Sobre Entendimiento (La novela de Spinoza), obra de Memo Ánjel
Por Rubén Darío Estupiñán Pérez*
“He tratado de ver a Spinoza desde su lado más humano: lo judío necesario en él”
Las historias se conectan con nuestro interés según la voz que los presente y la necesidad de quien las escucha. En mi caso puedo decir que la novela Entendimiento rompe con la desidia y distancia que, en mi época de estudiante, nació hacia Spinoza. Por esa época aprender de memoria la exposición del pensamiento del filósofo no era algo que invitaba a la conversación. Mi idea del filósofo cambia cuando leo su historia con los ojos de Memo Ánjel. Gracias a esto, me uno a la discusión…
Hago aquí un esbozo del texto atendiendo a dos asuntos: la estética de la producción y de la recepción.
Trazados
Entendimiento (La novela de Spinoza) se estructura así: información paratextual y situación narrativa. Lo primero sintoniza con aspectos metodológicos del filósofo Spinoza: definir y precisar los términos en y desde los cuales se habla; guiando al lector, ampliando asuntos, e invitando a la conversación.
Puede verse que el autor traza la ruta en el contenido; expone la idea de la novela en el pequeño prólogo; reseña el momento de la muerte del filósofo en el epílogo; dibuja la intimidad de la obra en la nota de autor; reseña el texto sobre la gramática hebrea en el anexo; define palabras citadas en hebreo en el glosario.
La situación narrativa queda configurada en veintinueve subtítulos: indicando una secuencia cronológica que va del primero al veinte de febrero de 1677. Los subtítulos, en su forma dan luces sobre su temática. Quizás siguiendo la forma de un diario. El personaje reconstruye, evocando diálogos directos e indirectos, los últimos veinte días de su vida. Un escenario en donde la soledad se llena de memorias.
El autor opta por la voz en primera persona: quiere ver el mundo de Spinoza con los ojos de su Spinoza. El recurso literario: monólogo interior polifónico. Spinoza es para Memo un interlocutor con el que se identifica, por sus tradiciones y por su pensamiento; por esto, más que un objeto de estudio es una expresión que transmitir.
Entendimiento, la novela de Spinoza. Por Memo Ánjel
La trama se teje al ritmo de analogías, símiles y digresiones. Característico en el estilo del autor. Analogía y símil permiten comparaciones, amplían vocabulario y, por tanto, el entendimiento (La lógica de las semejanzas que tanto se parece a los principios de la kabalah: lo uno está en el todo y viceversa). La digresión, mezcla de bagaje cultural y de una excelente memoria, es un ejercicio de ambientación que amplía la trama de la obra.
¿Caja china?
Los personajes constituyen una huella semiótica que invita a la investigación. ¿De dónde surgen?, ¿por qué ese y no otro?, ¿a qué viene el nombre?, ¿cuál es su intención narrativa y extraliteraria?, ¿cómo se da la identificación estética del personaje con el lector?
En la novela Entendimiento el lector acude al proceso de autoconstrucción del personaje: gracias al recurso semiótico del invierno se describe su escenario mental y social. Presentando una nueva versión: un ser humano que persiste en su ser cuando conversa con sus tradiciones.
Vale preguntarse, ¿quién le da la voz a quién? ¿Memo a Spinoza o Spinoza a Memo? En el libro Sin parasitar (1) se responde esta pregunta. ¿Realmente dijo eso Spinoza?, ¿está de acuerdo Spinoza con Memo? La distancia parece difuminarse en el curso de la novela, gracias a la identificación estética que resuena en ella. Ninguno sale clonado, cada uno persiste en su ser. Memo lo recalca varias veces: es ficción. Terry Eagleton en Cómo leer literatura dice que existen licencias en una obra literaria, y deben ser entendidas si se quiere juzgarla.
