La ciudad no está preparada para la llegada masiva de ciudadanos del vecino país. Urge una directriz del Gobierno central para definir el trato que se les dará.
La diáspora venezolana se siente en Medellín. Miles de ciudadanos de ese país que decidieron emigrar llegan a una ciudad que no está preparada para recibirlos.
La capital antioqueña no previsualizó el problema. La Alcaldía, en su Plan de Desarrollo, no estableció políticas ni planes para recibirlos. Por eso, no hay estrategias de acogida que digan qué hacer con los cerca de 45.000 ciudadanos del vecino país que han pasado por Medellín y su área metropolitana,según la Personería, basándose en cifras de Migración Colombia.
Asimismo, la falta de un censo que diga cuántos están radicados dificulta el diseño de la política de acogida, ya que las cifras varían de acuerdo a la entidad que las emita. Sin embargo, no se especifica si se quedaron en la ciudad o estaban de paso hacio otro destino.
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Medellín es la cuarta ciudad colombiana que recibe a los venezolanos inmigrantes, por detrás de Bogotá, Cúcuta y Paraguachón. Según otras cifras reveladas por la concejal del Partido Liberal Aura Marleny Arcila, 57.932 venezolanos reportaron a Medellín como lugar de llegada entre 2014 y enero del 2016.
En ese sentido, las instituciones estatales apenas se están dando cuenta de la precaria situación de derechos humanos que enfrentan los venezolanos en la ciudad.
“Lo que tenemos claro es que es una situación a la que no podemos sacarle el cuerpo. Desde la institucionalidad tenemos el interés de apoyar a esta población, pero, por ejemplo, aún no existe una oficina que reciba a estas personas o que nos dé claridad sobre qué hacer”, afirmó el secretario de Inclusión, Familia y Derechos Humanos, Luis Bernardo Vélez.
Añadió que necesitan que el Gobierno Nacional indique cómo debe tratárseles, porque la gran mayoría están en condición de irregularidad. “La falta de una directriz por parte de la Cancillería que diga cómo se les debe tratar también dificulta la situación”, agregó Vélez.
La Secretaría de Inclusión Social, asimismo, recibió este año, a través del 123 social, 56 casos de ciudadanos venezolanos remitidos en albergues, en situaciones de emergencia o de prostitución y que solicitan empleo, acceso a la salud y a la educación.
La concejal Arcila, quien propuso el debate en el Concejo para definir cómo debe actuar esa corporación frente a la situación, insistió en la necesidad de aclarar las cifras, que oscilan entre los 20.000, según líderes venezolanos en Medellín, y 40.000. Durante la sesión, propuso establecer un registro municipal de extranjeros venezolanos que permita identificar el número, ubicación y generar una ruta de atención para migrantes, y estar preparados en caso de una migración masiva.
En Venezuela, la hiperinflación, que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) será del 720% en el 2017, así como la escasez de productos básicos como medicamentos y alimentos, la inseguridad, la crisis política y social y la violencia que sacude las principales ciudades de ese país ,forzan a sus ciudadanos a emigrar y buscar mejores oportunidades en Colombia, al menos mientras se soluciona la crisis.
Ese es el caso de Tony Vitola. En su país, ejercía como militante del partido Voluntad Popular, opositor del gobierno de Nicolás Maduro y cuyo líder es el preso político Leopoldo López. Sin embargo, el año pasado recibió llamadas y correos amenazándolo de muerte “porque pensaba distinto al régimen y realizaba activismo político”.
“Me llamaban y me amenazaban, así que decidí que tenía que salir del país. Me vine para Colombia porque mis padres son colombianos y escojo Medellín porque tengo familiares acá”, contó Vitola
Desde que llegó, se ha desempeñado como líder y representante, tanto de su partido como de los miles de venezolanos que han encontrado en la capital antioqueña un lugar de acogida mientras se estabiliza la situación en el país vecino.
Pero la estadía en la ciudad no resulta fácil. Muchos se ven obligados a trabajar de manera informal por menos de un salario mínimo, presentándose casos de explotación laboral.
Raúl Roldán, otro líder de la comunidad venezolana en la ciudad, afirmó que la situación de irregularidad de la mayoría de los venezolanos hace que no se les respeten sus derechos.
“Ellos (los venezolanos) son como fantasmas. Les da miedo que los deporten y por eso acuden más fácil a nosotros, como comunidad venezolana, que a las autoridades colombianas”, reveló Roldán.
