Se requiere un escenario de concertación para debatir y definir los cambios que requiere nuestro actual modelo económico.
Sugiero a la opinión pública que nos comprometamos con un gran pacto social que permita superar esta crisis y generar alternativas de largo aliento. Un acuerdo que integraría a todos los miembros del Comité Nacional de Paro (y a todos los sectores sociales que lo apoyaron) y a los gremios económicos en su integralidad. Todos cabemos en esta propuesta, con el presidente Duque como líder y los gobernadores como impulsores de mesas regionales de concertación y diálogo.
Se trata de propiciar un escenario para debatir, definir y precisar los cambios fundamentales que requiere nuestro actual modelo económico que está presentando grandes falencias. El capitalismo salvaje y el neoliberalismo han fracasado, así que debemos construir las alternativas que permitan alcanzar mejores niveles de equidad social, la restitución de tierras, de lucha certera contra el hambre y la miseria; acabar con la informalidad laboral, garantizar la implementación de los acuerdos de paz y nuevas iniciativas con otros actores, recuperar los niveles de empleo y adoptar como foco la construcción de políticas justas de distribución del ingreso.
De lo contario, seguiremos pescando en el río revuelto de esta inédita convulsión mundial. Como lo hacen, por ejemplo, algunos empresarios colombianos que propugnan por sacar provecho con reformas laborales, pensionales y económicas, y de paso arrasar con muchas de las conquistas del movimiento sindical.
Claro que se deben diferenciar los problemas que atraviesan las pequeñas y medianas empresas, urgidas de apoyo gubernamental incluidos los pagos de nóminas, y del auxilio del sector financiero con préstamos a largo plazo y bajo interés, de la situación de las grandes empresas y las subsidiarias de entidades multinacionales que deben hacer usos de las reservas económicas obtenidas durante prolongados periodos de vacas gordas, para paliar esta crisis.
Es importante que el Gobierno financie gran parte de los requerimientos para superar la crisis, incluyendo la búsqueda de préstamos internacionales, como en efecto lo está haciendo; que incremente el déficit fiscal y no se deje presionar por sectores retardatarios de los gremios económicos y más pudientes de la sociedad.
Otra manera de pescar en ese río revuelto es pretender que alrededor de los 14 puntos que hoy enarbolan los gremios económicos se lograrán los acuerdos que necesita el país. Ocultan la intención de aprovechar esta crisis para imponer cambios en favor de una mayor acumulación en manos de una minoría siempre gananciosa. Pero tampoco se trata de desconocer la libre iniciativa de la empresa privada, la importancia de fortalecer el aparato productivo, de fortalecer un empresariado con más compromiso social y consolidar las bases del Estado social de derecho promulgado por la Constitución de 1991.
En ese sentido echamos de menos el liderazgo iluminante de un Nicanor Restrepo Santamaría, un Gilberto Echeverri, un Guillermo Gaviria Echeverri, y otros muchos con claridad meridiana sobre el papel que compete a los gremios económicos en momentos como el actual. Por fortuna, aún contamos con personajes que animan y dan continuidad a la tendencia social del empresariado, que muchos insisten en desconocer.
Que también se ventile el problema de la salud, buscando abolir la intermediación en el sector que creó un monopolio que absorbe todos los recursos. Que el sector recupere un enfoque público, con el Estado como responsable central, y se desmonte el andamiaje corrupto de las EPS, mientras se busca rescatar la dignidad laboral de sus profesionales y servidores, para que no sigan acumulando meses de salarios y prestaciones sociales sin cancelar. Que se tramite el tema de las enormes deficiencias de la infraestructura hospitalaria y el criminal monopolio del mercado de los medicamentos en manos de multinacionales, y de empresas que manejan la salud con criterio mercantilista. El pacto social que proponemos es de carácter urgente y nos debe comprometer a todos, sin excepciones.
@JaimeFajardoLan