Como trasportado desde el Valle del Loira, Francia, el Museo El Castillo se erige imponente en el sur de Medellín. Los muros coronados de almenas y los torreones evocan siglos pasados y regiones lejanas. El interior no es menos impresionante: decorado con vitrales suizos, lámparas venecianas, tapetes persas y muebles franceses, alberga amplias colecciones de arte universal.Y es que Diego Echavarría y Benedikta Zur Nieden (su esposa) no sólo coleccionaban para sí mismos, El Castillo era “el referente de las artes decorativas en el departamento. El propósito de don Diego era que la gente encontrara en su casa la Antioquia de finales del siglo XIX y comienzos del XX, que la gente se acercara al arte universal través de las colecciones”, apuntó Martha Ligia Jaramillo, directora del Museo, quien explicó que “era una forma de enseñarle a las personas que hay otras culturas, despertar inquietudes, educar, formar”.Diego Echavarría y Benedikta Zur Nieden “decían que un alma sin formación cultural era un alma muerta”, afirmó Jaramillo. Él patrocinó a músicos como Blanca Uribe, Alba del Castillo y Hugo Mejía, así como a artistas de otras áreas.Además de El Castillo, otros espacios claves en la construcción de identidad cultural de los municipios del sur del Valle de Aburrá pertenecieron a esta familia o se construyeron, en parte, gracias a sus aportes.Lea también:La industria textil antioqueña, una leyenda que se sigue hilvanandoSobre el primer hogar de los Echavarria Zur Nieden está actualmente el barrio Ditaires (aires de Dita), en el cual se encuentran la Casa de la Cultura de Itagüí y un centro de convenciones en la que fue su antigua casa.Este lugar, en su momento, fue referente para la cultura, ahora es más conocido por los espacios recreativos, educativos y residenciales, “paulatinamente Ditaires se fue convirtiendo en un museo debido a la riqueza artística y al valor de los elementos que la componían”, señaló Sandra Naranjo en su libro Diarios de una mujer valiente: Historia de Benedikta Zur Nieden de Echavarría.También fue vital su aporte a la Biblioteca de Itagüí Diego Echavarría, la cual continúa operando como Fundación con “la esperanza de que la obra empezada por don Diego tenga continuidad, beneficiando a los habitantes del municipio más densamente poblado de Colombia, que siempre han encontrado en ella un espacio para el desarrollo humano para la socialización de saberes, para la tertulia, para el encuentro, y para que, de esta forma, siga teniendo vigencia la consigna del fundador: La Biblioteca es un hogar intelectual para elevar el nivel cultural del pueblo”, según consignaron Jorge Iván Correa, presidente de la Junta Directiva de la Fundación Diego Echavarría Misas y el filólogo Juan Esteban Rúa, en el libro Biblioteca de Itagüí: entorno y benefactores.Correa destacó la importancia de que la comunidad itagüiseña “reconozca el legado de don Diego y que sirva de ejemplo para futuras generaciones”.Además de las obras mencionadas, Diego Echavarría también donó los terrenos para la Escuela de Artes y Oficios de Itagüí, el busto de Beethoven y el piano de cola al Instituto de Bellas Artes de Medellín, entre otras.Respecto al trabajo conjunto de las fundaciones y espacios culturales gestados por la familia Echavarria Zur Nieden, Jaramillo expresó que han “tenido que defender tanto el legado, que a veces no se nos ha permitido interactuar los unos con los otros”, aunque destacó que han trabajando como aliados pese a tener diferentes intereses.La riqueza de don DiegoSandra Naranjo explicó en sus escritos que, cuando tenía 24 años, Diego Echavarría resolvió pedir su herencia a su padre Alejandro Echavarría y “la invirtió de tal manera que tuviera una renta para poder vivir sin trabajar”. Tras eso, se dedicó a la filantropía y la adquisición de vastas colecciones.Marta Curto Grau expuso en La filantropía: ¿un acto de responsabilidad social? (2012) de la Universidad de Navarra que existe una dicotomía entre el aumento de los impuestos y las donaciones filantrópicas, “¿Quién de los dos (el Gobierno o el donante) hará una mejor elección y una gestión más eficiente de los fondos?”, y agregó que no hay “una única respuesta válida”.Con sus obras, Diego Echavarría cultivó la imagen de un patriarca y mecenas de las artes vestido de negro y con sombrero de copa. Su esposa, en su diario, consignó sus palabras a la edad de 50 años: “Vivo muy satisfecho, se me pasan los días volando, es decir, los paso distraído, lo único que siento es que se va la vida demasiado ligero. Sé apreciar la vida que llevo, puedo hacer lo que me provoca, vivo independiente, libre de todo compromiso”.