¿Cómo se construye el Spinoza personaje? Recurro a la imagen de la caja china para entenderlo. En una caja situamos al Spinoza filósofo y literario, nacido del Spinoza histórico, creado en biografías, reseñas, obras y novelas. Otra caja da cuenta del Spinoza de Memo Ánjel, nacido del Spinoza filósofo y literario: contiene la imagen de lector y autor, en tanto se exponen los hipotextos que dibujan el mapa de la novela.
Una tercera caja da razón de Joseph Morenu, nacido del Spinoza de Memo Ánjel. En la novela, el personaje crea otra ficción: su alter ego. Un hombre de comercio, de viajes y práctico en su actuar. El objetivo es recrear conversaciones cruzadas. En el invierno de su pensamiento Spinoza crea un interlocutor: llenando su soledad de palabras. Esto funda una idea que recorre la novela: en la conversación se amplía el mundo… Joseph Morenu, en este sentido, es una pieza esencial en la construcción de la trama.
Una cuarta caja contiene a Joseph Morenu construyendo una versión de su creador y, por ende, su propio interlocutor… ¿Será, acaso, una necesidad mutua? La escena final, además de describir una tácita despedida, en un ambiente tranquilo abriga especial intencionalidad. Spinoza invita a Joseph: Le sahná abá be Yerushalaim; le recomienda el libro de Abraham Cohen de Herrera. Los dos se van: Joseph, a ninguna parte; Spinoza oye una voz, es su tradición: se conecta con ella y ora en su lengua Shemá Israel, Adonai eloheinu, Adonai ejad.
Finalmente, reseño una quinta caja: la construcción de posibles lectores a partir de la novela Entendimiento. ¿Qué tanto funciona Spinoza hoy? Cada obra, dice Umberto Eco, construye su lector modelo, pero esto ocurre sólo si accedemos a ella. En Spinoza es importante la elección de la obra, pues ella obedece a una necesidad particular. De allí nace el entendimiento. A veces el canon literario no coincide con las lecturas personales. Quizá muchos lectores tengan bibliotecas (o librerías domésticas) llenas de libros que alguna vez leyeron, pero que nunca han entendido. Conocen las obras, tienen información, hacen catálogos, pero poco o nada se manifiestan en su ser. Una sociedad de lectores bien podría crear una sociedad de buenos seres humanos. Personas que ayuden a evitar los fundamentalismos, la imposición de la obediencia y, tanto la la autolatría como la autorlatría. Destaco este pasaje, en el Talmud se pide que sean dos los que estudien el mismo texto para que lo discutan y así ninguno caiga en la fantasía.
Lecturas
Cada obra de Memo Ánjel es un listado de preguntas abiertas para el lector, orientadas a través de un taller literario en proceso. (Y, no es que haya un expreso manual de escritura en sus textos). En sus historias hay huellas que hablan de su construcción, en las que resuenan las tradiciones de un judío sefardita. Pero no reduce su discurso al mundo judío: leer a Memo es participar en el debate sobre cómo entender la condición humana.
Así, puede leerse tácitamente en la novela una teoría sobre el preguntar. Conectada con el acto de entender (las preguntas son las oscuridades que aparecen y el entendimiento la luz que rompe esa oscuridad). La necesidad traza la ruta hacia la pregunta y conversando con ella se logra la claridad. Entender es un proceso que se define a través de la pregunta. Una pregunta que genera nuevas preguntas y así hasta infinito. Propio es de los judíos responder a una pregunta con otra pregunta.
El esquema narrativo, por su lado, visualiza un tejido en el que se entrelazan varios verbos. (¿Sigue, acaso, el oficio de las arañas?). En ese esquema el verbo conectar es el hilo conductor. Así vemos la conexión entre definir y entender, cuyo objetivo es evitar la ambigüedad. Se ve, además, la conexión entre definir y hablar–escribir, insistiendo en la forma, conciencia y tono de las palabras (Los acentos son el alma de las palabras). En la novela se alude al devenir de la gramática; un devenir vinculado al sistema de lectura de los judíos. Aquí son importantes dos huellas semióticas, Sabbetai Zví y Abraham Cohen de Herrera, pues permiten leer la relación entre la Torá, el Talmud y el Zohar. El subtítulo 13 día de febrero, en la tarde es un intento de mostrar la conexión entre letras y números.
