El olor a Trumpgate es igual de nauseabundo a lo ocurrido con Richard Nixon cuando un escándalo que revelaba una masiva conspiración criminal, terminó con la renuncia del presidente
Poco a poco se va cerrando el círculo criminal que rodea a Trump. Primero fue el asesor de seguridad Michael Flynn, luego el consejero de política exterior George Papadopoulos y esta semana el jefe de campaña Paul Manafort fue declarado culpable de 8 delitos por los que pasaría el resto de su vida en prisión. Los cargos van desde fraude bancario y de impuestos, no reportar una cuenta bancaria en país extranjero y lavado de activos. Michael Cohen su abogado personal y encargado de encubrir las infidelidades del presidente también aceptó culpabilidad por 5 cargos de evasión de impuestos, el ocultamiento de más de 4 millones de dólares en ingresos de 2012 a 2016 y fraude bancario.
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Cohen tiene un prontuario nada envidiable por sus nexos con la mafia rusa de Nueva York que ha manejado los hilos del oscuro funcionamiento de taxis en la Gran Manzana. El “arregla todo” como se le ha conocido por sus servicios al presidente, ha declarado que siguió instrucciones para el pago a la actriz conocida con el nombre Stormy Daniels y la exmodelo de la revista Play Boy Karen McDougal. Un entramado ilegal cuyo final solo se conocerá una vez que haya un pronunciamiento del Consejero Especial Robert Mueller.
El olor a Trumpgate es igual de nauseabundo a lo ocurrido con Richard Nixon cuando un escándalo que revelaba una masiva conspiración criminal, terminó con la renuncia del presidente. Aunque para muchos la posibilidad de un ‘’impeachment’’ toma fuerza, el partido republicano increíblemente calla y se esconde cual avestruz en medio del cúmulo de mentiras que a diario se inventa Trump y que de tanto repetirlas, terminan como ciertas para su base de fanáticos y chaqueteros de la cadena Fox.
No es coincidencia que los más corruptos en los negocios y la política terminen atraídos por Trump, compartiendo la misma visión laxa de la ley, las normas y la probidad. Por ello, no sorprende también ver al congresista Chris Collins llamado a juicio por usar información financiera privilegiada para beneficio personal y Duncan Hunter un representante por California también en los estrados judiciales por el uso indebido de recursos de la campaña política. No es casualidad que ambos legisladores fueran los primeros en apoyar en 2016 la candidatura Trump y ahora resulten inhabilitados para su reelección.
La organización Trump con todos sus tentáculos que han operado fuera de la ley, basta decir, Trump University, Trump Institute, Trump Network, los contratistas a quienes nunca se les pagó por su trabajo, modelos explotadas y su fundación como fachada para no pagar impuestos, se ha trasladado a la Casa Blanca como una empresa criminal más. El hombre que juró cumplir la ley y respetar la Constitución, termina acusando a su propio Departamento de Justicia por su independencia. Y lo peor califica a los delincuentes como ‘’hombres de bien’’ en alusión a Manafort.
Nixon fue juzgado por aliarse subrepticiamente con amigos y conspiradores. Para entonces había un Congreso que hacía valer el control político de un presidente que abiertamente estaba contraviniendo la ley. Trump pretende ser inmune a los delitos cometidos por su pandilla de delincuentes, bajo sus propias instrucciones y con pleno conocimiento de quienes lo han acompañado en sus fechorías. Sus aliados en el congreso, el partido republicano, van a pagar muy caro su falta de valentía y honor por negarse a confrontar a un jefe de estado vergonzante.