El sur del Valle de Aburrá ha sido una zona con un fuerte sector industrial. Según cifras de la Cámara de Comercio del Aburrá Sur, esta zona del departamento cuenta con aproximadamente 30.000 unidades económicas, de ellas 9.000 son sociedades y 21.000 personas naturales (comerciantes). Un 88% del total representan las microempresas, 8,4% las pequeñas empresas, 2,7% las medianas y el 0,9% restante corresponde a grandes compañías.Lillyam Mesa, presidente ejecutiva de esta entidad, especificó que de las 27.000 microempresas 18.900 pertenecen al sector comercio, 3.510 al sector servicios y 2.241 desempeñan la manufactura.Lea también:El reto de la industria textil es sorprender al consumidor“Lo anterior marca una clara reestructuración de la vocación económica del Aburrá Sur que ha definido con ello una tendencia creciente en el emprendimiento empresarial hacia los Sectores de comercio y servicios” sin embargo, Mesa dijo “en el campo de la innovación y la internacionalización hay todavía una marcada incidencia del sector manufacturero”.Según reportes de la entidad, en el 2016 fueron liquidadas o cambiaron de domicilio para otra jurisdicción 596 empresas, a su vez, en el Aburrá Sur se registraron 1.842 sociedades, tanto por cambio de domicilio desde otras jurisdicciones como por creación directa en la zona.Para Mesa “esto significa no sólo que la dinámica económica de la región se mantiene vigente y productivamente positiva, sino que sigue siendo un importante atractivo económico de unos sectores económicos, hoy encabezados por el Comercio y seguido por los Servicios y la Manufactura”.Carlos Viviescaz, director de la Corporación Prosur, afirmó que el sur ha sido tradicionalmente la zona industrial del Valle de Aburrá: “Luego de que Medellín se dedicó a sacar las empresas de manufactura, las plantas industriales o de manufactura se ubicaron en el Aburrá Sur; algunas han ido migrando al norte también y hay transformaciones que nos impactan como por ejemplo el traslado de grandes plantas para Oriente”.Al momento de hablar de la configuración económica de esta zona del departamento, Viviescazexplicó que “la diversidad hoy está dada por una presencia histórica y consolidada de empresas manufactureras medianas y pequeñas, muchas de ellas metalmecánicas, muchas de ellas con abastecimiento al mercado interno, productos terminados en términos de manufactura y se combinan con grandes plantas de producción todavía vigentes como Sofasa, Crystar y Peldar.Sin embargo, agregó Viviescaz, “no ha habido nuevas plantas de producción industrial y todavía mantenemos las viejas industrias y lo que ha ido llegando ha sido más enfocado en lo comercial y en muchos casos lo logístico”.Willman Gómez, director del Grupo de Macroeconomía Aplicada de la Universidad de Antioquia y coautor del estudio Estimación del PIB y cálculo de indicadores de competitividad, capacidades y dotaciones para el departamento de Antioquia y los territorios que lo conforman (Universidad de Antioquia) en el 2013, resaltó que el Aburrá Sur participa con el 12% dentro del Producto Interno Bruto (PIB) departamental, entre nueve grandes sectores estudiados: agropecuario, minería, industria, electricidad gas y agua, construcción, comercio, transporte y servicios sociales.Gómez, sustentándose en este estudio, identificó los sectores protagonistas en la generación de ingresos y el jalonamiento del crecimiento económico de la zona: “El más importante en términos de generación de PIB es industria, no es una sorpresa porque tradicionalmente estos municipios han albergado empresas del sector industrial, este sector participa con el 26,05% le sigue el sector financiero con 19,78% sector comercio 12,97% y Construcción ocupa un 9,13%”.En el caso específico de la industria, el aporte de los municipios está encabezado por Itagüí con un 40%, Envigado con 22%, Sabaneta con 19%, La Estrella con 14 % y Caldas con 5% del total de participación industrial entre los municipios de la zona Aburrá Sur.Preocupación por el tema ambientalA propósito de la discusión que ha suscitado el tema de las responsabilidades en el deterioro de la calidad del aire en el Valle de Aburrá, Carlos Viviescazafirmó que “muchas empresas han logrado establecer criterios y procesos ambientales con requerimientos y exigencias internacionales, como Sofasa, Peldar, Crystal, Cryogas, logrando establecer buenos niveles de manejo ambiental”.