Debemos trascender la realidad nacional para podernos enfocar en los problemas de la humanidad.
Quiero aprovechar este espacio para unirme a las manifestaciones de rechazo e indignación producto del atentado que sufrió mi colega de la Universidad de Antioquia profesora Sara Fernández. Me reconforta conocer que la profesora Sara se encuentra bien de salud y que pronto regresará a sus actividades docentes, investigativas y gremiales. La Constitución Política de Colombia garantiza que toda persona es libre de expresar y difundir su pensamiento y opiniones y el Estado debe proteger y amparar este derecho fundamental del ser humano.
Me sentí identificado con la carta abierta que el profesor Pablo Montoya remitió al alcalde de Medellín. Yo también voté por la renovación y el cambio que representaba el joven candidato. Su vínculo con la Universidad de Antioquia, su programa de gobierno y sobre todo su lejanía con la clase política tradicional fueron los motivos para entregarle mi respaldo.
Aún guardo la esperanza de que el alcalde comprenda que los tiempos han cambiado y que ante todo deben prevalecer los caminos del diálogo y la concertación alrededor de temas relevantes, más allá de un inconsulto protocolo sobre control de orden público. Las universidades representan la vida, la cultura y son el camino para la transformación de las sociedades. Es deber de los gobernantes proteger las universidades y garantizar el ejercicio pleno de la Autonomía Universitaria por parte de directivos, profesores y estudiantes.
Por otro lado, veo un cambio en el liderazgo de las directivas universitarias que paulatinamente deciden asumir un diálogo directo con profesores y estudiantes, llegando de manera oportuna, ocupando los espacios que quedan vacíos, evitando con esto que otros actores no universitarios los llenen.
Soy optimista en que como sociedad logremos superar las dificultades actuales, tanto las locales como las que aquejan a nuestra nación. Poder superar este momento nos permitirá apreciar que hay amenazas más dramáticas sobre las que poco interés o conciencia tenemos. El cambio climático, el deterioro del medio ambiente, la emergencia ambiental, la perdida de la biodiversidad, la escasez de alimentos, el agotamiento de las reservas hídricas, entre otras preocupaciones, llevarán a que en poco tiempo la humanidad tome conciencia de su posible extinción.
Me llena de esperanza que la persona que encarna el movimiento mundial en contra del deterioro del planeta sea una adolescente de 17 años, diagnosticada con síndrome de Asperger. Greta Thunberg ha logrado mover la fibra de millones de niños, jóvenes y adultos que se movilizan todas las semanas, preferiblemente los viernes, ejerciendo presión sobre sus gobiernos e instancias internacionales como la ONU, pidiéndoles tomar decisiones de fondo sobre el uso de fuentes de energía y sistemas de producción que no se sustenten en el agotamiento de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente.
Lo que está ocurriendo en estos días con la emergencia ambiental en el Valle de Aburrá es de extrema gravedad con graves consecuencias en los seres vivos. Según estudio de la Instituto Nacional de Salud, en el país las muertes debidas a la mala calidad del aire alcanzan la cifra de 17.500 al año. Las medidas paliativas relacionadas con la restricción de la circulación de los vehículos (pico y placa ambiental) no resuelven el problema. Las medidas dirigidas a recuperar la calidad del aire del área metropolitana necesariamente deben pasar por tocar intereses económicos, que tanto políticos como empresarios no están dispuestos a negociar.
Quiero dejar constancia que en ningún momento quiero desdeñar las manifestaciones y luchas sociales que movilizan a la sociedad colombiana en contra de la corrupción, el no compromiso de los gobiernos por las reformas sociales, la perdida de las libertades ciudadanas y el asesinato de los líderes sociales. No obstante, me pregunto: ¿qué pasa con “los otros problemas” que no hemos logrado colocar en la agenda de los ciudadanos y los políticos y sobre los cuales desde hace algún tiempo ya se comienza a ver las consecuencias nefastas sobre la vida en el planeta?
Estos “otros problemas” en realidad son los problemas que están definiendo el futuro de la humanidad y la vida sobre el planeta tierra y sobre los cuales en Colombia aún no tomamos conciencia.