El segundo caso a la mano, que marca también enorme diferencia entre ambos cuando fueron gobernadores de Antioquia, es el túnel de oriente inaugurado el pasado jueves por el mandatario de los antioqueños y el jefe del Estado, Iván Duque.
Qué contrastes tan enormes son aquellos que a veces permite establecer, casi sin querer, el devenir de las comunidades y las administraciones que les tocan en suerte.
La premisa se hace para precisar las enormes diferencias entre la administración de Luis Pérez Gutiérrez, como alcalde y como gobernador, y la administración de Sergio Fajardo, también como primera autoridad en el municipio y el departamento.
Para concretar y comparar las grandes diferencias entre una y otra, ese severo juez que siempre es el inatajable tiempo se ha encargado en estos días recientes de resaltar esas enormes diferencias.
Mientras Luis Pérez Gutiérrez como alcalde craneó y sacó adelante el metrocable de la comuna nororiental o línea K como se conoce, contra el querer de sus malquerientes que hasta lo tildaron de loco, el otro –Fajardo- más empeñado en lo vistoso y superfluo, embarcó a Medellín con la tal Biblioteca España, el más horroroso elefante blanco que tiene la capital antioqueña, tan solo para posar con esa mole inservible al lado del rey de España.
Esas dos obras y situaciones, que por coincidencia tienen que ver con el mismo populoso sector que las alberga, reflejan muy bien el contraste entre una administración y otra, y por sí solas muestran el acierto y el error, dejando a cada quien en su justo puesto dentro la historia reciente de Medellín.
Hasta hubo concejales como Santiago Martínez que calificaron al metrocable del sector nororiental ideado y sacado adelante por el alcalde Luis Pérez, con el despectivo título de “garrucha”, menospreciado aparatico que en estos quince años de funcionamiento ha transportado 96 millones de personas. Vaya “garrucha” la de Luis Pérez, y vaya pequeñez la del entonces concejal Martínez y de quienes lo acolitaron en sus ridículas burlas.
Lo anterior, en lo que tiene que ver con el paso de Pérez Gutiérrez y de Fajardo por la Alcaldía de Medellín, curso aprobado ampliamente por el primero y perdido por el segundo, al menos en lo que hace con realizaciones valiosas y útiles para la comunidad.
El segundo caso a la mano, que marca también enorme diferencia entre ambos cuando fueron gobernadores de Antioquia, es el túnel de oriente inaugurado el pasado jueves por el mandatario de los antioqueños y el jefe del Estado, Iván Duque.
Luis Pérez lo recibió en un escaso trece por ciento de ejecución y lo entregó la semana pasada como el proyecto más importante en el campo de la infraestructura en los últimos años en el país, sin sobrecostos, en el plazo estipulado y sin corrupción, una obra que tendrá enorme incidencia en el desarrollo futuro del país, de Antioquia y de Medellín.
Obra extraordinaria que no se sabe por qué causas el antecesor de Pérez en la gobernación, Sergio Fajardo, mantuvo paralizada durante tres años, sin que hasta ahora se haya atrevido a decir a que obedeció esa torpe decisión suya, salvo aquella de que “no le gustaba”, como se lo recordó en entrevista a la Doble W el pasado jueves el propio expresidente de la república, Álvaro Uribe.
Los dos frentes anteriores y su postura frente a ellos por uno y otro gobernante, tanto cuando estuvieron en la órbita municipal como en la departamental, dejan bien a las claras que una cosa es hablar por hablar y posar de lo que no se es, y otra muy distinta ejecutar, orientar y poner en marcha obras fundamentales para la comunidad y para el país.
La “garrucha” de Luis Pérez, llamada así despectivamente por algunos como el concejal Santiago Martínez, es decir la línea K del metrocable que acaba de celebrar sus quince años de funcionamiento, no solo fue el primero del mundo destinado al transporte de personas, sino que se convirtió en ejemplo para otros muchos países.
Que se recuerde, a ninguna otra nación le ha dado hasta ahora –para complacer a un soberano y darse vitrina junto a él- levantar moles inservibles como la tal biblioteca España, detestable elefante blanco que ofende el sentido común, el buen gusto y la necesidad de invertir bien los escasos recursos de las comunidades.
Y en contraste con la magna obra del túnel de oriente que el gobernador Luis Pérez le entregó a Colombia, bien podría citarse la urgencia manifiesta decretada ilegalmente por el gobernador Fajardo para pavimentar vías terciarias, mediante la cual le adjudicó un contrato a la firma Ingeniería y Construcciones por valor inicial de $5.640 millones y plazo de siete meses, pero que al final salió costando, mediante adiciones en dinero y tiempo, un quinientos sesenta y dos por ciento más de lo pactado inicialmente. ¿Verdad que sí hay uno que otro contraste?
TWITERCITO: El bla bla bla no llega a berma; la palabra y la acción son autopistas.