Él afirmó que para las empresas del Aburrá Sur el gran reto es el tema de la movilidad de su personal, es decir, más allá de las emisiones en los procesos de producción, la gran preocupación es la generación de planes de movilidad empresarial. Desde el punto de vista de responsabilidad social territorial, para las empresas del Aburrá Sur es más relevante el transporte de personal y de carga que las mismas emisiones derivadas de los procesos productivos “la mayor posibilidad de solución, de intervención con resultados se llama transporte y movilidad. En ese sentido, es donde se registran en el Aburrá Sur los mayores niveles de contaminación y las alertas”, señaló Virviescas, quien concluyó que es necesario cumplir los requerimientos de las autoridades ambientales y lo más importante, establecer procesos de recirculación de uso de agua para efectos industriales o para efectos domésticos dentro de las fabricas como el abastecimiento de sanitarios y zonas de lavado en las que se prescinda de la utilización de agua pura.Al respecto, Víctor Piedrahita, subdirector de Planeación del Área Metropolitana, concluyo que la entidad ha trabajado para minimizar vertimientos y emisiones de las empresas y destacó que el mayor número de emisiones es causada por el parque automotor por lo que son necesarias medidas para mejorar la movilidad, así como incentivar el uso de trasportes limpios. Lo anterior, sin desconocer que el 20% de las emisiones contaminantes son generadas por las industrias.
El Alto de San Miguel, El Salado y La Romera pertenecen a un mismo corredor. El primero es legalmente un área protegida, los otros dos, aunque son lugares de importante patrimonio ambiental, no están declarados como reservas forestales bajo la figura jurídica, según información de Corantioquia.Cesar Augusto Mora, secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Agropecuario de Envigado explicó que San Miguel, La Romera y El Salado conforman los parques de borde del Aburrá Sur, espacios que se encuentran en la zona de transición urbano-rural de los municipios y deben ser pensados desde la planificación municipal con una proyección que garantice su preservación. El Alto de San Miguel, Caldas, es el lugar de nacimiento del río Medellín. En 2016 fue declarado Reserva Forestal Protectora Regional de la jurisdicción de Corantioquia, tras cuatro años de estudios técnicos de identificación y caracterización de la biodiversidad del ecosistema y su riqueza hídrica.Los objetivos de esta declaratoria fueron: preservar las áreas de ecosistemas de bosques altoandinos, tanto la protección de las coberturas vegetales como favorecer la regeneración natural; preservar y mejorar los hábitats de especies endémicas; conservar la oferta de bienes y servicios ambientales especialmente el recurso hídrico.El Alto de San Miguel, ubicado a tan solo 30 kilómetros de Medellín, representa el 10% del total de la biodiversidad que existe en el país, además allí se encuentra 49 especies de mamíferos, el 14% de las especies reportadas en Colombia. También hay, según reportes de Corantioquia, 162 especies de aves y 130 de mariposas. A su vez, es hábitat de especies endémicas y en riesgo.Alejandro González Valencia, director de Corantioquia destacó la importancia de esta reserva y manifestó que la declaratoria significó el trabajo de muchos años de investigación. También expresó que la corporación seguirá trabajando junto a las administraciones locales y a la Gobernación de Antioquia para lograr la declaratoria en otras zonas del departamento que estén bajo su jurisdicción.Lea también:Con app, MinAmbiente celebra el Día Mundial de la Diversidad BiológicaEn Sabaneta, en el lugar conocido como Alto de Piedra Blanca, está el parque La Romera, lugar de tradición en el turismo ecológico