Durante estos meses de cuarentena el Museo Maja continuó con su trabajo. Difícilmente, como para todos, nos adaptamos a la situación de cierre y confinamiento, sin embargo, en medio de la crisis, encontramos nuevas formas de comunicación y en este aprendizaje abrimos nuestras salas a espacios virtuales. El sábado 11 de julio el Museo abre sus puertas a la comunidad de Jericó con cuatro exposiciones presenciales siguiendo todos los protocolos de bio-seguridad. Las mismas exposiciones estarán abiertas para el público en general con videos en redes sociales y en nuestra página web, www.museomaja.com, a partir de la semana siguiente.Abrimos nuestras puertas, físicas y virtuales, con tres exposiciones muestra del patrimonio artístico del Museo. Una cuarta exposición, resultado de la convocatoria para artistas jericoanos que el Museo lanzó en el mes de mayo hace parte del programa:Lea también: Voces y carteras, cerámicas de Lilly LernerArte, realidad e identidad. Donaciones de artistas y empresas: Con esta exposición, el Museo Maja se propone acercar a la comunidad algunas de las obras de arte que conserva en su patrimonio. En su mayoría donaciones de artistas y empresas privadas como Sura y Bancolombia e igualmente obras en préstamo de la colección del Museo de Arte Religioso de Jericó. En esta exposición presentamos obras de Luis Fernando Peláez, Luis Caballero, Aníbal Gil, Humberto Chávez, Armando Villegas, Diego Figueroa entre otros artistas que hacen parte del patrimonio del Museo.Retratos & Esculturas. Donación del artista Gustavo Jaramillo: En varias ocasiones Gustavo Jaramillo ha expuesto su trabajo en el Museo Maja. Según sus palabras ha realizado setenta y dos retratos en su vida de artista. El Museo Maja presenta en esta exposición cuarenta y cuatro retratos y ocho esculturas. Entre los retratos hay pintores como Alexander Calder, Amadeo Modigliani o Jackson Pollock; filósofos como Hannah Arendt o Walter Benjamin; escritores como Federico García Lorca, Pablo Neruda, Octavio Paz, Ernesto Sábato; y académicos de la talla de Héctor Abad Gómez, María Teresa Uribe, Carlos Gaviria.Maestros del Arte Popular Colombiano. Donación patrimonial del Grupo Suramericana. Es una exposición que propone la posibilidad de descubrir el trabajo y la imaginación de artistas populares que han dedicado décadas a oficios que los identifican y hacen parte integral de sus días. La mayor parte de los hombres y mujeres presentes en esta exposición representan con la sencillez que viene del conocimiento profundo de su entorno, una imaginería original, propia, que identifica pueblos y regiones, y expresa el sentimiento de vidas enteras dedicadas a observar la naturaleza, los colores y las formas que nos rodean.Talento y creatividad jericoana. La imaginación, el talento, las habilidades manuales, no se detienen cuando la creatividad y el ingenio desbordan. Por esta razón el Museo Maja, con la sugerencia y apoyo de reconocidos artistas jericoanos, lanzó a mediados del mes de mayo una convocatoria que invitaba a los habitantes del Municipio a enviar, para una exposición colectiva, trabajos artísticos o manuales realizados durante los dos primeros meses de la cuarentena. Estos trabajos deberían estar realizados en las siguientes técnicas: pintura, dibujo, grabado, escultura, técnica mixta, fotografía, audiovisuales en formato de video, talla en madera o piedra y manualidades. La respuesta fue múltiple.Le puede interesar: Conversaciones con el retratoDe esta manera el Museo Maja de Jericó reabre sus puertas físicas y virtuales a todos los públicos. Bienvenidos.* Curador
El Día Internacional de los Museos, que se celebra cada 18 de mayo desde hace 43 años, se conmemora en este 2020 con recorridos virtuales, visitas guiadas a través de Facebook e Instagram o incluso con subastas de obras por Zoom o Meet. De esta forma, el mundo de la cultura ha sabido suplir su propio sostenimiento en tiempos de la contingencia por la pandemia de la covid-19, que obligó a los gobiernos a ordenar el cierre de sus puertas a los visitantes.La realidad es que la virtualidad será una constante por ahora para los museos, hasta que regrese la normalidad y los gobiernos autoricen y vuelvan a abrir sus puertas.Cabe destacar que, en Colombia los museos en su mayoría dependen de la partida presupuestal anual del Estado y la otra parte, de gran consideración, de ingresos de la boletería.Por tanto, es valioso destacar ese ánimo de sobrevivencia desde la virtualidad de los museos, ellos no se han quedado quietos y mediante las redes ha realizado, constantemente, acciones para mantenerse activos y presentes para la gente.“Hoy, en el Día Internacional de los Museos, queremos conmemorar esta fecha retomando los principios que le dieron sustento y son la base de nuestro rostro en la actualidad. Para hacer historia, en 1977, en Moscú se dio cita la Asamblea del Consejo Internacional de Museos (Icom), un 18 de mayo, y en ella se decidió ampliar su escenario para recibir a instituciones museales de todos los continentes bajo el lema ‘Todos somos responsables del patrimonio universal’. Por ello, cada año nos unimos en torno a un tema y actuamos bajo una sola voz ante la opinión pública”, es una cita consignada en una carta abierta a la sociedad que enviaron varios museos del país la semana pasada.Entre ellos, el Museo de Antioquia, el Museo Pedro Nel Gómez-Museo de Ciudad-Casa Gardeliana, el Mamm, el Museo Universitario Universidad de Antioquia, el Parque Explora y el Museo de Arte Moderno de Medellín. Además de los Museos de Arte del Banco de la República, el Museo de Arte y Claustro de San Agustín de la Universidad Nacional de Colombia; el Museo de Arte Contemporáneo, el Mambo - Museo de Arte Moderno de Bogotá, el Museo Nacional de Colombia, el Museo del Oro y Museo de Bogotá. Igualmente, el Museo de Arte Moderno de Barranquilla, el Museo de Arte Moderno de Cartagena, el Museo de Arte de Pereira, el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino, el Museo Casa de la Independencia, el Museo Colonial, el Museo La Tertulia, el Museo Quinta de Bolívar, el Museo Rayo, el Museo del Río Magdalena, el Museo Santa Clara y el Museo Zenú de Arte Contemporáneo de Montería.Como los mismos firmantes reconocen en la carta, “en la actualidad, y 43 años después, asistimos a una situación completamente diferente”, a razón de que afirmaron: “Por lo que aprovechamos esta fecha para volver a reunirnos entre nosotros y con todos los que gravitan a nuestro alrededor, con el fin de hacer énfasis en la relevancia que irradiamos aún en momentos en que la vida cambia y debe abrirse paso”.Si bien es cierto que los tiempos como los que vive la tierra por la pandemia invitan a revisar aquello que resulta fundamental para existir, los líderes de los museos de Colombia coinciden en que lo humano en el siglo XXI está en transformación. “Las formas de estar juntos, la cercanía, los retos de la supervivencia, la economía, lo espiritual, todo, todo está en proceso de cambio. Nos sentimos en medio de un día brumoso a la espera de un punto de luz y comprensión. Los museos estamos llenos de esos instantes de claridad que una generación le ha legado a la siguiente; su totalidad es lo que llamamos patrimonio, un coro de voces diversas, tiempos múltiples que iluminan el presente”, dice en esa carta.En resumen, el interés de los líderes de las casas museo de Colombia es en esta conmemoración es entregar un mensaje de unión al