Una institución universitaria donde las disputas por el control y el reparto del poder entre sus profesores han dado al traste con la calidad académica y han generado una profunda descomposición ética en todos sus estamentos.
La Universidad del Chocó tiene el promedio salarial de los profesores universitarios más altos de las Universidades públicas en el país. Por encima de los promedios salariales de los profesores de las Universidades: Nacional, de Antioquia y del Valle, las tres instituciones universitarias públicas con las mayores acreditaciones en calidad y en investigaciones científicas.
Una Universidad que en el 2018, su presupuesto de rentas y apropiaciones fue de $79.134 millones y el pliego de peticiones del Sindicato de Profesores del 2016 al2019, su valor es de aproximadamente $ 23.000 millones. Cifra que representó el 30% del presupuesto de aquel año. Esto explica las razones por las cuales esta Universidad no cuenta con recursos para su modernización institucional. En virtud de que, la carga por servicios personales la tienen al borde de la quiebra y el apetito voraz de sus agremiaciones la tienen camino hacia una inminente intervención.
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Este tipo de cosas más la enorme carga prestacional que cada vez es mayor con el paso de los años debe llevar a los estamentos universitarios a examinar con más realismo el presente y el futuro de esta Universidad, una institución que por las acumulaciones de deudas y la caga prestacional cabalga hacia un cierre inminente en los próximos años.
Una institución universitaria donde las disputas por el control y el reparto del poder entre sus profesores han dado al traste con la calidad académica y han generado una profunda descomposición ética en todos sus estamentos. Durante los 16 años de la rectoría de Eduardo Garcia Vega, la crisis se agudizó hasta llegar a tener todos sus indicadores negativos y se pasó del puesto 17 al último lugar en el ranking de las Universidades públicas.
De los 16 años, 15 fueron de coadministración con el Sindicato de Profesores que en alianzas con los otros estamentos se repartieron puestos, contratos, condonaciones de matrículas, becas y participación en la feria de los recursos de regalías canalizados por la Universidad.
En aquel período hubo un sector minoritario de los profesores que se opusieron a dichas prácticas. La Universidad con la participación activa del Sindicato de Profesores fue convertida en en un fortín de la politiquería regional y en refugio de condenados por delitos contra la administración pública.
Por ese contubernio entre el Sindicato de profesores, los ex rectores y un selecto grupo de la Asociación de Egresados en el reparto del poder, Garcia fue reelegido por unanimidad cuatro períodos y firmó unas convenciones laborales ilegales que la Universidad no tiene capacidad presupuestal para cumplir.
Su herencia es la de una Universidad dominada por una corruptela académica donde campea el tráfico de los intercambios de calificaciones por plata, votos, sexo y favores políticos. Los mismos miembros del Sindicato de Profesores, obviamente con excepciones han sido protagonistas de aquellas prácticas. Durante la administración de Garcia se llegó hasta el grado de descomposición académica de tener profesores rapimoteros y se popularizaron los vergonzosos trueques entre profesores y alumnos de calificaciones por favores económicos y sexuales.
Las “luchas” por la defensa de la educación pública de calidad que tanto pregona el Sindicato de profesores es un discurso populista sin aplicaciones en la práctica, dado los pésimos niveles académicos que tiene la Universidad. Su lucha no es por una educación de calidad sino por la defensa de sus privilegios salariales dado que en materia de calidad educativa se va de mal en peor. La Universidad ocupo el último lugar en las pruebas Saber Pro de las IES evaluadas en el 2019, se situó en el puesto 249 de las 249 instituciones evaluadas con 123 puntos, 2.9 por menos que en el 2018.
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Los profesores han sido genios y figuras en todos los niveles de la crisis que afronta Universidad, porque en las últimas tres décadas han sido los que han controlado el poder y son los responsables de haber estructurado una especie de monarquía hereditaria, donde imponen a sus hijos, nietos, sobrinos y recomendados como profesores. Las becas y las comisiones de estudios no son otorgadas por méritos, sino milimétricamente entregadas por el grado de influencia de un profesor en la administración de turno o con el Sindicato. Un proceso de formalización docente que no se realizó como exige la norma en concurso abierto de méritos para premiar la calidad académica, sino que se realizó para premiar el grado de adulación con el zar del Sindicato de Profesores.