del sur del Valle de Aburrá y zona destinada para la protección del patrimonio ambiental mediante la compra de predios que aseguran la no utilización de La Romera para futuros proyectos urbanísticos, según manifestó la administración municipal.En Envigado está el más próximo a Medellín de estos tres espacios ambientales: el parque ecoturístico El Salado. Según Jorge Mario Cadavid, director del parque, El Salado no es solo una zona de gran importancia ambiental sino histórica para Envigado en virtud de la tradición centenaria que ha tenido esta zona del municipio en lo referente a temas como los paseos de olla y la importancia que tiene para los envigadeños la Quebrada La Ayurá, principal afluente del municipio y cuyas aguas se configuran en columna vertebral del parque.Estos sitios, pese a estar bajo figuras jurídicas distintas, son pulmones verdes dentro de una zona cada vez más urbanizada.
La suma de la población de Itagüí y Envigado para 2017 es de cerca de 500.000. Itagüí es el municipio más densamente poblado de Colombia, con 273.944 habitantes según las proyecciones del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane). Cifras considerables si se tiene en cuenta que es el tercer municipio más pequeño de Colombia, estando el primero también en el Aburrá Sur: Sabaneta. Con 232.854 habitantes, Envigado no se queda atrás.Pese a que urbanistas como Carlos Henao señalan que en el Sur del Valle de Aburrá los espacios para la expansión de las zonas urbanas están agotados y no hay donde construir, el BIO 2030 Plan Director del Valle de Aburrá calcula, en base a cómo ha crecido la región, que entre 2010 y 2030 la población de Envigado aumentará un 54%, esto implicará un aumento de más de 108.000 personas, superando así a Itagüí que crecerá 58.770 personas en el mismo periodo.También, en municipios como La Estrella, donde la población rural asciende actualmente a casi la mitad, comunidades han expresado su preocupación frente al crecimiento urbanístico.“Es importante resaltar que los habitantes no son enemigos del progreso ni de un modelo de desarrollo sostenible que privilegie la construcción de acueductos y alcantarillados para los habitantes actuales, con espacios públicos y zonas verdes dignos para los peatones, para los ciclistas, con respeto por el medio ambiente, con recreación, salud y movilidad adecuada. Pero sí se oponen a aquello que desconoce el sentir de la comunidad”, manifestó Luis Javier Robledo, habitante de la vereda San José de este municipio.BIO 2030 plantea que para 2030 se consolidará el crecimiento de las cabeceras municipales en todo el territorio metropolitano del Valle de Aburrá: “A medida que aumenta el proceso de metropolización de los pobladores, se amplía su localización en municipios distintos a Medellín, hecho que fragmenta cada vez más el gobierno de la metrópoli y hace más difusa la posibilidad de gobernar el Valle de Aburrá como conjunto. Hacia el año 2030, 38% de la población vivirá por fuera de Medellín. Esta tendencia estructura uno de los retos institucionales más importantes, en la medida en que la menor concentración de la población en la ciudad central requerirá la puesta en marcha de nuevos y modernos mecanismos de gestión”.Este plan rector apunta que en las próximas décadas “el único camino viable para la construcción de gobernanza metropolitana será el compromiso de los municipios y de sus ciudadanos. La posibilidad de tener una institucionalidad metropolitana fuerte no dependerá de esfuerzos nacionales, sino que estará soportada en un conjunto de soluciones que enfaticen la cooperación formalizada, los acuerdos público-privados y los arreglos institucionales flexibles, que permitan generar nuevas capacidades de gobierno y los recursos apropiados para enfrentar los retos que impone la metropolización”.Frente a esto, Víctor Piedrahita, subdirector de Planeación del Área Metropolitana, señaló que están trabajando de manera conjunta con las administraciones locales para que el crecimiento sea sostenible e indicó que es de vital importancia el Cinturón Verde Metropolitano, “una estrategia de planificación y de transformación integral de largo plazo para consolidar un territorio ordenado, en la zona de encuentro entre lo urbano y lo rural”.Lea también:Así avanzan