Esta semana se conoció el número final de muertos que ascendió a 2.975 pero Trump dijo que la cifra era falsa y una creación de los demócratas con fines políticos
María era mulata pero de una fuerza tan devastadora que casi acaba con la tierra de sus ancestros portorriqueños. Florence por su parte es rubia, alta y no tan fuerte pero persistente y dañina. El padrino de ambas de nombre inglés Fema- Agencia Federal Administradora de Emergencias, se preparó muy poco para afrontar el desastre y desolación que dejó María. Aún hay gente en la oscuridad y la infraestructura destruida espera pacientemente una ayuda que le permita a su gente volver a la normalidad.
María sabía que el gobierno de Puerto Rico era y sigue siendo inepto y corrupto. Que el Protectorado tiene una deuda impagable de más de 50.000 millones de dólares gracias a una clase política igualmente incapaz, clientelista y depredadora de los recursos de los contribuyentes. No es casualidad que millones hayan emigrado a los Estados Unidos antes y después del ciclón pues las oportunidades allí son como las de cualquier país latinoamericano: pocas o inexistentes.
Parece una maldición que tengamos sangre hispana y que los que llegaron a nuestras costas lo hicieron para llevarse el oro y las riquezas nativas, además de corromper a los que desde entonces nos han gobernado. Puerto Rico sufrió la más grande devastación de su historia y las migajas que recibió del emperador Trump apenas comienzan a aliviar las penurias.
Recordemos que Trump viajó a la isla prometiendo el oro y el moro. Con su habitual altivez y suficiencia se enfrentó a la alcaldesa de San Juan por ser del otro partido y llegó hasta utilizar rollos de papel higiénico tirándolos por los aires en señal de humillación y desaire. Fema desesperada por recuperar la red eléctrica, se confió de unos contratistas importados de los Estados Unidos que nunca habían pisado terreno montañoso y que tampoco dimensionaron la magnitud del reto que tenían enfrente. Las provisiones agua y elementos esenciales llegaron a cuenta gotas y como no había carreteras ni caminos, el pueblo boricua se moría de sed y hambre.
Esta semana se conocieron las imágenes de una pista inutilizada de la ciudad de La Ceiba que mostraron cómo 20 mil palets con agua embotellada se perdieron por la ineficiencia y descoordinación. Entonces comienza el tire y afloje entre Fema y las autoridades locales y nadie asume responsabilidad alguna. Hay que agregar que ya el agua está contaminada e inservible. Según una encuesta de la Fundacion Kaiser Family, la mitad de los hogares no tuvieron agua potable después de la tragedia y otro 53 por ciento todavía desconfía de la calidad de la misma.
Esta semana se conoció el número final de muertos que ascendió a 2.975 pero Trump dijo que la cifra era falsa y una creación de los demócratas con fines políticos. El burro de las orejas grandes acusando a sus opositores de mentirosos. Además, ni siquiera se sonrojó afirmando que la respuesta de su gobierno a la tragedia del huracán fue “un éxito ignorado” y claramente dio instrucciones precisas para que no se escatimen esfuerzos en la recuperación de lo que deje Florence.
Las Carolinas y parte de Virginia son enclaves republicanos muy importantes que merecen toda la atención. Habrá el dinero y recursos en abundancia que nunca llegaron a la isla. Los emigrantes portorriqueños mayoritariamente se inclinan por el partido demócrata. Esa es la diferencia de llamarse María y Florence.