público mediante el apoyo y la solidaridad. “¡Larga vida a los museos! Junto con otros sectores, tenemos el enorme desafío de superar las dificultades actuales, como son el distanciamiento físico obligado, la emergencia social y económica, y la necesidad imperiosa de un Estado que nos acoja con todas nuestras capacidades y también con la fragilidad propia de nuestro quehacer. Acude a la cita diaria del arte y la cultura que tenemos para ti”, finaliza la carta.Sí. ¡Larga vida a los museos! Ellos son fundamento, raíz y semilla, que con su presencia en los territorios aportan en la construcción de un país “por la vida, por el arte, por la cultura, por la educación y por una vida en sociedad acorde con los retos del tiempo presente”.En la foto, Museo de Arte Modeno de Medellín.En el mundo, museos reabren sus puertasAdemás, las casas o instituciones dedicadas a la adquisición, conservación, estudio y exposición de objetos de valor relacionados con la ciencia y el arte o de objetos culturalmente importantes para el desarrollo de los conocimientos humanos, celebran esta fecha coincidentemente con las dinámicas del comienzo, en algunos países, de la reapertura gradual de algunos museos, especialmente en zonas de Europa.Por ejemplo, Alemania, Bélgica y Austria, países con una desescalada avanzada, son de los territorios que ya reabrieron sus museos. Entre las medidas adoptados para ellos, está tener aforos reducidos y conservar las medidas de distanciamiento social, como uso de tapabocas y separación de un metro de distancia.No obstante, según la Red de Organizaciones de Museos Europeos, estas dinámicas no garantizan que un modelo que dependa de las visitas del público se pueda recuperar en poco tiempo, “las pérdidas de aquellos que se encuentran en circuitos turísticos es de 75 a 80 por ciento de lo estimado que recibiría por boletería en el año”.Es el caso del Museo del Prado, en Madrid, que informó, a través de su página web, a finales del mes de abril que cada dos semanas durante la cuarentena perdió 1,1 millones de euros, mientras que las proyecciones del Met de Nueva York van por una pérdida total en la temporada de 100 millones de dólares.
Una galería ubicada en pleno Centro de Medellín abrió hace un mes sus puertas para darle vida a un sueño. Se trata del sitio en donde el pintor bellanita Jaime Mario Madrid Montoya, a sus 87 años, inauguró su propio espacio de exhibición de obras. Está ubicado en la calle 54, Caracas, entre Girardot y Córdoba.The J. Mario Madrid Art Studio es un lugar lleno de color y está atiborrado de cuadros en diferentes tamaños y texturas, que contienen las creaciones de un pintor que dice haber creado todos los días de su vida y ser un artista compulsivo.“Nunca he dejado de pintar. Yo me atiborré de obras y, entonces, decidí abrir este espacio que quiero no sea de unos pocos sino de todos, que la gente pueda venir a ver arte, a conversar y hasta crear sus propios dibujos, si así lo quiere”, expresó.Allí, en una casa que había comprado hace muchos añosy que en un tiempo atrás alquiló al Centro Colombo Americano, entidad educativa que adecuó las habitaciones del segundo piso como salones de clase de algunos cursos vocacionales y el primer piso como depósito de materiales, justo ahí, hoy se pueden admirar algunas de sus obras, que son miles, pero que no caben todas juntas ahí.¿Quién es?J. Mario Madrid es un pintor autodidacta. Empezó pintarrajeando y copiando a los grandes maestros, como a los pintores barrocos Pedro Pablo Rubens, Rembrandt, o los grandes impresionistas como Edouard Manet, Claude Monet y Auguste Renoir. En sí, este maestro bellanita se interesó por pintores tanto del hiperrealismo como del realismo, “hasta que llegué a mi propio ‘ismo’”, señaló entre risas.En acción, el pintor J. Mario Madrid Montoya.En sus obras hay borrachitossentados, casi dormidos, en un parque, quienes se quedaron solos después de una noche de fiesta en un bar; retratos de ciudadanos, unos con sombreros y gafas, de miradas muy pensativas; también rostros de mujeres contemplativas y atónitas; parejas de campesinos cruzando senderos; grupos de hombres trabajadores terminando de arar el campo, y hasta bodegones con frutas frescas y floreros olvidados en la soledad de una pieza sin ventana. También, está en sala Leonardo y su taller, de 1956, obra recuperada por el maestro J. Mario tras permanecer 63 años en posesión de la Familia Ferrer, parientes de quien fuera gobernador de Antioquia entre el 31 de julio de 1952 y el 18 de junio de 1953, Dionisio Arango Ferrer.Todos esos cuadros, creados al óleo, unos cien, se pueden percibir en el recorrido por la sala-galería The J. Mario Madrid Art Studio. El maestro también tiene otros cuadros al lado, en un cuarto más privado que ocupó como su taller de pintura; esas, también, son creaciones que están disponibles para exhibir, pero la obra de este maestro es de tal magnitud, que algunas tuvieron que quedarse aguardando las ventas del salón para poder salir luego a exhibición.Él hizo las cuentas por encima, y aseguró tener unos 900 cuadros más entre su casa y el taller de pintura, además de unos 8.000 dibujos más.Algunas de las obras de J. Mario Madrid Montoya cuentan con las respectivas distinciones logradas en exhibiciones.“La idea era reunir la mayor cantidad de obras del maestro en este lugar. El público puede visitar la sala, pueden apreciar con detenimiento las obras, además de comprar las obras si quieren pueden pedir hablar con el pintor, estamos abiertos a sus peticiones”, declaró Julián López, el curador de este lugar.El costo de los cuadros oscila entre $250.000 y $2.500.000, dependiendo de la técnica y el tamaño de la obra.El lugar abre de lunes a viernes, en el horario de 2:00 a 8:00 p.m. Los sábados se hacen aperturas esporádicas. Los interesados en la obra del maestro Mario Madrid pueden comunicarse al fijo 2178609 y/o al móvil 3128689695, además de visitar el perfil en Facebook: /jmario.madrid o acceder al Blogger: jmariomadrid.Más de su vidaEl pintor Jaime Mario Madrid Montoya se radicó en su juventud en Los Ángeles, California, Estados Unidos. No se quiso quedar lavando platos, así que se esforzó por estudiar inglés, para mejorar su empleo, y llegó a ser instructor de idiomas.Estando en el país del Norte pudo exponer sus obras, en cinco ocasiones. La primera, en la Iglesia de St. Brandán, hace diez años atrás. Su cuadro Olimpia se llevó en esa ocasión el premio a la obra más visitada de la exposición.En The J. Mario Madrid Art Studio, el pintor bellanita logró tener su obra más antigua, del año 1956. Se trata de Leonardo y su taller, en la fotografía, detrás del maestro.Con los años, se hizo miembro de la Urban Art Association, con la cual realizó cuatro exposiciones más a lo largo de su estadía en EE. UU. “Fueron tres terceros puestos y un primer puesto”, reveló el pintor al detallar que en cada de esas exhibiciones se llevó a casa un reconocimiento a su talento de parte de la crítica y visitantes.“Yo no podía vivir de arte. Allá sí es fácil vender el arte, la gente compra fácilmente, les gusta tener las casas llenas de cuadros de artistas, pero a mí me tocaba vender los cuadros a precios cómodos, los que la gente estaba en capacidad de adquirir. Aquí, hay que decirlo, el arte no se vende, pero mi corazón y mi alma han estado siempre aquí, aunque mi cuerpo estuvo en Estados Unidos por 38 años. Después de muchos años decidí radicarme acá, en Colombia”, narró a EL MUNDO.
