Todos nosotros, los colombianos de hoy, estamos violando, por acción o por omisión, el principio constitucional de la descentralización
Uno de los más descuidados aspectos de la administración pública en un país descuadernado como Colombia, es el del ordenamiento territorial a nivel país, que incluye además el uso y destino del suelo y por qué no, los proyectos de densificación o de redensificación pertinentes.
Las miradas continental, marítima, insular y fronteriza, hacen parte de los insumos para pensar en una adecuada división político administrativa. ¿Por qué para un país con casi 1.114.000 Km2 de territorio continental, con una extensión marítima aproximada de 900.000 Km2, sin incluir todavía lo que vamos a perder con Nicaragua, con una extensión perimetral de cerca de 6.600 Kms y una longitud de costas de cerca a los 2.900 Kms, insistimos en tener 6 subregiones, 32 Departamentos y 1.193 Municipios? ¿Por qué se aceptan estas condiciones como verdades reveladas e inmutables? Una cosa es que las cosas estén funcionando, lo cual permitiría darle continuidad al asunto, pero ante una realidad que lo que muestra es falencia en casi todos los frentes, ¿Qué perdemos con pensar en cosas distintas?
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En su libro Paris y el desierto francés, Jean Francois Gravier nos ilustra cómo para el proceso de reconstrucción francesa después de la Segunda Guerra Mundial, y con el fin de intervenir de manera completa al territorio, se pasó en su momento de unos 3.000 a cerca de 10.000 municipalidades, lo que permitió construir y/o fortalecer el concepto de descentralización administrativa.
Todos nosotros, los colombianos de hoy, estamos violando, por acción o por omisión, el principio constitucional de la descentralización, y para peor, observamos impávidos como desde la capital se hacen esfuerzos continuados por fortalecer el centralismo que tanto daño le ha hecho al país desde sus albores republicanos.
Las estrategias son variadas, a partir del respeto y cumplimiento de los principios y mandatos constitucionales al respecto. Primero, se requiere un planteamiento serio y una política pública en términos demográficos. Segundo, solucionar de una vez por todas el asunto de tenencia y propiedad de la tierra. Tercero, entender que se requieren Planes de Ordenamiento Territorial no solo en el ámbito municipal, sino también, en los campos departamental y nacional. Cuarto, respetar los criterios técnicos establecidos para el adecuado uso y destino del suelo. Quinto, establecimiento de Políticas de Estado para los mares, el territorio insular y los territorios fronterizos. Sexto, realizar una profunda Reforma Fiscal y Tributaria privilegiando la descentralización territorial y la autonomía fiscal de Subregiones, Departamentos y Municipios.
Algunas estrategias político administrativas tendrían que ver, por ejemplo, con la desconcentración de los poderes públicos y por qué no, distinguir entre la Capital Política y la Capital Administrativa del país.
Tomemos como ejemplo a Sudáfrica, catalogado como República Parlamentaria, país que tiene varias semejanzas con Colombia. Sudáfrica tiene 53 millones de habitantes, nosotros cerca de 50 millones. Su extensión es de 1.219.000 Km2 y nosotros 1.114.000 Kms2. Sudáfrica posee 2.800 Kms de líneas costeras y nosotros 2.900 Kms. Sudáfrica tiene 5.300 Kms de líneas fronterizas y nosotros cerca de 6.600 Kms. A pesar de que la ciudad más conocida es Johannesburgo, su Capital Administrativa es Pretoria, la Capital Legislativa es Ciudad del Cabo y la Capital Judicial es Bloemfontein.
¿Qué tal si trasladamos nuestra Capital Política para San Andrés, para realizar hechos concretos de soberanía y poder así defendernos ante las apetencias foráneas por este rico territorio insular?
¿Por qué no instalar en Quibdó la Capital Administrativa del país, para ver si así podemos sacar del atraso consuetudinario a esta exuberante región?
¿Y si trasladamos para Cúcuta la sede del Poder Legislativo para fortalecer nuestra presencia ante Venezuela?
De igual manera, deberíamos trasladar la sede del Poder Judicial para el Amazonas, de modo que podamos fortalecer la identidad territorial en medio de varios vecinos.
Por último, determinar que en Villavicencio se establezca la sede del Poder Ejecutivo, para potenciar desde allí, integralmente, a todo el territorio.
De igual manera, las principales Instituciones del Nivel Central, se distribuirían por cada uno de los Departamentos y los Municipios seleccionados de manera estratégica, para asegurar que las nuevas movilidades que se implementarán y se requerirán, le den vida y dinámicas nuevas a los territorios, tradicionalmente olvidados por la histórica soberbia centralista.
Si seguimos pensando como siempre y haciendo más de lo mismo, jamás saldremos de nuestra postración y jamás podremos aprovechar la magnificencia que ofrece nuestro territorio, en favor del bienestar de todos sus habitantes. Recordemos al sabio Caldas cuando expresa: “La posición geográfica de la Nueva Granada parece que la destina al comercio del Universo. Situada bajo de la Línea a iguales distancias del México y California por el Norte, como del Chile, y Patagonia por el Sur, ocupa el centro del nuevo Continente. A la derecha tiene todas las riquezas Septentrionales, á la izquierda todas las producciones del Mediodía de la América. Con puertos sobre el Pacífico, y puertos sobre el Atlántico….. Mejor situada que Tiro y que Alejandría puede acumular en su seno los perfumes de Asia, el marfil Africano, la industria Europea, las pieles del Norte, la ballena del Mediodía, y quanto produce la superficie de nuestro globo…. Convengamos, nada hay mejor situado en el viejo ni en el nuevo Mundo que la Nueva Granada”.
Insistimos en la necesidad de dotar a Medellín de un adecuado Centro de Espectáculos.