¿Qué tan vulnerable saldrá Trump de esta contienda?, ¿qué tan impotente y desesperado?, ¿qué más hará para distraer al público?
Luego de muchos ires y venires, Nancy Pelosi la mujer de hierro que lidera al partido Demócrata, decidió abrir una investigación que podría llevar a la destitución de Donald Trump. El camino es más incierto que seguro con un congreso dividido entre un grupo de legisladores demócratas que de tiempo atrás han intentado con argumentos valederos enjuiciar a Trump y un Senado de mayoría republicano que va a abortar la iniciativa de un impeachment. Es preciso recordar que la destitución procede siempre y cuando se logre el voto de las dos terceras partes del senado, algo impensable teniendo en cuenta la composición partidista actual.
Todo comenzó con la denuncia de un miembro de los servicios de inteligencia a través de un documento de 9 páginas en el que Trump le pide al presidente de Ucrania Volodymir Zelensky coordinar con su abogado personal y el fiscal general William Barr, iniciar una investigación al hijo del ex vicepresidente Joe Biden por presuntos hechos de corrupción a cambio de una ayuda de cooperación a ese país.
Para muchos Donald Trump merece ser destituido desde el momento en que pisó la Casa Blanca por la forma en que ha degradado la figura presidencial con sus continuas mentiras, sus conflictos de interés, su personalidad volátil, su ineptitud administrativa y un ego que no admite equivocaciones. Muy difícil saber en qué termina esta aventura si se miran los antecedentes cuando sólo dos presidentes en ejercicio han pasado por intentos de destitución por parte del Congreso: Andrew Johnson y más recientemente Bill Clinton por razones totalmente diferentes. En ambas circunstancias no hubo consenso para la destitución.
Al final Trump podría salir beneficiado con una posibilidad cierta de salir reelegido luego de que en el proceso termine como el mártir y perseguido por una incesante oposición demócrata. Salir exonerado por un congreso dividido lo único que hará es consolidar el respaldo de su base conservadora, xenófoba y extrema. Lo que sigue seria una coyuntura en la que los partidos ahondaran sus diferencias y polarización política.
Desde la llegada de Trump a la Presidencia, el Congreso ha estado más tiempo ocupado buscando motivos para su destitución, mientras la contraparte republicana cierra filas apoyando sin vergüenza alguna a un personaje que no conoce de límites ni decencia. Un circo político donde el ciudadano esta hastiado de la histeria partidista, el ruido y los pocos resultados de modo que se resuelvan las múltiples necesidades de los electores.
Las preguntas son ¿qué tan vulnerable saldrá Trump de esta contienda?, ¿qué tan impotente y desesperado?, ¿qué más hará para distraer al público? Trump es un personaje sin escrúpulos capaz de repetir la estrategia que utilizó con Hillary buscando culpables y echando mano de cuanto argumento falaz con tal de llegar nuevamente a la presidencia. La apuesta de los demócratas es un albur del cual podrían salir chamuscados.