Dieciocho de los setenta grabadores que en 2018 participaron en el Primer encuentro de grabadores realizado en Medellín, a iniciativa de la Fundación Ángel Gómez, son los protagonistas de la exposición Más allá del encuentro, que abrió sus puertasel pasado martes 3 de diciembre y se extenderá hasta el 10 de enero en la galería de arte de la Asociación de empleados del BID.Las artistas Ana Fernández yMale Correa, que viajaron desde Medellín para la apertura de la exposición,Monica Porro, directora de la Galería;Claudia Rousseau, crítica de arte, y Félix Ángel, líder de la exposición en Washington, durante la inauguración de la exposición.Después del exitoso Encuentro de grabadores, Félix Ángel y el grupo organizador lideraron la convocatoria a organizaciones creadoras de eventos artísticos, como Artomatic y Hamiltonian Artists, para que una selección de las obras que estuvieron expuestas en noviembre del pasado año en Parques del Río, se presentara en Washington. La selección, explicó Félix Ángel, se realizó atendiendo la disposición de espacio de la galería que dirige Mónica Porro. Lea también: ¿Qué tal una Feria de grabado en Medellín?Ángel explicó también que este evento se propone demostrar en una de las capitales del arte que 'el grabado esá vivo en Medellín' y que esa técnica está siendo explorada por artistas que despliegan 'imaginación, habilidades, entusiasmo y compromiso para descubrir las posibilidades de sus técnicas'.Monotipo, obra de Armando LondoñoEn la exposición participan los artistasDiego Arango,Álvaro Botero Gallego,Juan Ernesto Correa,Male Correa,Ana Fernández,Hernando Guerrero,Armando Londoño Gómez,María López,Carlos Marín,Camila Maya Monsalve,Luis Fernando Mejía Jaramillo,Victoria Ortiz, Julio Sampedro Longas,Fabián Rendón,Jorge Rodríguez,Jessica Paola Sánchez Barba,Mónica Lorenza Taborda G. yLuis Fernando Uribe, De ellos apenas los fallecidos Fabián Rendón yLuis Fernando Mejía, así como Victoria Ortiz, Armando Londoño yHernando Guerrero habían participado en exposiciones en Washington DC.Le puede interesar: Nueva experiencia para MedellínDentro de las actividades asociadas a la Exposición, el próximo 11 de diciembre se realizará un conversatorio de Félix Ángel con la crítica de arte Claudia Rousseau sobre esta exposición y el estado del grabado en Medellín.Obra de Luis Fernando Uribe, de la serie ArbóreaLos eventos preceden la preparación del Segundo Encuentro de artistas grabadores de Medellín, a realizarse en 2020 con el apoyo de Comfama, según informaron sus promotores.
Es el momento de ver arte internacional de primera calidad con la Itinerancia Medellín en el Museo de Antioquia de la 33 Bienal de Arte de Sao Paulo, que estará en sala hasta el 23 de enero de 2020.La de Sao Paulo, Brasil, es la segunda Bienal de artes en importancia después de la de Venecia. Fue creada en 1951 y patrocinada y organizada en sus inicios por el Museo de Arte Moderno de la que es considerada la mejor ciudad para hacer negocios en América Latina, hasta 1962 cuando se creó y encargó de ello la Fundación Bienal de Sao Paulo.Con el nombre Afinidades afectivas, a esta exposición la componen obras de calidad y de factura internacional, “sus autores son artistas que hacen parte del circuito de arte internacional de primera línea”, detalló a EL MUNDO el director de Curaduría del Museo de Antioquia, Carlos Uribe Uribe.¿Cómo llegó a Medellín?Para las itinerancias de la 33 Bienal de Arte de Sao Paulo, la Fundación invitó al curador Jacopo Crivelli Visconti. “El concepto original que se escenificó en Sao Paulo estaba constituido por varios ámbitos museológicos: el concepto general de la exposición, las siete diferentes muestras organizadas por siete artistas que tuvieron el rol de curadores, las participaciones individuales de artistas invitados directamente por el curador general, y las relaciones de interpretación que se creaban entre todas estas instancias”, según se consignó en el documento de esta curaduría artística.Obra: El extraño alienígena de Sonia Catarina. Autor: Sofia Borges. Técnica: impresión mineral sobre algodón.No obstante, Uribe Uribe consideró que su paso por La ciudad de la eterna primavera se debe entender como un “caso original” en la cultura local. “La itinerancia de esta gran exhibición es inédita, es la primera vez que una ciudad colombiana tiene la posibilidad de ver una muestra de esta gran Bienal”, precisó.En la noción del curador Jacopo Crivelli Visconti, “se buscó enfatizar en obras, artistas y pensamientos que hacían parte de la 33 Bienal, separados y distantes, pero en tanto su cercanía y proximidad, se atraían reciprocamente, similar a las moléculas y otros elementos evocados por Goethe en la novela romántica Las afinidades electivas (1809), una de las referencias conceptuales del proyecto de Gabriel Pérez-Barreiro, quien fue el curador de la 32 Bienal”, así se explicó en el documento.Además, el curador del Museo de Antioquia expuso que aunque se han realizado muestras de esta Bienal en algunas ciudades de su país de origen en lo corrido de este año, la Itinerancia Medellín no es una réplica literal de lo que aconteció en última Bienal de la ciudad brasilera; en cambio, esta se constituyó como una relación de diferentes asociaciones a partir de fragmentos de obras y artistas que se exhibieron en el momento culmen de la 33 Bienal.¿Qué hay en sala?La 33 Bienal de Arte de Sao Paulo en Medellín es una muestra que contiene 68 piezas de 13 artistas de España, Austria, Islandia, Estados Unidos, Paraguay y Brasil, las cuales están a disposición del público en las salas temporales del Museo de Antioquia.Obra: Paloma. Autor: Benjamín Palencia. Técnica: Cemento y cerámica esmaltada.En datos más específicos, representa el 15% de la versión 33 de la Bienal de Arte de Sao Paulo, con los artistas invitados: Sofía Borges, Sara Ramo, Bruno Dunley, Ana Prata, Vania Minogne, Feliciano Centurión, Bruno Moreschi, Katrín Sigurdardottir, Antonio Balleter Moreno, Benjamín Palencia, María Laet, Matt Mullican y Oliver Laric.Como lo expresó Carlos Uribe Uribe, esta muestra es también una ocasión para ampliar y fortalecer algo que él llama el diálogo sur-sur, que indica entre instituciones culturales de la parte sur del continente.
