De memoria prodigiosa que durante las reuniones de Junta de Dirección se sabía las cifras de producción y en otros momentos podía citar a Dante o John Kennedy uno de sus personajes favoritos
En un mundo interconectado donde el que se duerme termina arrollado por sus competidores, sólo quienes se reinventan actuando rápidamente y adaptándose a las condiciones que impone el mercado, logran emerger como triunfadores. Tal es el carácter de personajes como el fallecido Steve Jobs creador de Apple, Elon Musk que se atrevió a cambiar el statu quo de la industria automotriz con su marca Tesla y Sergio Marchionne el hombre fuerte del grupo Chrysler-Fiat quien acaba de fallecer a la edad de 66 años. Un personaje que mezclaba el cigarrillo con café espresso y largas jornadas de trabajo por la diferencia horaria entre Detroit y Milán.
Marchionne nacido en Italia pero desde muy joven radicado en Canadá, comenzó su brillante carrera como consultor tributario para luego ingresar a una agencia de bolsa y en 2004 tomar las riendas del conglomerado de la familia Agnelli propietaria de Fiat, una marca que estaba ad portas de desaparecer. Su proceso de toma de decisiones caracterizado por acciones rápidas y nada populares hizo que en Italia fuera llamado IL Dottore y en Estados Unidos, The Boss- El Jefe.
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Sus primeras movidas fueron la eliminación de cargos innecesarios que obligó al despido de mucha gente adecuando la estructura a los niveles de producción y luego la supresión de modelos cuya rentabilidad era negativa por los bajos volúmenes de venta. El ejecutivo enemigo de la corbata y acostumbrado a vestir de jeans y suéter, pasaba largos ratos en las plantas de producción y ensamble. De memoria prodigiosa que durante las reuniones de Junta de Dirección se sabía las cifras de producción y en otros momentos podía citar a Dante o John Kennedy uno de sus personajes favoritos.
La crisis automotriz ocasionada por la Gran Recesión, puso en duda la continuidad de los 3 Grandes de Detroit - General Motors, Ford y Chrysler. Esta última en bancarrota y la más pequeña resultaba poco atractiva. El patito feo de la industria que nadie quería. Es ahí donde aparece el arreglatodo de Marchionne ofreciéndole al Departamento del Tesoro traer a Fiat y tomar el control de Chrysler con una condición: cero costo por el 20 por ciento y el resto en manos de los gobiernos norteamericano y canadiense y el resto de propiedad del Sindicato de la Industria Automotriz.
A cambio se comprometió a mantener los miles de empleos e invertir en tecnología. Ese fue el comienzo de uno de los más sobresalientes rescates de la industria automotriz que contó con el consenso del poderoso y temido sindicato aceptando reducir de manera significativa la remuneración de los trabajadores. Si bien Fiat- Chrysler enfrenta muchos desafíos, hoy es sólidamente rentable.
El legado que deja Sergio Marchionne se puede resumir en unos pocos números que lo dicen todo. En 2004 cuando asumió el mando de Fiat los ingresos ascendían a 47.000 millones de Euros contra 140.000 millones de hoy. La marca Ram se ha posicionado en el exigente mercado de vehículos tipo camioneta en los Estados Unidos y Jeep que figura como el modelo que más aporta en rentabilidad, ahora es reconocida a nivel global y en particular en el creciente mercado chino.
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Marchionne era el primero en recordarle a la gente que nunca se podía bajar la guardia pues siempre había algo que arreglar. En su última aparición pública en Roma resaltó ‘’los valores que fueron la base de mi educación: seriedad, honestidad, sentido del deber, disciplina y espíritu de servicio’’.