Formar científicas sociales también es un imperativo para Colombia
La celebración del “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia” se vio empañada por las desafortunadas palabras pronunciadas por la Dra. Marta Lucia Ramírez, vicepresidenta de Colombia, al intentar alentar a las niñas y a las jóvenes antioqueñas para que vean las carreras en ciencias naturales y matemáticas como las profesiones del futuro, con un promisorio ingreso económico. Para que su mensaje fuera más contundente, mencionó que hay profesiones como la Psicología y la Sociología en donde existe exceso de profesionales y que además se caracterizan por su baja remuneración.
El “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia” promovido por las Naciones Unidades tenía como finalidad, según las palabras de António Guterres, Secretario General de la ONU, exigir el desmonte de los estereotipos de género y “asumir el compromiso de poner fin al desequilibrio de género en esta disciplina.” No obstante, al leer la proclama que orientó la celebración se puede observar que la ONU tiene un sesgo relacionado con el tipo de ciencia en la que la mujer debe tener más presencia.
Según la ONU (https://www.un.org/es/observances/women-and-girls-in-science-day): “La brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) persiste desde hace años en todo el mundo. A pesar de que la participación de las mujeres en las carreras de grado superior ha aumentado enormemente, estas todavía se encuentran insuficientemente representadas en estos campos.”
Tanto la vicepresidenta como la ONU, al hacer énfasis en el tipo de ciencia que las niñas y las adolescentes deben estudiar, han enviado un mensaje funesto sobre la no pertinencia actual de otros campos científicos, como las ciencias sociales y humanas, indicando que no representarán un valor agregado para el desarrollo de las naciones y que no gozarán de prestigio, reconocimiento y posibilidades de rentabilidad económica para quienes las estudien.
Resulta preocupante que la posición oficial del gobierno desdeñe la importancia de las ciencias sociales en la coyuntura actual del país asociada con niveles de inequidad, conflicto interno, subdesarrollo, entre otros, que “requieren el concurso de la ciencia, la tecnología y la innovación puestos al servicio, no de la empresa y los empresarios, sino en función de mitigar de manera drástica temas relacionados con la mortalidad infantil, la pobreza, la contaminación ambiental, las fuentes alternativas de energía, la nutrición y alimentación, la educación, la explotación de recursos minero-energéticos de manera sustentable, entre otros, que vienen a constituirse en temas de CTI propios del país” (sobre esto me referí en una columna escrita en diciembre de 2015).
Al respecto es importante mencionar lo que piensa la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Física y Naturales (Accefyn), en su misiva al presidente de la República en el año 2016, en el contexto de la discusión de la propuesta de Política de Ciencia y Tecnología que se tramitaba en el Conpes. La Accefyn en aquella ocasión suscribió: “Si se espera que la política contribuya a enfrentar los desafíos social y ambiental (además del económico) [de Colombia], se vuelve necesario entender los problemas sociales y culturales como objetos de estudio específicos, en los que además las universidades colombianas tienen fortalezas importantes en comparación con sus pares de otros países.”
Por lo anterior animo a las niñas y a las adolescentes colombianas, a que vean las ciencias naturales y las ciencias sociales y humanas, como posibilidades para desarrollar su talento científico y aporten con su conocimiento a la transformación integral de la nación. Les corresponde a los gobiernos impulsar políticas públicas que alienten a los y a las jóvenes para que vean las carreras científicas como campos promisorios para su realización personal, con enorme potencial de transformar la industrial, la economía, la educación y la sociedad, y como campos profesionales con gran prestigio y con excelentes condiciones en cuanto al empleo y a la remuneración.