Los ejercicios de planeación bajo la incertidumbre
El Programa Medellin Cómo Vamos (MCV) dio a conocer sus observaciones y recomendaciones al anteproyecto del Plan de Desarrollo de Medellín (PDM) entregado por los equipos académicos de las dos principales universidades públicas de Colombia. Se menciona en el documento de 242 páginas que: “…infortunadamente, éste (el anteproyecto) no integra una metodología coherente entre la priorización de problemas a intervenir, la construcción de diagnósticos sólidos que construyan problemas públicos a resolver, los objetivos de los componentes y los instrumentos pragmáticos de intervención. El anteproyecto es débil en todos sus componentes, con diagnósticos superficiales, objetivos mal planteados y desconexión entre problemas, propósitos de los componentes, programas, indicadores y presupuesto.” (p.9).
Infortunada o afortunadamente, depende de cómo queramos ver el vaso (medio lleno o medio vacío) el borrador del PDM entregado por las universidades tendrá que ser revisado en su totalidad, además de las carencias detectadas en lo metodológico y en la caracterización de las cinco líneas estratégicas (1. Recuperemos lo social; 2. Transformación educativa; 3. Ecociudad; 4. Valle del Software; 5. Gobernanza y Gobernabilidad), por lo que el mismo documento de MVC menciona sobre la planeación sin el contexto del covid-19 y la planeación durante y después del covid-19.
Algunos congresistas y gobernantes han solicitado que se amplíen los plazos que por ley tienen los entes territoriales para entregar los planes de desarrollo con el fin de poder realizar los procesos de consulta ciudadana, pero además para poder tener claridad sobre cómo quedaran los municipios, departamentos y el país en general como consecuencia del impacto en la economía de las medidas de aislamiento preventivo decretadas por el Gobierno Nacional. A sólo dos semanas de decretarse la cuarentena general en Colombia, es pronto para poder disponer de información técnica que permita modelar las nuevas líneas estratégicas que deberán formular los equipos de planeación territorial. De igual manera es incierto el panorama sobre en la economía que está ocasionando las restricciones de movilidad y encierro que estamos asumiendo durante la emergencia sanitaria, que según expertos puede durar todo el presente año y parte del siguiente.
En una línea estratégica como lo es la Educación, se vienen importantes desafíos que quedaron al descubierto con la emergencia sanitaria. Se pudo apreciar que los colegios privados están mejor preparados para afrontar las restricciones de movilidad y aislamiento impuestas por el Gobierno Nacional; mientras los colegios públicos no tuvieron otra salida que adelantar vacaciones ante la imposibilidad de llevar su actividad académica diaria a los formatos a distancia o virtual. Lo anterior también dejó al descubierto la enorme inequidad en la dotación de herramientas de trabajo académico en los colegios oficiales, la poca preparación en este frente del profesorado, y las carencias en los hogares (no conectividad, no disponibilidad de equipos de cómputo, espacios no adecuados para el estudio, entre otras) de los estudiantes de los colegios públicos para afrontar la emergencia que estamos padeciendo.
Por otra parte las restricciones en la movilidad vehicular nos ha permitido apreciar el impacto que sobre el medio ambiente tienen las emisiones de los vehículos, lo que debería llevarnos a pensar en decisiones que permitan aminorar los desplazamientos en las ciudades y en esto los colegios y las universidades podrían aportar de manera importante si lográramos adaptar el trabajo de profesores y estudiantes a la modalidad a distancia, con encuentros presenciales y encuentros mediados con el uso de las TIC intercalados de manera periódica. Tal vez ya es hora de pensar con una nueva racionalidad la importancia de la presencialidad en la Educación.
Repensar la línea estratégica de Educación en términos de lo esbozado antes implicaría redireccionar el presupuesto de la ciudad hacia fortalecer la capacidad de conectividad de la ciudad, ampliar la dotación de herramientas de computo, invertir en la dotación tecnológica de los colegios y universidades públicas, preparar a los profesores y a los estudiantes para asumir otras modalidades (educación a distancia y virtual) de la educación, invertir en la elaboración de contenidos digitales, fortalecer la red de museos y bibliotecas públicas entre otras inversiones.
Bienvenidas las personas que puedan contribuir con una visión disruptiva sobre nuevas formas de construir ciudad post covid-19. Luego vendrán los planificadores para poner los números y completar los documentos de ley.