las obrasde Metroplús en ItagüíPara poder definir el crecimiento, el Área Metropolitana y las administraciones locales se basan en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) de cada municipio, Tres Valles: el territorio de la economía: una estrategia de ordenamiento económico-territorial para los valles de Aburrá, Occidente Cercano y San Nicolás en Antioquia (2012) de la Universidad del Rosario calificó los cinco POT del Aburrá Sur como aceptables, dándoles una calificación de siete en una escala de uno a diez.Este estudio resalta la articulación de los diferentes municipios utilizando el “corredor multimodal” del río Medellín y el macroproyecto Centralidad Sur que busca establecer un crecimiento urbano sostenible, entendiendo las dinámicas propias de cada localidad.Medidas en pro del aireComo respuesta a la contingencia ambiental en el Valle de Aburrá, el 14 de marzo de 2017, debido a los altos índices de contaminación, las entidades involucradas, entre ellas el Área Metropolitana y el Ministerio de Medio Ambiente, anunciaron medidas para reducir las emisiones de carbono.Eugenio Prieto, director del Área Metropolitana, apuntó que es necesario trabajar en todo el Valle de Aburrá modelos de movilidad sostenible y señaló que están trabajando para aumentar las extensiones de zonas verdes en la región, debido a que hay un déficit de 700.00 árboles.“Se requiere trabajar en acciones de mediano y largo plazo: la región debe revertir su modelo de ocupación; grandes inversiones en sistemas masivos de movilidad y transporte sostenible, así como en medios no motorizados personales; una ciudad que funcione 24 horas, desplazando los picos de demanda del transporte y un reordenamiento del transporte de carga y mercancías”, concluyó Carlos Fernando Cadavid, director del Centro Nacional de Producción Más Limpia.
En el ámbito nacional, Antioquia es el sexto mejor departamento en calidad en primaria, secundaria y media, según el Índice Sintético de la Calidad Educativa (2017) de Colombia Aprende, una herramienta que evalúa de uno a diez el proceso educativo de los colegios del país.Entre las nueve subregiones del departamento, el Valle de Aburrá está en primer lugar, destacándose, según las pruebas de Estado, Envigado y Sabaneta.Aunque el mejor colegio en base al Índice fue la Institución Educativa Antonio José de Sucre, de Itagüí con una calificación 8,51, alcanzando el tercer puesto en el país en secundaria.León Mario Bedoya, alcalde de Itagüí, apuntó que el 64% del presupuesto de este municipio está destinado a la inversión social y especificó que son prioridades “la cobertura educativa, la alimentación escolar, la infraestructura educativa, fortalecer el bilingüismo y las becas para estudiantes que pasan a universidades públicas”.El Informe de Calidad de Vida 2015 del Observatorio de Calidad de Vida de los municipios de La Estrella, Sabaneta, Caldas, Envigado e Itagüí señaló la educación como una de las prioridades en el Aburrá Sur, destacando el caso de Sabaneta e Itagüí, donde porcentualmente realizan la mayor inversión en educación de estos municipios, en contraposición a la inversión realizada por Caldas y la Estrella.El Observatorio resaltó que si se toma el promedio en cobertura neta subregional para cada uno de los niveles al año 2015, este sería el resultado: en transición 79%; en primaria 103%; en secundaria 96% y en educación media 69%.“Es importante resaltar que ninguno de los cinco municipios está garantizando una cobertura del 100% en educación básica o media y que de todos los niveles preocupa la cobertura en educación media, dado que aproximadamente el 31% de la población que se encuentra en edad escolar no está accediendo al sistema educativo, razón por la cual surge la siguiente inquietud: ¿dónde y qué están haciendo los jóvenes entre los 15 y los 16 años?”, cuestionó el Observatorio en el estudio.Aunque agregó que en la cobertura a menores de cinco años “el reto para las nuevas administraciones municipales es grande, pues esta es la etapa en la cual se forman las condiciones esenciales para el óptimo desarrollo físico y cognitivo de los niños y niñas. Lograr mayor cobertura y calidad educativa en la primera infancia es un tema urgente en la agenda, toda vez que con ello disminuirían los