Hugo Zapata y Nadín Ospina llevaban coqueteándose artísticamente hace varios años, ambos lo reconocieron. Y aunque sus trabajos han aflorado en dos espacios distintos, a estas plásticas en este 2019 un aire las juntó.135 obras de estos dos artistas contemporáneos conforman La Hermandad de la lanza, que se exhibe en AH Fine Art.Se trata de una muestra unida, una verdadera hermandad. No está uno por un lado y el otro aparte, una obra de Nadín, otra de Hugo y así hasta completar el recorrido.Cada pieza entró al espacio destinado en la Galería AH Fine Art para esta muestra como si fuesen dos hermanos siameses separados desde niños y que en este momento se reencuentran. Hay allí un total de 65 obras de Zapata y 70 de Ospina, piezas de todas sus épocas artísticas.“En la vida hay como regalos, a uno se le aparecen las cosas. A mí, Nadín se me apareció con su obra, me acerqué a su talento, pero, mejor aún, me acerqué a él, porque me atrajo el 'atrás' que tiene su obra, su memoria, algo de lo que mi alma buscaba, y lo descubrí”, así contó el maestro Zapata que se gestó el concepto de la exposición.¿Qué exhiben ambos?Mientras, Nadín Ospina hizo para esta hermandad una selección que mezcla elementos de muy diversa procedencia, algunos de la cultura pop, de los medio de comunicación y del universo del juguete entremezclado con otros códigos del pasado, específicamente del precolombino y la prehistoria, con materiales primigenios de diversas culturas y de la geología, el escultor Hugo Zapata eligió piezas que parten de la materia elemental, inclusive, muchas de estos elementos son la propia materia de cada obra, metales fundidos, otras que surgieron de lo volcánico o del material que yace en las entrañas de Colombia.Al detallar las piezas, las obras de Hugo Zapata y Nadín Ospina no son tan extrañas, es más, se logra apreciar en ambos trabajos una complicidad, ahí muy adentro. “Uno entra a la sala, a cierta hora que no haya nadie, y hasta las puede oír hablándose la una a la otra”, figuró entre risas el quindiano Zapata.Los artistas de la hermandadHugo ZapataNació en La Tebaida, Quindío, en 1945. Estudió Artes Plásticas en la Universidad de Antioquia. Es profesor emérito de la Universidad Nacional, sede Medellín, de donde se graduó como Arquitecto.Él describe su arte como una comunión. Repite constantemente: 'El arte es del hombre y la tierra ya escribía'.Nadín OspinaNació en Bogotá, en 1960.Realizó estudios en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.Artísticamente, este plástico colombiano está en la permanente búsqueda de la identidad cultural.'Mi obra toda habla de los márgenes de la cultura, de lo que conforma el entorno. Considero que hay un problema fundamental en nuestra sociedad, y es la falta de autoreconocimiento'.
