Cuando los pronósticos que se daban hacían ver que todo se oficializaría rápidamente, la tardanza está en
vigencia: un mes
Estamos noticiados de que el pasado 24 de julio, el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez fue citado a indagatoria por la H. Corte Suprema de Justicia, por los presuntos punibles de manipulación y presión de testigos, y fraude procesal. En pleno territorio de Rionegro, el abogado Jaime Granados, apoderado de Uribe, les indicó a los periodistas que ya había preparado una solicitud de recusación en contra de los magistrados de la Sala de Instrucción # 2 de Casación Penal, a saber: José Luis Barceló, Luis Antonio Hernández y Fernando Caballero Castro. Entre los reparos esbozados por el abogado Jaime Granados, se habló de la falta de competencia, afectación del derecho de defensa, filtración y ausencia de imparcialidad de estos togados. ´
Pues bien. Los magistrados de la Sala de Instrucción deberán resolver el recurso jurídico y a la hora de redactar esta columna no se ha definido “nada de nada”, ni se ha filtrado información alguna en los medios (ni a Coronell, ni a Noticias Uno ni a Darcy Quinn), que pueda barruntar lo que ocurrirá. De acuerdo con el Código de Procedimiento Penal, se deberá zanjar la recusación para continuar con el proceso judicial, por lo que el caso quedó congelado hasta tanto se tome una decisión de fondo, valga decir, ha entrado en latencia el trámite. Se había dado a conocer que el día 3 de septiembre del año que avanza, se llevaría a cabo la diligencia de indagatoria, pero todo queda a la espera de la decisión que se tome (aunque creo que se realice). Uribe fue categórico en aseverar que los magistrados debieron haberse declarado impedidos y anunció que elevaría su queja ante la Cidh para pedir garantías en su defensa judicial.
A mediados de esta semana, el abogado Granados se reunió con los magistrados de la Sala Penal para indagar si se había tomado alguna decisión, pero la respuesta fue negativa. Se habla de que talvez la próxima semana pueda haber “humo blanco” a este respecto. Estamos acostumbrados a que en nuestro ordenamiento colombiano existan unas quince causales de recusación, especialmente orientadas a parentesco, pleitos pendientes entre sí, enemistad grave o amistad íntima entre fallador y alguna de las partes, ser deudores o acreedores el juzgador y alguna de las partes, ser socios entre sí, haber dado conceptos el juez fuera de la actuación sobre cuestiones materia del proceso, etc.
Para el constitucionalista Juan Manuel Charry, esta recusación no prosperará porque filtrar información o decir que la Corte es su adversaria, no le dan potencia a Uribe para salir avante en esta embestida jurídica, pues dichas razones no se encuadran dentro de las causales taxativas. Lo cierto es que no hay un término para que se resuelva este incidente procesal y ya estamos sobre tres semanas. En sana lógica, una recusación no debería tardar más de una semana en decidirse, mejor aún, unos pocos días. Lo acostumbrado es que las recusaciones no prosperen porque dejarían al descubierto del o los recusados una sensación de parcialidad y de bandolerismo judicial que sería fatal para quien la admita. Por eso, cuando los pronósticos que se daban hacían ver que todo se oficializaría rápidamente, la tardanza está en vigencia: un mes (si se da a conocer la decisión la entrante semana), que es demasiado tiempo para la convicción de una postura interiorizada de los magistrados, que no requiere mucho devaneo de sesos.
Sin embargo, hay fenómenos que juegan su papel importante: a) El personaje que recusa (Uribe), b) Los abogados Granados y Lombana en acción (pesos pesados), c) el país en vilo (proceso pantalla, que llaman comúnmente), d) La reputación de los magistrados (que los pondría en entredicho), e) La expectativa de la izquierda y la oposición (que tienen intereses creados en lo que se resuelva), f) la opinión de los articulistas y directores de medios (que se encuentran expectantes), entre otras razones fortachonas. Por eso la demora, en resolver lo que debe ser una decisión pronta, llama la atención. Esto tendría que estar zanjado pocos días después, aunque hablar en cuerpo ajeno es muy fácil. Por lo pronto, los tres magistrados del “chicharrón” no duermen.