No hay que olvidar también quien fue el que lo entronizó: ¡Otra de las herencias malditas del expresidente Santos!
Pasaron los cien días, lapso que se le dio al nuevo gobierno, como una especie de período de prueba y entonces saltan a la palestra una infinidad de politólogos y expertos para conceptuar sobre las ejecutorias del nuevo gobierno. Y, claro, no podían faltar las encuestas.
En términos generales, hay que reconocer que existen dos sentimientos: Esperanza de la comunidad por las ejecutorias para compensar, en algo, lo que dejó el desastroso gobierno anterior y, el desencanto y frustración o sea indignación, debido al balance de lo que dejó el gobierno de Santos.
Sobre la esperanza hay que decir que está preñada de indignación, porque es necesario reconocer que, en la práctica, el gobierno anterior “sigue ahí”, bien sea porque sigue ocupando muchos de los mandos superiores y medios, y en el parlamento, están los enmermelados sedientos por obtener nuevas dosis de “cupos indicativos”, aunque ya se muestran rebeldes porque el gobierno ha anunciado su eliminación. También hay que reconocer que la “gavilla mediática mamerta” está ahí, y se muestra muy activa.
“Siguen ahí” las innumerables embajadas y consulados lo mismo que las agencias y altos comisionados que, en forma exagerada, dejó el gobierno anterior.
También “siguen ahí” todos los “santistas” de las cortes y tantos otros estamentos, como en el caso, que merece mención y análisis aparte, del señor Fiscal General.
Las últimas denuncias relacionadas con la trayectoria del señor fiscal, ocasionarían en cualquier país civilizado su renuncia o su destitución fulminante. Pero ¡no en Colombia! Y como es usual “se armó la fiesta” para no decir debate. Lo cierto es que el señor fiscal está más atornilladlo que nunca, y sucede lo que describían nuestras matronas al referirse a la sacada de cucarachas a punta de escobazos. No hay que olvidar también quien fue el que lo entronizó: ¡Otra de las herencias malditas del expresidente Santos! Hay que reconocerle al señor fiscal, que ha sido muy eficiente en el cumplimiento de su misión primordial, como es la de evitar cualquier “salpicadura” de índole corrupta al “ganador” del Nobel, haciendo gala de su gran malicia, pero de la mala, como enseñaba el gran “Pacho” Mira: Hay dos clases de malicia: Una Buena y otra Mala.
¿Por qué será que viene a la memoria el caso de J.E. Hoover? Este personaje dirigió al FBI de los Estados Unidos durante 37 años, acumulando “un gran poder” que llegó a “intimidar a ocho presidentes” gracias a que había “acumulado archivos secretos sobre la vida de numerosos líderes políticos”, como se ve fácilmente en la red.
En estos cien días, como era de esperarse, los mamertos alborotaron (¿con que intención?) a los estudiantes, y si, en el fondo, el problema es de recursos, habría que concluir con la frase: “No se preocupen por plata, que plata no hay”, como consecuencia de otra de las “gracias” del señor Santos, al dejar quebrado al País. Esta frase también hay que aplicárseles a los de la Farc, que permanentemente están exigiendo el cumplimiento de los compromisos que contrajo el expresidente Santos con ellos. El problema está en que el gobierno actual, no ha sido lo suficientemente claro y preciso, para manifestar la situación económica que se encontró al asumir el poder, y pretende acabar de acabar de arruinar a la comunidad, buscando los necesarios recursos, sacrificando las necesidades básicas de la población.
Como no hacer referencia, también, al hecho que en estos “cien días”, se terminó de deteriorar la relación entre los socios principales del proyecto Hidroituango: La Gobernación de Antioquia y el Municipio de Medellín, debido al cuestionado manejo que le dio al desarrollo del proyecto las EPM de Medellín. Ya, en estos cien días también, el señor Gobernador publicó su Memorial de agravios o libro blanco y ¿habrá que esperar el del señor alcalde? Parodiando la conocida frase, hay que decir: “Con socios así, para que enemigos”.
Hay un aspecto que es muy crucial en el desempeño de las EPM, y que coincidencialmente afecta también a la Educación Superior. Es la AUTONOMÍA, entendida como la “Potestad particular que poseen algunas entidades dentro del Estado”. De EPM se dice, con frecuencia, respecto a los manejos (incluyendo los negocios y los contratos) que dada su AUTONOMÍA las EPM “hacen lo que le da la gana” y maneja los recursos públicos a través de las contrataciones, como si fuera un ente privado. Tan crucial es la situación, que, aparentemente, sus verdaderos dueños, el Municipio de Medellín, no pueden ejercer el control mínimo necesario.
Tal AUTONOMÍA también está presente en la Academia y es la “razón” para que, por ejemplo, las fuerzas del orden no puedan acceder a los predios universitarios para imponer, precisamente, el orden. También, dicha AUTONOMÍA, ha contribuido a deteriorar los programas de estudio en forma tal que la calidad de la formación de los egresados, es cada vez más cuestionada.
Entonces si se quiere preservar lo que establece el Escudo Nacional sobre la “Libertad y el Orden”, los alcances y limitaciones de estas AUTONOMÍAS deben revisarse, porque el hecho es que se está abusando de ellas.