El Ayuntamiento de la capital británica y la organización "Tell Mama", dedicada a cuantificar los ataques de odio contra musulmanes, han alertado de un aumento de los incidentes islamófobos tras la serie de atentados en el Reino Unido.
La policía británica ha incrementado desde este martes la vigilancia en lugares donde se reúne la comunidad musulmana, ante el temor a ataques inspirados por la extrema derecha tras el atentado frente a una mezquita en Londres en la madrugada del lunes.
Siete de los diez heridos en el atropello ante el templo de Finsbury Park continúan hospitalizados, tres de ellos en cuidados intensivos, mientras sigue la investigación para determinar si el hombre que murió durante el ataque falleció debido a la embestida de una furgoneta o por un problema de salud previo.
Darren Osborne, un mecánico en paro de 47 años de Cardiff (Gales) que no estaba fichado, está detenido como sospechoso de haber alquilado un vehículo con el que arrolló a los musulmanes que terminaban de celebrar los rezos del mes sagrado del Ramadán.
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Los medios locales han revelado que Osborne, que acaba de separarse de su pareja y tiene cuatro hijos, había protagonizado incidentes xenófobos con sus vecinos, aunque su familia ha asegurado que sufre problemas mentales y que nunca ha expresado opiniones racistas.
Un portavoz de Scotland Yard, la policía metropolitana de Londres, confirmó que ha aumentado el número de patrullas que velan por la seguridad de la comunidad musulmana cerca de sus centros de reunión.
Diane Abott, portavoz de Interior del Partido Laborista, el primero de la oposición en el Reino Unido, resaltó por su parte la necesidad de que el Gobierno reoriente su estrategia antiterrorista y dedique más recursos a la prevención de los ataques de extrema derecha.
"Ha existido la sensación dentro de la comunidad islámica de que el programa Prevent (un plan contra el extremismo violento) les ha tenido a ellos como objetivo. Pero estamos viendo un aumento del extremismo de derechas", señaló Abott.
En ese mismo sentido se expresó tras el ataque en la mezquita de Londres el secretario de Estado para la Seguridad, Ben Wallace, que remarcó que el Ejecutivo está "al tanto de un aumento de la extrema derecha".
"Uno de los principales problemas que afrontamos es la información multimedia", que fomenta el extremismo de diversas tendencias, un aspecto que la sociedad debe "atajar unida", dijo Wallace.
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El atentado en Finsubry Park se produjo pocos días después del primer aniversario del asesinato de la diputada laborista Jo Cox a manos de Thomas Mair, un militante de la extrema derecha.
Mair, jardinero desempleado de 53 años que había expresado sus simpatías con el nazismo, fue condenado a cadena perpetua por haber disparado a la parlamentaria de 41 años a la salida de una de sus reuniones periódicas con electores.
El temor a un aumento de ese tipo de extremismo llevó al Ministerio de Interior a incluir en diciembre en la lista de organizaciones terroristas al neonazi National Action, el primer grupo de extrema derecha con esa calificación, cuyos miembros habían celebrado la muerte de Cox.
El Reino Unido ha sufrido tres atentados islamistas en los últimos meses: uno frente al Parlamento británico, que dejó cinco muertos (22 de marzo); una bomba en Manchester, a la salida de un concierto de Ariana Grande, que mató a 22 personas (22 de mayo), y un ataque en la zona del puente de Londres, que dejó ocho víctimas mortales (3 de junio).
Según la organización "Tell Mama", el pasado 5 de junio, poco después del ataque en el puente de Londres, se registraron en la ciudad 20 ofensas de "odio" contra musulmanes, comparado con las 3,5 que se producen cada día de media, según el consistorio londinense. Además, en la semana tras el atentado suicida en Manchester se produjeron en la ciudad inglesa 139 incidentes contra musulmanes, comparado con 25 en la semana anterior.