Otro hilo conecta los verbos entender y descubrir (la tarea del hombre sólo es descubrir y, con base en lo que descubre, ser mejor). Pero, ¿descubrir qué? Spinoza afirma que todo está conectado con todo, y esa es la tarea: descubrir las razones de ese estado de cosas. Una lectura extraliteraria da cuenta de tres métodos que ayudan en esa tarea: gematría, notarikon y temurah. Gracias a ellos se crean y se reordenan palabras, se explica un contenido y se descubre un sentido que habita en lo profundo de lo escrito. Todo esto asociado a los cuatros modelos de lectura que tienen los judíos: Peshat, Remez, Drush y Sod.
Finalmente, aparece la conexión entre persistir y ser. Muy conectados con la gramática, la geografía y la historia. El ser está determinado por la lengua, el lugar y el tiempo que uno habita. La historia, mejor dicho, las historias están determinadas por la lengua y el lugar. En este sentido, lo que constituye al ser son sus tradiciones: su familia, barrio, ciudad, comunidad. Lugar, tiempo y lengua dicen lo que soy, de dónde soy. (Sí, para algunos puede sonar a Heidegger).
Adaptaciones
La novela conecta varios tiempos: febrero, 1677 y 2005; primera edición, 2008; (un dato informal habla de otra reimpresión, anterior a 2012); reimpresión 2012; reimpresión, agosto de 2018; Lectura personal, abril de 2020 (tiempo de pandemia). Estos datos elementales a simple vista permiten estas preguntas: ¿ha cambiado la historia de la novela o persiste en su ser?; ¿cuál ha sido el devenir de su intencionalidad literaria y editorial?; ¿qué lectura se ha hecho de esta obra en cada tiempo?; ¿tiene alguna actualidad filosófica o literaria Baruj Spinoza?
Joseph Morenu, hombre de viajes, números y letras, construye una versión del nuevo mundo. Expresamente del Caribe. (¿Conocía Morenu al detective Rambert?). Su política de comerciante cae bien en estos tiempos de pandemia. La voz de Joseph Morenu, me atrevo a decir, es la voz de Memo Ánjel. Los autores de libros no vivieron siempre detrás de un escritorio…
Las historias de 1677 son construidas por el Spinoza de Memo. El escenario, La Haya. En la novela, la otrora tierra de la tolerancia está plagada de intolerancia, la cual querido amigo, nace de la ignorancia sobre el otro. Herejía, exclusión, censura, dogmatismo y quema de libros. Es el mundo de las maldiciones y prohibiciones: hablar o recordar a alguien es motivo de condena (Vivimos tiempos de hablar con cuidado, de no hacer alardes más que de la riqueza y los honores admitidos). Además, es una época de lecturas privadas. La escritura o interpretación de un libro de manera equivocada o de otro modo es algo muy peligroso. ¿Preocupaba la interpretación o la autonomía para leer y escribir? (Los hombres toleran mientras las ideas no vayan contra ellos). Es, igualmente, el tiempo del cambio de una vida pública a una privada (Los seres humanos nos hemos encerrado en nuestras casas y vivimos espacios privados en los que ningún trabajo es reconocido. Y no porque se desprecie el trabajo sino porque este ya no es sujeto de intercambio). Es, finalmente, la época del pregón del fin del mundo, de los nuevos profetas y salvadores, de la superstición y el engaño: Si lo que un hombre sabe no le quita el miedo, eso que sabe no le sirve para nada. ¿Se conecta esa época con la nuestra?
Inventario:
* Magíster en literatura
(1) Obra de Memo Ánjel.