Andrés Felipe García Chiquito ingresó al batallón en Manizales, Caldas, en el año 2010, “ynunca quise recibir las armas”, contó.En el ejercicio de ser soldado, durante un proyecto de recuperación de favelas en Río de Janeiro (Brasil), en 2015, un niño de 13 años combatiente le expreso tenerle miedo por el solo hecho de ser colombiano, “aun cuando él tenía el fusil y yo unos pinceles”, relató.Ese episodio lo marcó, y para toda su vida, “en ese momento comprendí que mi camino no era lo militar, me reafirmó mi vocación artística; por eso me propuse, a como diera lugar, idearme la forma para crear un puente en el que el arte sirva para transformar la manera en que se nos ve”, declaró el artista.Y fue así como tuvo la osadía de hablar con el coronel de esa época en el batallón de Manizales, Caldas, a quien le propuso tener una formación militar “más cultural” dentro del mismo. Él no sabe cómo lo convenció, pero lo cierto es que en esa institución, tan históricamente estricta, literalmente le copiaron, y hoy cuenta con orgullo que fue dentro de las Fuerzas Armadas colombianas donde empezó a materializar sus sueños.Primero, como él expresó que le gustaba la pintura, lo pusieron a pintar con brocha todo el batallón, pero él quería era pintar con un pincel, así que más adelante le dieron la oportunidad de hacer murales, con ayuda de sus compañeros soldados, en algunas comunidades, como una forma de darle otra cara a los territorios.No obstante, lo militar no era, definitivamente, lo quería hacer de por vida, así que pidió ser reservista para estudiar una carrera profesional y conformar la Corporación Montañas de Colores, cuyo propósito es la construcción de arte comunitario, por medio de murales.Uno de los comandantes le dijo un día: 'Soldado Chiquito vaya y pinte usted la patria'. Y él lo ha hecho realidad.Gracias a su proyecto, Andrés Felipe García Chiquito se ganó, recientemente, el galardón Titán Caracol, en la categoría Cultura, un reconocimiento que otorga el público mediante votación (la transmisión de la gala será este domingo, 13 de octubre, después de Voz Populi Te Ve, en el Canal Caracol).Y ese Titán es el tercer premio que el Soldado Chiquito, como lo llaman, ha recibido en este 2019. “Este año nos nominaron al Caldense del año, quedé de segundo y me dieron la mención especial por Pintando Sueños, al ser un proyecto no financiado en el sector privado”, recordó. Además de otro galardón que recibió de parte de su universidad, la UCM (Universidad Católica de Manizales), de la que García Chiquito es egresado de publicidad.Su amor por el arte comunitarioAl abandonar el glorioso Ejercito Nacional, “tenía el firme propósito de que fueran los soldados y policías los que pudieran crear las obras conmigo. Me convencí de que esa era una forma de mostrarle a la gente que ellos, quienes han sido formados para la guerra, también están capacitados para liderar procesos culturales y de convivencia y paz”, rememoró.Y hoy en día, tras cuatro años, ha sido gracias a la ayuda de policías, soldados y excombatientes, que el también llamado Felipe Chiquito ha logrado plasmar en su arte mensajes positivos.“Iniciamos con la idea de llegar a cada lugar del territorio caldense, vinculando a los colegios, a las familias, a la comunidad, a los indígenas”, relató el coronel Gerardo Avilán Villalba, comandante del Batallón Ayacucho.En las cuentas de García Chiquito, cerca de cuarenta escuelas de todo el departamento de Caldas han sido embellecidas con sus murales. Pero sus pinturas no solo han “cambiado la vista” en las instituciones educativas, también han adornado parques infantiles, parques municipales y hasta hospitales.Por ejemplo, uno de los murales más grandes que ha hecho está en la fachada del Hospital Infantil Universitario Rafael Henao Toro en Manizales, de 2.600 metros lineales; en particular, el concepto de esta obra fue cocreado con niños que han estado en tratamientos por cáncer; ahí los pequeños decidieron hablar sobre la prevención y los cuidados del medioambiente y sobre las especies de flora y fauna de Manizales.Algo a destacar, es que las creaciones que lidera el Soldado Chiquito no quedan con la firma exclusiva del artista, de manera que trascienden la obra del pintor como tal, dejan de ser unos productos de él para convertirsen en unas obras construidas por toda la comunidad.Y como él mismo lo dice, ha pintado en todo lado en Manizales, tiene murales en 45 veredas. Además, “estuvimos en Pianguita (Buenaventura), en el Pacífico; en el Parque Nacional Tayrona, en Santa Marta, y en otros lugares de Chocó”, añadió el artista al relato. “Y de Antioquia nos han llamado mucho este año, espero que se concrete algo y poder también tener un mural en ese departamento tan hermoso”, consideró.Pero la obra artística de Felipe Chiquito no queda ahí. Su gran meta es llegar a todos los ejércitos y batallones del mundo, pero por medio del Ejercito Nacional, y sensibilizar a todos los soldados del planeta para que lideren diversos procesos de arte comunitario. “Estoy convencido de que los soldados son perfectas armas de paz, y lo pueden hacer a través del arte y la cultura, son soldados que crean y no que destruyen”.Y como si fuera poco, hará realidad su sueño de conocer a Alemania. Y allí será doblemente feliz, pues fue invitado a plasmar su arte en una de las actividades conmemorativas de los 30 años de la Caída del Muro de Berlín, viajará esta semana, el jueves 17 de octubre, “pintaremos en el muro algo alusivo con la unión internacional y el medioambiente”, adelantó. Después podrá recorrer algunos países de Europa, para luego estar el 15 de noviembre en una bienal artística en Madrid, España, y así el arte del Soldado Chiquito se hará internacional.Colombia eligió a los Titanes Caracol 2019Andrés Felipe García, Claudia Urrego, Jorge Iván Cadavid, Luz Dary Bonilla y John Berrío.En el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, en Bogotá, se realizó la ceremonia de premiación de la quinta edición de Titanes Caracol, el pasado miércoles 9 de octubre.Fueron cinco los Titanes ganadores, Jorge Iván Cadavid, en la categoría Tecnología e Innovación, patrocinada por Enel Colombia; John Berrio López, en la categoría Sostenibilidad Ambiental, patrocinada por Esenttia; Luz Dary Bonilla, en Educación, patrocinada por la Universidad de la Salle; Claudia Patricia Urrego, en Salud y Bienestar, patrocinada por Coosalud, y Andrés Felipe García Chiquito, en la categoría Cultura, con patrocinio de Caracol Televisión.Los cinco Titanes Caracol 2019 recibirán el acompañamiento personalizado por parte de Compartamos con Colombia, la cual empoderará, guiará y dará las herramientas necesarias a estos cinco proyectos para lograr un mayor nivel de gestión, mejorar su impacto y potencializar sus iniciativas para que se vuelvan proyectos sostenibles.
