se vive humanamente de comer y beber en comunidad; se vive cristianamente de comer y beber a Cristo en la eucaristía. Es impensable que podamos comer el cuerpo de Jesús y dejarlo sólo para mí, cuando el primer sentimiento de la comunión es salir de mí mismo para ir a otros y amarlos como nos ama Jesús en la eucaristía a cada uno. Sólo ahí es cuando y como se realiza en la liturgia la fiesta del Corpus Christi. Hoy día del Señor, la fiesta del Corpus Christi es también el día de la solidaridad y amor al prójimo. Así nos agrade más la belleza de la celebración que las implicaciones del sacramento.Lecturas del santísimo cuerpo y sangre de cristo - ciclo aDomingo, 14 de junio de 2020Primera lectura. Lectura del libro del Deuteronomio (8,2-3.14b-16a):Salmo. Sal 147,12-13.14-15.19-20Segunda lectura. Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,16-17):EVANGELIOLectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»Palabra del Señor
Es posible, urgente y necesario por el coronavirus y la pandemia como letal, que nos preguntemos como creyentes ¿Qué quiere Dios de nosotros? ¿Qué nos revela en la fiesta de la Trinidad?Desde la Encarnación Dios siempre habla por medio de personas, en la fiesta de la Trinidad nos habla por Pablo el primer apóstol que tuvo la experiencia de la Trinidad. Por medio de él también nosotros podemos repetir esta experiencia que se hace fiesta en el memorial de la eucaristía. Así nos lo relata Pablo teniendo en cuenta el sufrimiento de la pandemia: “Hermanos, estén alegres, vuelvan al orden, tengan ánimo, vivan en armonía y paz, el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos ustedes” (segunda lectura). Contamos entonces con el don de Jesucristo en la Palabra y los Sacramentos, por medio de la Iglesia, y en los dones que Dios nos da por medio de los demás como Padre y madre, Quien con todos esos dones nos mantiene unidos y en comunión es el Espíritu Santo; donde fuera por nosotros no habría orden, ánimo, armonía y paz porque lo nuestro es el egoísmo.Lea también: ¿Para qué el consuelo?El evangelio de Juan, uno de los mejores conocedores de Pablo (año 50), escrito cuarenta años después (año 90), verifica todo lo anterior con Nicodemo que somos nosotros los que celebramos la fiesta de la Trinidad: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único Hijo para que tenga vida eterna y nadie perezca, sino que se salve por medio de Él” (evangelio).Moisés cuando subió al Sinaí con las tablas de la ley en la que una tenía los deberes para con Dios y en la otra la responsabilidad con los hermanos, ambas tablas unidas como una sola, por lo que se llamó Alianza, hizo una oración en gratitud y petición a Yahvé, que nosotros la asumimos por el don de la Trinidad: “El Señor pasó ante él proclamando: el Señor, el Señor, el Dios compasivo y clemente, paciente, rico en bondad y lealtad, que conserva la misericordia hasta la milésima generación, que perdona culpas, delitos y pecados, aunque no deja impune y castiga la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos. Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: -Si gozo de tu favor, venga mi Señor con nosotros, aunque seamos un pueblo de cabeza dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como tu pueblo”. (primera lectura)La Iglesia en su liturgia ha tomado de Pablo la más bella síntesis de la Trinidad: “Salúdense los unos a los otros con el saludo de la paz, los saludan todos los fieles. La gracia de nuestro señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes” (segunda lectura). Gracia, amor y comunión es lo que hace del interior de un creyente templo permanente de la Trinidad; es una propuesta digna de acoger, que amplía en la carta a los Efesios: “los exhorto a proceder como pide su vocación: Uno es el cuerpo, uno el Espíritu, como es una la esperanza a la que han sido llamados, uno el Señor, una la fe, uno el bautismo, uno el Dios Padre de todos, que está sobre todo, entre todos y en todos” (Ef. 1,4-6). La Trinidad se ha comprometido con nuestra paz: “Vivan en paz, salúdense en paz, para que el Dios del amor y de la paz esté con ustedes” (segunda lectura). San Agustín recomendaba: “Siempre que las oraciones o la liturgia hayan terminado démonos un beso de paz los unos con los otros”.Moisés dialoga con DiosLa Primera lectura nos cuenta que en una madrugada del monte Sinaí; Moisés llevaba las tablas de la ley cuando Yahvé se hizo presente diciendo: “Yo soy el señor, el Señor Dios, compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel”; Moisés se postró en tierra y lo adoró con una plegaria que se nos hace familiar a lo que encontramos en Pablo: “Si de veras he hallado gracia a tus ojos, dígnate venir ahora con nosotros, aunque este pueblo sea de cabeza dura; perdona nuestras iniquidades y pecados, y tómanos como cosa tuya” (primera lectura).Moisés es el hombre que permite a Dios estar presente en nuestra vida y la de su pueblo, es el hombre que siempre desea escuchar más de Dios para conocerlo: “déjame ver tu gloria…” es decir, déjame contemplar los signos del amor que me has tenido. Dios le responde como un Dios de amor “...haré pasar ante tu vista mi bondad”.Lea también: La ascensión es bajandoMoisés no vino de lo altoMoisés no vino de lo alto por lo que la ley no nos permite nacer de nuevo; el nuevo nacimiento es gracias a Dios Padre que en Jesucristo nos da el Espíritu Santo para permitirnos hacernos hijos de Dios por el bautismo “tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo único, para todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna” (evangelio). Eterna significa la posibilidad más real que tiene el hombre de llegar a su plenitud personal llevando a plenitud todas sus posibilidades. Lo contrario es la destrucción por equivocación de la existencia. Para salvar al hombre de ese riesgo, Dios pierde a su Hijo. Así se comprende que Dios no entra en la historia humana para juzgar o para formular sentencias condenatorias pues su interés no es la muerte del pecador sino una vida nueva. Todo depende de la actitud del hombre frente a esta oferta hecha por Dios: Jesucristo.Lecturas domingo de la solemnidad de la Santísima TrinidadDomingo, 7 de junio de 2020Primera lectura. Lectura del libro del Éxodo (34,4b-6.8-9)Salmo. Dn 3,52-56Segunda lectura. Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (13,11-13)EvangelioLectura del santo evangelio según san Juan (3,16-18):Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.Palabra del Señor