círculos de pobreza, aumentaría el bienestar, la calidad de vida de los ciudadanos”.El observatorio concluyó, tras comparar indicadores, que los retos de las administraciones municipales “continúan siendo bastante grandes en materia de educación”.En septiembre de 2016, el Ministerio de Educación y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá suscribieron un acuerdo “para gestionar los recursos y adelantar las acciones que permitan la construcción, adecuación y mejoramiento de sedes educativas que contribuyan a la implementación de la jornada única con el fin de aumentar la calidad de la educación básica y media en Antioquia”.Los $184.800 millones derivados de este acuerdo servirán para la construcción de 686 nuevas aulas y la adecuación de 338 más en 36 colegios del Valle de Aburrá, nueve de ellos en Itagüí, tres en Envigado, dos en Sabaneta y uno en La Estrella. Tanto las administraciones locales como el Área Metropolitana y el Ministerio son responsables de la financiación.En educación superior, las administraciones municipales han tratado de aumentar su cobertura y que las personas que egresen de las instituciones educativas de estos municipios no tengan que desplazarse hasta Medellín para estudiar.Envigado es el municipio del Aburrá Sur que tiene una oferta más variada debido a la presencia de la Institución Universitaria de Envigado (única pública en la subregión), Escuela Superior Tecnológica de Artes Débora Arango, Universidad Cooperativa De Colombia, Escuela de Ingeniería De Antioquia.Lea también:178.099 visitas ha recibido la Biblioteca Débora ArangoTambién otros municipios cuentan con instituciones de educación superior. En Caldas, la Corporación Universitaria Lasallista; en Itagüí, la Corporación Universitaria Minuto de Dios; En Sabaneta, la Corporación Universitaria de Sabaneta e Institución Universitaria Ceipa. Además de la presencia de institutos técnicos y tecnológicos. A su vez, las administraciones han realizado convenios con el Sena para aumentar la cobertura.Resultados en pruebas de EstadoCuatro de los diez mejores colegios de Antioquia en 2016, según datos de las pruebas de estado Saber 11 (Calendario A), fueron del Aburrá Sur. Una cifra favorecedora para esta subregión si se tiene en cuenta que representa poco más del 10% de la población total del departamento.Precisamente el Colegio Leonardo Da Vinci de Envigado obtuvo los mejores resultados departamentales, aunque en el ámbito nacional ocupó el puesto 21. En la misma subregión, ocuparon una posición destacada el Gimnasio los Alcázares (Sabaneta) en el puesto cinco, el Colegio Alemán (Itagüí) en el puesto siete y Colegio Cristóbal Colón The Columbus School (Envigado) en el puesto diez.Estos cuatros colegios son de carácter privado. En el departamento no es hasta el puesto 40 que aparece una institución oficial y el puesto 112 una del Aburrá Sur, la Normal Superior de Envigado, que pese a esto es la séptima entre las instituciones públicas de Antioquia. Sin importar los bajos resultados de las instituciones educativas oficiales, el Aburrá Sur cuenta con tres entre las diez mejores del departamento.Sabaneta y Envigado se destacaron en los resultados de estas pruebas. En las Saber 11, los diez mejores municipios fueron Duitama (286.41), Sabaneta (286.32), Floridablanca (284.99), Tunja (284.84), Chía (284.69), Bucaramanga (284.48), Envigado (284.39), Sogamoso (283.80), Mosquera (283.42) y Zipaquirá (280.79).Si además de los resultados del calendario A, tienen en cuenta los del calendario B, también se destaca el Aburrá Sur, siete de los 20 primeros de Antioquia son de esta subregión. El segundo y el tercero son del calendario B, pertenecen a Envigado, con puntajes superiores al mejor ubicado del calendario A.Diego Echavarría, secretario de Educación y Cultura de Envigado, resaltó los buenos resultados en las pruebas de Estado que históricamente ha tenido el Aburrá Sur, principalmente Envigado, que “siempre ha sido referente nacional. Efectivamente en el índice sintético de los tres niveles nos mantenemos por encima de los índices nacionales y el mejor en Antioquia”.Los buenos resultados en estas pruebas en la subregión, principalmente en Sabaneta, Itagüí y Envigado, evidencian que la inversión realizada en educación ha dado frutos.