Una exposición de cuerpos humanos reales cuyo atractivo es el poder observar el interior del cuerpo humano. No se trata solo de que los asistentes se maravillen con lo que son los órganos en sí, más bien para que los aprecien además como arte; eso es Bodies, la exposición científica más visitada del mundo y está en Medellín, hasta el próximo 3 de noviembre, en el tercer piso del centro comercial Viva Envigado.Y es que los humanos se acostumbran a acciones como caminar, subir escalas, estirar su cuerpo al despertarse, mover su boca en la gesticulación o comunicarse mediante el movimiento de otras partes de su cara, lo que no interiorizan a diario es información como cuál es la función que cumple cada una de las partes que poseen, cuándo y cómo se utilizan los más de 600 músculos, los 206 huesos o los 21 órganos de su cuerpo.No obstante, para que los atractivos de esta muestra se puedan apreciar artísticamente, primero se debieron surtir unos procesos científicos, bastante largos, de mínimo un año. Cada una de las partes y cuerpos enteros que están exhibidos fueron pasados por la plastinación, en el que se deshidrata el cuerpo, se le quitan los fluidos, la piel y luego se le inserta silicona y una resina epóxica, o epoxi, que hace el cuerpo quede sellado y por ende se detenga su descomposición. Según explicó Daniela Sanhueza, directora de la exhibición.Cada sala cuenta con expositores, quienes son profesionales de la salud, entre médicos, fisiólogos o enfermeros, que ayudan a que la visita por las fases de la muestra sea, en realidad, educativa. Además, los especialistas no solo explican el funcionamiento de los órganos, también las patologías de los mismos.Esta exhibición cuenta con 1.500 metros cuadrados y está diseñada para aprender durante más de 50 minutos, pasando por ocho salas.Cabe destacar, en el tiempo que ha estado en sala, por la muestra se han visto a estudiantes de arte dibujando las partes del cuerpo, a estudiantes de medicina aplicando los conceptos vistos, a profesores dictando clases de anatomía, a fotógrafos exigiéndose para capturar el detalle de los cuerpos y hasta a madres y padres de familia respondiendo preguntas de sus asombrados hijos con el realismo de lo que pueden apreciar.La plastinación es una técnica que consiste en utilizar solventes para remover el agua y lípidos del cuerpo para conservarlo. Dentro de este método algunos elementos son sustituidos por polímeros como silicona y resina epóxica manteniendo los cuerpos y órganos intactos con sus formas, colores y texturas.¿Qué hay en sala?En el orden del recorrido, primero, se podrá apreciar el proceso de conservación de los cuerpos; segundo, conocer todo sobre el sistema óseo y cómo el ser humano logra ponerse de pie; tercero, apreciar en detalle el funcionamiento de los músculos; cuarto, ver de cerca cómo es el corazón, y quinto, observar las estructuras del sistema nervioso.Además, en las salas seis y siete, tienen exhibidas las partes de los sistemas respiratorio, digestivo y reproductor. “Es una multisala, que se llama así porque ilustra esos tres sistemas, la novedad es la posibilidad de apreciar gran cantidad de órganos, por ejemplo, y por separado, está el intestino, el estómago, la vejiga, los riñones, el esfínter, los pulmones y hasta la formación gestacional del hombre, ahí se ilustra cómo a partir de los cuatro meses de gestación ya los bebés tienen huella digital”, narró Alejandra Urrea, estudiante de medicina de la Universidad Cooperativa de Colombia y una de las expositoras del lugar.Mientras que en la última, se encuentran cuerpos completos, que lo que hacen es mostrar las posiciones o posturas habituales que los hombres hacen. Por ejemplo, cómo es sentarse, saludar o cómo se estira una bailarina al danzar. Los cuerpos de esta sala permiten ver todos los sistemas en su conjunto.En sumatoria, esta última sala “permite unir los conocimientos de todas las anteriores, y aparte de eso, dar la visión más artística que tiene la muestra, porque (como se mencionó ya antes) esta no tiene solo el propósito de ilustración educativa y medicinal sino que también tiene el componente artístico del cuerpo”, declaró Ricardo Samora, otro profesional de la salud que enseña sobre el cuerpo en Bodies.Finalmente, dijo Daniela Sanhueza esta exposición fue creada para niños, jóvenes y adultos, para quienes desean conocer y se permitan sorprender con las maravillas del cuerpo, ella hizo énfasis en que no es solo para quienes están relacionados directamente con el área de la salud, “la idea es que todos se ilustren con la exposición”, precisó.De interésEntrada general adultos, $22.000; entrada promocional adultos, lunes a jueves a $18.000; niños de 3 a 12 años, $15.000; promoción especial para colegios, reserva mínima de veinte alumnos, cada uno pagaría $10.000, y un docente ingresará gratis.Los informes y las reservas en los móviles 350 8776651 y 315 4083895. Además, más información en el e-mail: medellin@bodiescolombia.com.Además, para colegios hay promoción, la reserva mínima es de veinte alumnos, cada uno pagará $10.000 y un docente podrá ingresar de forma gratuita.
Por: Juan Pablo Pineda ArteagaGuillermo Correa Montoya es un docente, académico e investigador social que se ha interesado por trabajar en temas de sindicatos, así como asuntos y expresiones humanas; entre estas, el que quizá marca más su interés ha sido el de la sexualidad y las prácticas sexuales en la sociedad antioqueña, reconocida por su tradicional ideología conservadora, recatada y temerosa a los cambios.Más allá de sus múltiples investigaciones, trabajos académicos y publicaciones, Correa es también, como se define él mismo, un “aprendiz de pintura” aficionado que pinta por placer. En las últimas semanas, este académico expuso en la biblioteca de la Universidad de Antioquia una obra titulada Ojos, jaulas y plumas, en la que expresa, por medio de colores fuertes y figuras sugestivas, su mirada sobre la sexualidad, sobre la apropiación corporal y sobre el concepto mismo de deseo en una ciudad que aún se define entre su pasado religioso y los cambios de pensamiento en la época actual.EL MUNDO habló con él sobre su obra, su mirada a los temas que trabajay su visión al desarrollo que tiene como artista:¿De dónde surge la obra?Creo que hay una continuidad en mi trabajo. No me he salido mucho de un tema en el cual creo que tengo cierta persistencia y cierto interés, que es el tema del cuerpo y todos los vectores que puedan estar atravesando el cuerpo, y en ese sentido sobre todo el tema de la sexualidad, el deseo, lo periférico, la marcación, la segregación o vectores violentos que crucen sobre el cuerpo y la sexualidad.Este último trabajo habla de un proceso de ir planteando una mirada frente al deseo que se atraviesa y enreda a los cuerpos, que los pone en una tensión problemática; hay disfrute y culpa. Es un juego de desafío, pero también hay un repliegue de susto al mundo exterior que los mira. Por eso se llama Ojos, jaulas y plumas en general; es el juego entre el interior placentero y un exterior medianamente inhóspito.