Hay una motivación proterva de fondo: anular la ventaja comparativa de los bombardeos de las Fuerzas Armadas para reducir esos grupos, con el argumento de que allí podría haber menores
El miércoles, el ministro de Defensa, Guillermo Botero, renunció luego del debate de moción de censura realizado en el Senado por Roy Barreras y toda la bancada de izquierda. Lo acusaban de haber ocultado al presidente que en el bombardeo que las Fuerzas Militares le hicieron a alias gildardo cucho, de las disidencias de las Farc, habían muerto siete menores de edad. Y que esa información era muy sensible y no podía ser omitida. El ministro defendió la legalidad y la legitimidad del blanco, dentro de las normas de la guerra y las del país, pues alias cucho (y lo que quedaron de su banda siguen siendo) era un temible asesino de esa narcodisidencia que asola al Cauca.
Las explicaciones del ministro, para mí, no fueron suficientemente claras, pero para eso existen los organismos pertinentes de control, que pueden investigar qué ocurrió realmente y tomar, si es el caso, las medidas pertinentes.
El punto es Botero que no contaba con los votos suficientes para evitar la moción y renunció antes de que se la aplicaran. Y lo que era una ventaja para el gobierno, que podía mostrar cómo los sujetos de las disidencias cometen crímenes de guerra reclutando a la fuerza personas protegidas por el DIH y la Constitución, en este caso niños, para ponerlos de carne de cañón y abusarlos sexualmente, quedaron en segundo plano, ocultos en la gritería contra el gobierno, que quedó como violador del DIH, y se pasaron de agache los excesos y crímenes imperdonables de las narcodisidencias. ¿Han oído ustedes hasta ahora a alguien de los que hicieron el debate o que militan en la izquierda radical, que rechace el reclutamiento de niños y su abuso sexual de ese y otros grupos alzados en armas que practican esa estrategia criminal?
Y hay una motivación proterva de fondo: anular la ventaja comparativa de los bombardeos de las Fuerzas Armadas para reducir esos grupos, con el argumento de que allí podría haber menores. Con esta distorsión, la superioridad aérea que ha sido determinante en la derrota y reducción de los narcoterroristas, queda cuestionada y herida de muerte. Los criminales simplemente usarán menores como escudos humanos para evitar que los bombardeen. Y a fortiori, los áulicos pronto exigirán que los enfrentamientos armados en tierra también se detengan porque podría haber niños en los grupos que deben enfrentar. En ese orden de ideas, nuestra democracia quedará rehén de un método perverso de los narcocriminales. Le amarrarían las manos a nuestras Fuerzas, mientras ellos avanzarían sin resistencia alguna por el territorio nacional para imponer un narcoestado. Hay que proteger a los menores que encuentran en esas estructuras, tratando de liberarlos, y socorrerlos; ahora bien, en caso de combate es muy difícil, si no imposible, determinar sin margen de error ese punto y la acción contra esos grupos no puede parar. La responsabilidad será siempre de quien los reclutó.
Y analicemos este incidente en el contexto sociopolítico que vive Colombia. Los grupos armados narcotraficantes como las disidencias, el Eln, el Clan del Golfo y los carteles mexicanos, han arreciado sus asesinatos con el fin de doblegar a las personas que se les oponen, ya sean líderes sociales, militares, policías, etc. En el Cauca se han concentrado muchas acciones criminales contra indígenas que al narcocultivo y el narcotráfico. La izquierda radical ha tratado de hacerle creer al país que estos crímenes son obra del Estado. Movilizaciones de todo tipo y con demandas crecientes, con uso de violencia, se presentan en las capitales del país; y hay citado un paro nacional para el 21 de noviembre con la intención de reproducir en Colombia las experiencias chilena y ecuatoriana. Venezuela nos amenaza todos los días con la tormenta que se vivirá en el país, y con seguridad, tiene agentes infiltrados en las movilizaciones y las organizaciones que las realizan. Han organizado una campaña de desprestigio en todos los órdenes contra el Gobierno y su partido.
Ahora bien, la derrota del CD debilita no sólo a ese partido sino al presidente Duque, quien, por otra parte, carece de mayorías en el congreso solo para tener una agenda (sus proyectos de ley centrales serán torpedeados) a, sino también, para detener acciones como la moción de censura. Sumado a esto el golpe electoral, tiene un importante grado de ingobernabilidad. Si no la mejora, el colapso está a la vuelta de la esquina. Y no sólo de su presidencia, sino además de nuestra democracia. Llegó la hora de que rectifique. Busque acuerdos de largo aliento.