El parque El Poblado se convirtió en un punto de reunión de la colonia venezolana. Los fines de semana suelen ir para mostrar solidaridad con sus compatriotas, pedir la reununcia de Nicolás Maduro y orientar a los venezolanos que están en Medellín para legalizar su situación. Es decir, mostrarles cómo acceder a derechos como la salud y la educación.
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La Personería de Medellín identificó que los venezolanos tienen dificultades para acceder a los servicios por parte de las Empresas Prestadoras de Salud (EPS) y de explotación laboral.
La situación de irregularidad en que se encuentran le permite a los empresarios y empleadores someterlos a jornadas laborales extensas, con casos reportados de 12 a 14 horas.
Asimismo, la discriminación por nacionalidad, conocida como xenofobia, “común en países que sufren fenómenos de inmigración, es otro de los problemas que se pueden generar por este fenómeno, por miedo a que el otro, que en este caso es el venezolano, me quite el trabajo”, contó Juan Fernando Gómez, personero delegado para los Derechos Humanos.
Según el funcionario, la Personería viene atendiendo a un grupo focal de 60 venezolanos en el sector de Las Golondrinas, en la Comuna 8. “Venimos con ese grupo brindándoles asesorías para su regularización en Colombia. Hemos tenido conocimiento por parte de la Secretaría de Inclusión Social de siete familias que están asentadas en San Javier. A la sede de la Personería sólo nos han llegado ocho ciudadanos”, añadió.
Del mismo modo, Carlos Díaz, director de la Escuela Nacional Sindical (ENS), “en el mundo, el trabajo del migrante está desprotegido y Colombia no es la excepción. Vemos esto con mucha preocupación, porque podría generar en una masificación de la informalidad”.
Según la ENS, en el Valle de Aburrá, de los cerca de 700.000 empleos informales que hay en Medellín, el 6.5% están siendo ocupados por venezolanos.
“Esto es un problema porque la tasa de informalidad, así como la de desempleo, ascenderá drásticamente en los próximos meses”, manifestó Díaz.
Para el director de la ENS, en esta amenaza también hay una oportunidad de ocupar el déficit de algunos empleos formales que escasean en Medellín.
Medellín es uno de los principales receptores de venezolanos, a pesar de no estar cerca de la frontera colombo – venezolana. Para el líder Vitola, la similitud con ciudades como Caracas es una de las principales causas por la que los venezolanos eligen esta ciudad.
Los venezolanos suelen entrar por dos ciudades al país. La principal es a través de Cúcuta, por el estado venezolano de Táchira, y de allí, vía bus, llegan a su ciudad de destino. La otra es a través de Maicao, por el estado de Zulia.
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“Lo que hemos percibido es que muchos escogen Medellín porque tienen familiares acá o porque perciben que la ciudad se parece a la de ellos. Por ejemplo, Medellín es similar a Caracas, el clima es el mismo, el sistema de transporte es igual. Esas cosas hacen que los venezolanos decidan moverse para acá”, comentó vitola.
Asimismo, Roldán coincidió en decir que Medellín presenta unas condiciones labores y sociales más propicias que otras ciudadades, como Bogotá.
Para la concejal Arcila, los medellinenses deben solidarizarse con los venezolanos que llegan a la ciudad. “Los venezolanos nos acogieron cuando el éxodo era al revés. O sea, de colombianos hacia Venezuela. Ahora que ellos nos necesitan, no podemos darle la espalda. Desde el Concejo debemos generar procesos para facilitar la regularización. Hago un llamado del Concejo a definir qué vamos a hacer y qué oportunidades se les van a dar a los venezolanos”.
La Secretaría de Inclusión, por ejemplo, ha identificado profesionales venezolanos que, ante la imposibilidad de conseguir trabajo en su profesión, se dedican a vender chicles, lapiceros, trabajar en discotectas, entre otros.
“Lo que nosotros como Secretaría hemos identificado es una población en condición de irregularidad, por lo que hay mucha pobreza que si no tratamos, podría provocar una crisis humanitaria”, comentó.
La Personería de Medellín, para enfrentar la situación y facilitar el estatus legal de los venezolanos, desarrolló una ruta de atención informativa para los inmigrantes, que sirve como guía de consulta al momento de llegar a la ciudad y la cual será promocionada entre los colectivos de extranjeros residentes.
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En caso de que el inmigrante sea calificado como refugiado, será remitido a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Si, por el contrario, no obtiene ese estatus, será Migración Colombia la entidad encargada de iniciar el proceso de regulación.