¿Por qué cree usted que han tratado de esconder el sexo en esta sociedad antioqueña? Otro de mis intereses como investigador ha sido el tema de sexualidad, pero en el apartado histórico. Una sociedad como la nuestra siempre ha considerado que la sexualidad tiene que ser para la reproducción activa, o sea, el sexo tiene que ser productivo en términos de ciertos rendimientos; esta sociedad no entiende lo que no vaya en términos de ganancia o rendimiento, y el sexo hace parte de esas medidas.Esta sociedad, de algún modo, instituyó una idea muy fuerte del sexo como un deber, el sexo como producción y creo unos contornos o torniquetes sobre los placeres solamente como placeres y el deseo simplemente como deseo, pensando que el placer y el deseo hacen parte de ese ocio que históricamente la sociedad no logra soportar. Mi propuesta ha sido justamente hablar de eso, de lo que hemos callado y crear cierto pliegue cotidiano de esto que se ha buscado esconder, crear un quiebre en la anormalidad que le se ha dado a unas prácticas proscritas para ponerlas en un plano de lo simple, lo cotidiano, lo ordinario.¿Cómo actuar como sociedad para entender que hay cambios en las ideas, en los momentos y en las formas de pensar el cuerpo y las libertades?Siempre me enredo con el asunto del qué deberíamos hacer, porque me parece complicado que las sociedades terminen hablando sobre medidas frente a la sexualidad, porque se crean nuevos canales de regulación. Me parece que la sexualidad debería ser una de esas esferas tranquilas del mundo social, de la que habláramos con tranquilidad y frescura para no ubicarlo en el lugar de lo reservado, lo oscuro y lo sucio. Creo que generar un campo de tranquilidad y de exploración podría reducir las tenciones sociales. A la gente le hace falta tener más sexo para estar más relajada. Por eso creo que el cuerpo, el sexo y estas formas hacen parte en principio de la sexualidad en un sentido de diversión, del cuerpo que se apropia de sí mismo y lo pasa bien. Si fuéramos más hedonistas habría menos culpa, porque la culpa genera sujetos incómodos.Me parece que todas esas regulaciones que ha establecido la sociedad en el tema del sexo hace que ocurran a diario asuntos delictivos en relación a esas formas del sexo, que seguramente en unos diálogos más abiertos, en los que la gente se reconciliara con su sexualidad, habría menos perversidad en algunas formas, la violencia contra los niños, por ejemplo.¿Qué tan importante es tratar estos temas con niños y jóvenes?Nosotros como cultura vivimos un neopuritanismo complicadísimo. Desde hace unos años se volvió un asunto paradójico: hasta los años 70 la Iglesia tuvo un domino absoluto sobre el cuerpo acá en la ciudad, en todas las formas, sobre todo en las mujeres. Los 70 y los 80 funcionaron un poco como cierta apertura sexual y digamos que en los últimos años a partir de cierto cuidado y ciertas discusiones en torno la violencia contra las mujeres y el acoso, volvimos a entrar en una condena sistemática a todas esas formas de aproximación corporal y esas formas de placer, y cada vez desexualizamos más a los niños, es decir, les sustraemos la sexualidad a los niños, entonces volvimos al asunto de no hablar sobre el tema. Si habláramos de sexualidad y todo lo que implica, el cuidado de los otros, el cuidado de sí mismo, desde edades tempranas, sería más fácil todo. Para los niños es fácil entender las dimensiones de la sexualidad y el cuerpo porque no tienen todavía los prejuicios culturales.¿Para los adultos es difícil hablar de eso porque no lo entiende más allá de lo moral o ético?Claro, porque lo viven con culpa, lo viven con susto, a intervalos entre su vida pública y su vida íntima. Se vive con demasiada ansiedad y culpa las formas del placer sexual, más que la sexualidad en sí misma. De eso no se habla con mucha gente, y cuando se habla sobre eso, se construye una idea de morbo explícita.¿El desprendimiento sobre el miedo al sexo de algunos grupos sociales ha permitido crear nuevos sujetos políticos, nuevos ciudadanos, o todavía nos ha costado eso?Creo que ha habido desde los 70, y con mucha fuerza desde los 90, una maduración de unas ciudadanías emergentes, grupos sociales que han estado discutiendo su lugar en el mundo, pensándome contra hegemónicos y planteando preguntas culturales. Ha tomado mucha fuerza el tema de las diversidades sexuales y de las mujeres, pero todavía es una fuerza que se comunica al interior de los grupos, siguen siendo formas desexualizadas. Los grupos han estado muy empecinados en hablar de identidades, pero deserotizadas de un modo específico, y creo que eso obedece a una idea de que cuando hablamos menos de sexo es más fácil el reconocimiento.Al interior de estos grupos creo que el tema sexual ha sido interesante, aunque todavía no hace un efecto cultural clave. Pero también creo que hay amarres por el desconocimiento de las lógicas del deseo. Me parece que muchos grupos de diversidades sexuales plantean sexualidades políticamente correcto, pero deseo se escapa de eso. El sexo no se define desde los discursos racionales, porque el deseo es potencia y fuerza y explosión. Es como un intento de regular ya no desde lo cristiano sino desde lo político.¿Esta sociedad le tiene miedo al pensamiento, a la posibilidad o a la acción sexual en sí misma?Le tenemos miedo a las imágenes. Podemos jugar mucho con las palabras y con la ausencia de representación, que es una representación en sí misma, pero tenemos problemas sistemáticos con las imágenes, porque se vuelven contundentes, provocadoras o incómodas. Me parece por ejemplo que Débora Arangolo quehizo fue exponer las carnes, esas carnes que están hablando de vicios, atropellos y violencias culturales.Esta sociedad es capaz de lidiar con el desnudo políticamente correcto y estéticamente despolitizado, esa carne liza que no tiene pliegues y no habla de violencia, ni pobreza ni injusticia. Pero esta sociedad, respecto a la carne que habla de nuestras miserias, nuestras violencias o todo aquello que intentamos constreñir, se estremece cuando se la muestra a los ojos.¿Por qué esta sociedad valida más fácil el dolor que el placer?Porque nuestra formación cristiana nos ha establecido unos mitos de que todo se consigue a partir del sufrimiento, la persistencia y la bravura, y en consecuencia el placer se considera no productivo. He visto que algunos jóvenes hoy viven un modo de sexualidad no amarrada a la culpa, y eso enloquece a la sociedad. Los pelaos de 17, 18 o 19 años no está tan atravesados por la culpa de las anteriores generaciones. Eso es chocante para una parte de la sociedad.Lea también:La exposición que muestrala evolución de la cerámica popular en EEUU¿Puede haber desarrollo completo para una persona sin un avance en la sexualidad?El sexo nos enreda a todos. Uno está constreñido a regularla, a controlarla y a esperar que a partir de ciertas formas del deseo uno se estabilice. El sexo puede ser una señal de triunfo social o de alguien que está embalado en la vida. La sexualidad parece que abandona si uno no triunfa. Es una señal de triunfo o de derrota.La sociedad transmite el mensaje de fracaso para quien no se atreve. Es decir, si ubicamos el momento de universidad, uno ve que quien más sexo tenía era el más heróico. Esta sociedad tiene indicadores, por