Con la llegada a la Estación Espacial Internacional de una capsula con astronautas de la NASA y Space X como una empresa de capital no gubernamental, se puede decir que se ha iniciado la privatización de la industria espacial
El mundo recibió con asombro el lanzamiento de la misión a la Estación Espacial Internacional con un protagonista nuevo en la carrera espacial: Space X, la firma ideada y dirigida por el hombre que ha revolucionado la forma de renovar la industria automotriz con la firma Tesla, la energía solar con Solar City y ahora el joint venture con la NASA a través de la cápsula Dragon y el cohete Falcon 9. Elon Musk ya superó a Steve Jobs por su tenacidad, obstinación y creatividad. Space X fue creada en 2002 en unos hangares donde Boeing fabricaba los fuselajes del avión 747. La aventura espacial comenzó con una docena de empleados y “un mariachi”.
Para entender quién es el verdadero Elon Musk, se hace necesario acudir a la biografía plasmada en el libro más vendido según el New York Times, de obligatoria lectura y escrito por la periodista Ashlee Vance. La inclinación de Musk para abordar lo que muchos consideran imposible lo ha convertido en “una deidad en el Valle del Silicon”.
Su mayor obsesión es en un futuro no muy lejano es llegar a Marte y convertir a ese planeta en una “gigantesca superficie verde rodeada de océanos”. No es ciencia ficción. Las metas que a lo largo de su trayectoria se fija Musk en su momento parecen absurdas, pero con el tiempo alcanza lo que se propone. El origen de Space X se remonta a 2001 cuando su fundador se había unido a un grupo de visionarios y científicos con el fin de explorar la llegada del hombre al Planeta Rojo.
Space X se enfrenta a gigantes del complejo militar norteamericano, Lockheed, Boeing e incluso a Rusia y China en la batalla por el espacio. Mediante un modelo de bajo costo, Space X pudo lograr el desarrollo de cohetes reusables que pueden llevar carga al espacio y regresar al océano con una precisión asombrosa para volver a ser utilizados. Si la empresa en la que se ha embarcado llega a perfeccionar esta tecnología, podría terminar poniendo fuera del juego a otros competidores y convertir a los Estados Unidos en el líder llevando a humanos al espacio.
Con la llegada a la Estación Espacial Internacional de una capsula con astronautas de la NASA y Space X como una empresa de capital no gubernamental, se puede decir que se ha iniciado la privatización de la industria espacial. Lo que le costaba a la NASA enviar un astronauta al transbordador espacial eran 170 millones de dólares cada uno, comparado con 67 millones de la capsula Dragon. Enviar un kilo de carga al espacio eran 54.500 dólares y con el cohete Falcon, 2.700. Llevar la misma misión en el Dragon tuvo un costo aproximado a los 2.500 quinientos millones dólares y a la NASA ello le hubiera representado cerca de 25.000 millones.
El nombre Falcon viene del juego Star Wars uno de los favoritos de Elon Musk, quien, a propósito, a los 12 años pudo desarrollar su primer juego de consola. Ese espíritu competitivo combinado con una ingeniería espacial muy sofisticada ha producido una revolución en lo que serán los viajes espaciales comerciales en el segundo semestre del próximo año.
Musk desde hace unos meses comenzó la construcción del cohete Super Heavy (pesado) que se encargará de llevar la capsula Starship primero a la luna y luego a Marte con capacidad hasta de 100 “pasajeros”. Los expertos afirman que la tecnología del Starship está en el terreno de lo posible sin la necesidad de saltos tecnológicos o la aplicación de modelos físicos imposibles. De hecho, la capsula emplea muchas de las ideas que fueron ideadas hace algunas décadas, pero nunca desarrolladas.
Quien lea la fascinante historia de Elon Musk comprenderá por qué con su arrolladora personalidad, disposición a arriesgarlo todo e inmenso ego, podría establecer “para 2050 una ciudad de un millón de habitantes en Marte completa con fundiciones de hierro (mineral más abundante en ese planeta) y unos negocios de pizza”.
PS. Aníbal Gaviria ha mostrado a lo largo de su carrera política ser un gobernante incluyente y honesto. Mi solidaridad para su familia en estos momentos.