La cinta es protagonizada por su pareja, Emmanuelle Seigner, y por Eva Green.
El cineasta franco-polaco Roman Polanski volvió este sábado a Cannes, terreno conocido y conquistado, con D'après une histoire vraie, un thriller protagonizado por su pareja, Emmanuelle Seigner, y por Eva Green, que convenció en su pase fuera de competición.
Su relato de una novelista agotada y falta de inspiración tras el éxito de su última obra, que entabla una relación cada vez más tóxica con una admiradora y también escritora que trabaja de "negra" en el sector, está basada en la novela homónima de Delphine de Vigan.
Cuatro años después de La Venus à la fourrure, que le valió el César a la mejor dirección y su selección en Cannes en competición, el realizador se dejó seducir por esa adaptación por el suspense del relato y la posibilidad de poner por primera vez, según contó en rueda de prensa, a dos mujeres enfrentadas como protagonistas.
La apuesta de la novelista de su cinta (Seigner) por la ficción o no como argumento de su siguiente novela es uno de los focos principales de conflicto con su antagonista (Green), que dijo no haberse podido negar a trabajar "con uno de los mejores directores del planeta".
Pero el "basado en una historia real", como destaca el título de la película, es para Polanski una noción que hace aguas en la actualidad ante la avalancha de información disponible y la dificultad de confiar en ella.
"Ya no puedes creer en la imagen como documento verídico, porque ahora puedes manipularla en minutos y mandarla a una cantidad ilimitada de gente. Creo que hay un ansia de veracidad, en un momento en que la audiencia de la radio y la televisión oye que la información en la que creyó ayer es totalmente falsa hoy", apuntó.
Polanski (París, 1933) señaló que no incluye en sus cintas su propia realidad: "No pienso en mi vida cuando trabajo en una película. Pienso en la historia que tengo que contar", explicó alguien que dijo no haberse visto enfrentado nunca a la situación que atraviesa la protagonista.
"A veces he tenido a gente que desde el principio sentí que no eran personas que deberían ocupar un lugar en mi vida y luego se convirtieron en amigos o semiamigos, pero fui bastante consciente y conseguí mantener cierta distancia".
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Polanski ya había proyectado en Cannes como director tres películas en competición "La venus à la fourrure, 2013; The Pianist, Palma de Oro en 2002 y Le locataire, 1976), otras tres fuera de ella (Macbeth, 1972; Pirates, 1986 y Chacun son cinéma, 2007) y una en la sesión de clásicos (Tess, 2012).
Y en su vuelta al certamen, vuelve a confiar a su mujer el rol principal.
En el set, apunta, tuvieron "una relación profesional": "Es fácil trabajar con tu mujer. Lo difícil es el volver a casa después de un largo día de trabajo. Es duro ser el marido de una actriz que es la estrella. Cuando voy a casa, me gusta olvidarme del rodaje, mientras que Emmanuelle quiere hablar de su día".
"Es evidente que es más fácil trabajar con las mujeres que vivir con ellas", bromeó Polanski, que fue ayudado en el guión por el también director Olivier Assayas y dijo haber intentado "realmente respetar la esencia del libro", "muy decepcionado a menudo" como espectador con otras adaptaciones ajenas.
Tras años dedicada a grandes producciones estadounidenses, la participación de Green (París, 1980) supone además para la actriz el regreso a un rodaje en francés.
"Es mi lengua materna, la de mis entrañas. Fue una liberación. He trabajado durante años para tener un acento británico o estadounidense y volver a mis raíces fue un aaaah", exclamó la intérprete, que dijo haberse sentido atraída por "ese lado lunático y peligroso" de su personaje.
La película, que incluye en su reparto al suizo de origen germano-español Vincent Pérez, clausura hoy la programación del festival de Cannes, un día antes de que el jurado encabezado por el director y productor español Pedro Almodóvar otorgue la Palma de Oro.