Como una forma de cumplir con las asignaciones del Acuerdo de París, la Universidad Nacional presentó un informe en el que destacó los pasos que Colombia debe dar si se quiere enfrentar adecuadamente el cambio climático.
Con el propósito de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) hasta en un 30 % para 2030 y cumplir con lo consignado en el Acuerdo de París, un grupo de expertos de la Universidad Nacional (U.N.) revisó una serie de estrategias para contribuir a esta reducción y estableció una hoja de ruta que fue presentada al Ministerio de Minas y Energía con el fin de adoptar acciones de política pública pertinentes para el caso colombiano.
La ruta plantea el tema de la pertinencia atendiendo a la vocación de Colombia como país exportador de minerales energéticos –carbón y coque–, además de petróleo, cuyo proceso de extracción también genera emisiones que afectan el medioambiente.
“El crecimiento de la población y el poder adquisitivo están relacionados con la taza de vehículos por habitante, cuyo número ha venido en aumento, con el consiguiente incremento en el consumo de combustibles”, explicó el profesor Rodrigo Jiménez, del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la U.N.
El plan de la U.N. se centra en cinco líneas de trabajo establecidas por el Ministerio de Minas y Energía en 2016: manejo eficiente de la energía, emisiones fugitivas, generación de potencia eléctrica, gestión de la demanda y compensación ambiental.
En cuanto al manejo eficiente de la energía, los expertos señalaron la necesidad de producir la misma cantidad de hidrocarburos con menos energía; en cuanto a emisiones fugitivas se señaló la necesidad de evitar pérdidas a través de una serie de procesos técnicos que permitan disminuir los niveles de contaminación.
En lo correspondiente a generación de potencia eléctrica, la ruta de la U.N. propone fomentar la inserción de fuentes menos contaminantes en el mercado eléctrico, como energía eólica o de luz solar, además del emplear de biocombustibles como la caña de azúcar.
Los investigadores hicieron énfasis en la necesidad de fomentar el uso de nuevas tecnologías con el fin de hacer mediciones inteligentes y resaltaron la necesidad de contar con tarifas diferenciadas en las que el valor de la energía consumida cambie según la hora.