Hace poco leí en una publicación especializada (Oil prices) un artículo de Brian Noble, en el que hace referencia a un trabajo publicado por Matthew DiLallo en The Motley Fool y allí se anota que en punto de equilibrio el costo de extraer un barril de petróleo para Arabia Saudita es de 9 dólares, para Rusia de 14 dólares y para los Estados Unidos de 23 dólares. Hace solo dos años en Estados Unidos ese costo era de 59 dólares, así que en tan poco tiempo lo han reducido a menos de la mitad. Ahora bien, para Arabia Saudita es tan barato por dos razones: 1- tienen enormes depósitos de crudo a muy poca profundidad y 2- no se pagan impuestos por esa actividad. Entonces, decía en ese escrito, Arabia Saudita cometió un error al impulsar medidas de reducción de suministro para elevar los precios, pues para los sauditas casi cualquier precio les es negocio y, en cambio, incentivaron y empujaron hacia la reducción de costos, la eficiencia y la ampliación de instalaciones en Estados Unidos y hoy esa competencia adicional los afecta en sus propósitos. Luego, concluye, Arabia Saudita y Rusia van a tener que hacer mucho pero de otra cosa porque la estrategia adoptada ha resultado en contravía de sus ideas. De otro lado, está el análisis de lo que representan en dólares las exportaciones de crudo para Arabia Saudita y para Rusia. Claro que quieren recibir más por su producto pero ello ha llevado, por ejemplo a los sauditas, a pensar en estrategias al año 2030 para dejar la dependencia del petróleo y crecer en industrialización y, en fin, en otro tipo de negocios. Rusia necesita igualmente buenos precios del crudo porque su sector industrial se ha debilitado y esos recursos ayudarían a reactivarlo.

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También en ese medio apareció una noticia en el sentido de que analistas consideran que, a nivel global, en un costo de extracción de 45 dólares por barril está el punto de equilibrio, lo cual muestra la gran diferencia que hay entre ese equilibrio y lo que les cuesta a los sauditas, a los rusos y a los norteamericanos, con el hecho contrastante de que son muy elevados esos costos para otros países, como Venezuela, a quien, según daba cuenta la prensa en estos días, solo le sirve, para salir de problemas económicos, un precio de venta de 260 dólares por barril, o sea, ¡jamás! Hay muchos indicios de que está llegando a su término el jueguito de la Opep de recortar producción pretendiendo que los precios suban.

En tal escenario Colombia tiene que hacer igualmente mucho más para defenderse de una caída más permanente en los precios del crudo, lo que, ya imagino, será factor adicional para que, como varios lo han advertido, en base al estudio y análisis de otros factores de la situación económica colombiana, no esté lejos el día en que veamos el precio del dólar arriba de los $4.500.

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Que Santos termine su período para que abramos la caja de sorpresas que va a dejar al sucesor, sea quien fuere, si no es que la caja esa explota por causa de las inmensas deudas adquiridas; de los pagos pendientes derivados de compromisos hechos irresponsablemente para terminar paros y movimientos con falsas promesas, como los de los maestros; de no haber cubierto el tremendo hueco en salud; de falta de cumplimiento en las transferencias a las regiones, etc.

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Diferentes personas han vuelto a hablar de una Antioquia Federal e, inclusive, de la independencia de Antioquia. No olvido la fuerza que esa idea tuvo hace unos 50 años, al final de los años 60 y en los 70. Personajes como los doctores Juan Zuleta Ferrer y Jorge Restrepo Uribe mucho hablaron y escribieron sobre ello. Hoy voces tan claras y bien documentadas no he escuchado, pero… ¡por ahí vienen! porque el asunto brota cuando las cosas se ponen asfixiantes frente al centralismo bogotano y cuando desde Bogotá se nos manda como a borregos. Para estar atentos.