Los indicadores del PDI van en contravía de alcanzar las condiciones para que programas de pregrado y posgrado y la misma institución continúen con la acreditación de alta calidad
Con la ausencia del Gobernador y del Secretario de Educación se aprobó en el Consejo Superior Universitario, en primero y segundo debate, el Plan de Desarrollo Institucional (PDI) 2017-2027 de la Universidad de Antioquia. Es importante decir que la Universidad de Antioquia (UdeA) es líder en el ámbito nacional en la implementación de planes de desarrollo de largo plazo, los cuales se iniciaron a comienzos de la década los 90s del siglo pasado. Una universidad que cuente con un plan de desarrollo a diez años es digna de resaltar en la medida que toma en serio su compromiso con la sociedad y es capaz de orientar su talento humano, recursos y programas al cumplimiento de su misión.
Ojalá la ausencia de las autoridades de gobierno del Departamento de Antioquia en la aprobación del PDI de la UdeA, esté subsanada con una importante participación de los diferentes funcionarios de la Gobernación en los diferentes temas y objetivos estratégicos del PDI, que permita una articulación orgánica de la Alma Mater al Desarrollo social, cultural, educativo y científico de las regiones de Antioquia.
El nuevo PDI de la UdeA no contempla indicadores explícitos en cada tema y objetivos estratégicos, aspecto éste criticado por la representante de la ministra de Educación, lo que permitiría realizar un seguimiento al avance del mismo en los próximos tres períodos rectorales; tal vez como una forma de subsanar este vacío del PDI, e intentando dar respuesta a la negativa al PDI expuesta por la Dra. Ana Milena Gualdrón, delegada del MEN, el documento final incluyó una tabla denominada “metas globales del Plan de Desarrollo”. Sin desconocer que la UdeA tiene dependencias de planificación y personal experto en el manejo de las cifras y conocedor de las capacidades institucionales, al leer las metas globales de PDI quedan muchos interrogantes sobre la real posibilidad de que la Alma Mater pueda cumplirlas en los próximos 10 años.
La primera meta es aumentar en 26% la población estudiantil de pregrado (la línea base es de 37.290 estudiantes), lo que significa que en el año 2027 el número de estudiantes de pregrado será de 46.985. Detengámonos en esta primera meta para cruzarla con otros indicadores de crecimiento que propone el PDI; por ejemplo, el aumento en el número de profesores de planta en estos 10 años, según el PDI, será de 300 nuevos profesores (línea de base es de 1.570 profesores), lo que indica que en diez años la planta profesoral de tiempo completo ascenderá a 1.870 docentes. En este ejercicio sencillo se puede establecer que la UdeA pasará de una relación de 1 profesor de planta por cada 23,7 estudiantes a 1 profesor de planta por cada 25,1 estudiantes en diez años; lo anterior sin tener en cuenta que el PDI contempla el aumento de la cobertura en los programas de posgrado en un 40% de estudiantes, es decir pasar de 3.220 actuales a 4.508. De todos es conocido que el aumento de los estudiantes en los posgrados obliga a un traslado de un mayor número de profesores de planta del pregrado al posgrado, llegando en el caso de los programas de doctorado a que la relación profesor estudiante sea de uno a uno.
A lo anterior se suma el compromiso de duplicar la población estudiantil matriculada en pregrado en las regiones hasta alcanzar la cifra de 14.648 estudiantes, lo que sumado a las proyecciones de crecimiento de estudiantes de pregrado y posgrado de la UdeA en todas sus sedes en el año 2027 alcanzaría el número de 66.141.
Con las anteriores cifras en mente y con el compromiso de disminuir la deserción estudiantil bajándola del 32.5% al 25%, lo que queda claro es que la Universidad de Antioquia, al parecer tendrá una cobertura extraordinaria, sin pedirle a la nación un solo peso adicional, comprometiéndose a aumentar en un 60% los ingresos por gestión en la próxima década y con una nómina docente de planta deficitaria.
Con el referente del sistema de aseguramiento de la calidad superior del CNA, los indicadores del PDI van en contravía de alcanzar las condiciones para que programas de pregrado y posgrado y la misma institución continúen con la acreditación de alta calidad, que aparece dentro de las “metas globales del Plan de Desarrollo”. Todavía está a tiempo el Consejo Superior Universitario (CSU) para enmendar estas metas que aparecen en el único cuadro que acompaña al PDI.
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Sería más realista proponer que en 10 años la UdeA deberá contar con el talento humano y los recursos institucionales, así como un presupuesto proveniente del Estado acorde con los compromisos ya adquiridos en cobertura, lo que permitirá que todos los programas de pregrado y de posgrado estén acreditados en un número considerable de años, más allá de los simbólicos 4 años que tiene muchos de los actuales, y de paso que la Institución conserve su acreditación institucional.
(*) Profesor Universidad de Antioquia