ejemplo, cuando alguien es huraño, es porque no tiene sexo o tiene mal sexo, mientras que, si tenés más sexo, se espera que seas más amable. La sexualidad es un mundo por explorar.Una de sus pinturas se titula Esos que no valen la pena. ¿Qué puntos de encuentro hay entre la falta de sexo y las personas que socialmente son relegados?Ahí tengo que decir varias cosas. En principio, mis trabajos en pintura no tienen un texto coherente que los explique. Tengo unos juegos iniciales en términos de imágenes o discursos que me crean indignación o desespero. Ese trabajo en particular lo hice al leer en el periódico un ataque xenofóbico contra alguien de Venezuela acá en Medellín, u otro mientras veía las noticias de los migrantes africanos ahogados en el mar Medeiterráneo que no ingresan al mundo de las posibilidades.Son imágenes que me generan incomodidad o rabia y me busco plantear una idea sobre eso, pero a veces las ideas no se corresponden con la imagen, entonces lo que hago es decir que los que no valen la pena son cuerpos que atraviesan experiencias del deseo y placer, y ubico un elemento que haga guiño a la violencia, la marginalidad o con el acto de borrar al otro. Es un juego contradictorio entre muerte y placer. Creo que el placer devuelve profundamente la humanidad en cada uno de los cuerpos. El placer te humaniza y te apropia corporalmente. Con este trabajo planteo unos placeres apropiados en esos cuerpos.Hablemos de la pintura La abeja reina. En esa pintura la postura del cuerpo del personaje se nota más liberada, que está muy tranquilo, parece un personaje que asume su completa sexualidad. ¿Con esa pieza usted plantea que sí se está desarrollando alguna libertad sexual?Esa obra tiene que ver más conmigo, es un asunto más subjetivo. La abeja reina es un momento en el que yo siento y veo en la calle cuerpos más divertidos, gente que ha pasado de ese lugar de la agonía entre el placer y la culpa a apropiarse de la diversión; la diversión es una apropiación de la soberanía corporal. Cuando hay un convencimiento de vos y te apropias de la corporalidad, de la gestualidad, ocurre una experiencia de divertirse. Le juego siempre a la plasticidad corporal con asuntos divertidos. Es bacano moverse entre la indignación, la inconformidad y la diversión. Es decir, revolcarse sobre el propio fango a veces desgasta mucho, pero también divertirse crea posibilidades.Sobre El amor no es apto para el consumo, ¿cómo clasifica usted al amor en este caso? ¿cómo puede verse el amor como un elemento de consumo?En realidad este trabajo es la historia de un amigo, que vivía con su compañera, y al escuchar una serie de asuntos fuertes de esa relación imagino justamente ese juego de consumir al otro. Ese gran amigo, que yo he visto en toda su amplitud corporal, liberal, que es una persona con una potencia muy fuerte, se ve reducido a su mínima expresión por jugársela a eso del amor. Es una obra bastante gráfica: hay un apersona muy apropiada del espacio, y otra que se consume a sí misma.¿Permitimos un sometimiento para cumplir con los parámetros establecidos a lo que entendemos por amor?Esta sociedad nos mete en unas ficciones muy problemáticas sobre lo que es realización, y parte de esas ficciones tienen que ver con que tu vida es medianamente completa cuando estás en la vinculación con un apareja, pero estás muy incompleto cuando estás solo con vos mismo. Hay un anhelo desesperante, o una obligación cultural por complementar la idea de una pareja, y a por mantenernos en ese esfuerzo, sacrificamos casi todo. El sexo tiene ese potencial de ser muy productivo o muy destructivo.¿Cómo se sincretizan en usted, desde fu faceta de artista, el deseo y el acto de crear?Es un juego. Es muy incomunicable lo que ocurre porque todo puede sonar muy Pablo Cohelo, pero me ocurre en principio que es un jugo de angustia y de placer, un juego de entrar en un universo que te pertenece solo a vos, y entrar a esa dimensión donde un estás vos con un espacio para crear y con una cantidad de potencia en los colores. Eso produce una angustia de que se crea a partir de vos; uno es una especie de demiurgo. Pero se tienen limitaciones profundas, porque una cosa es lo que querés crear, y lo que está ocurriendo, y ahí se da una tensión, un desgaste, un romance, una separación, un goce y un sufrimiento. El acto creativo es entrar en duelo con uno mismo. Es una pelea desgarradora y placentera. No entiendo a la gente que dice que el arte es para hacer terapia, no es mi caso, porque me genera mucha angustia plantear un lenguaje, es decir: yo intento decir algo, pero sucede que a veces no digo nada. Cuando a mí alguien me dice que mi trabajo es bonito, yo no sé qué pensar de eso, porque no estoy pensando en nada que tenga que ver con lo bonito; hay más tensión que belleza.¿Cómo es su trabajo desde lo técnico?Soy muy obsesivo, entonces pinto en acrílico porque es de secado rápido. He pintado en óleo, pero el óleo me obliga a disciplinarme, a concentrarme, a esperar y esperar, y no espero en la pintura, necesito que eso vaya estallando rápido, que tenga vibración y energía. La pintura siempre tendrá sus conexiones con uno, y depende de lo que pase con uno. Pintar es un modo muy importante de irse, de no estar, de no soportar la realidad.¿Qué sucede cuando termina una obra, qué siente?Pasan varias cosas. Con algunas pinturas uno crea un romance, con otras se siente mucha rabia. Hay otras que hago y las repinto; hay muchas que he repintado. Hay obras que uno sabe que son embaladas, o sea, se intentó hacer esto, o esto, y al final puede quedar interesante, pero diferente. Hay obras que se desechan y uno nunca quiere volver a ver. Hay otras que no quiero que se vayan nunca, que son para mí.Tengo unas ventajas. La primera es que no vivo del arte. Soy un artista con pánico. Estudié arte y nunca me quise dedicar a eso porque me daba mucho desánimo tener que preocuparme en vender. Lo incómodo de jugar a ser artista es que se espera no solo que uno cree sino que al otro le guste y que aparezca una transacción. No estaba dispuesto a eso porque no me sentía muy bien artista, aunque no soy artista sino pintor o aprendiz de pintura. Me gusta pintar aunque sea un arte despreciada hoy en día, para mí es un lenguaje decimonónico en el que me siento muy complacido.¿Cómo les pone precio a sus obras?Es difícil. Tengo amigos artistas y les pregunto, Cuando ellos me dicen un precio, le pongo la mitad, porque ellos son verdaderos artistas y soy un aficionado. También depende de lo que el otro represente para mí. Hay gente que me ha ofrecido dinero y no les he querido vender porque son arrogantes en eso de poder comprarte, y no les vendo. Hay otras que regalo porque veo muy interesada a la persona. Si la pintura significa mucho para ellos, a mí me parece bonito que se conecten.¿Cuándo usted entrega una obra, algo de usted se va con ella?Creo que sí, pero ese algo de mí es la piel que va cambiando día a día. Se va un momento mío, no me voy yo. Hay pinturas que recuerdo mucho, pero hay otras que nunca recuerdo. Me he encontrado con gente que tiene pinturas mías de cuando era adolescente y me sorprende que alguien conserve un cuadro mío de hace 20 años.