Rafael Martínez, el abuelo materno de Lina Cantillo, era, según su nieta, “un hombre muy bien vestido”. No puede negar que ha influido en el ADN de su marca, porque en él encuentra características de ese hombre sofisticado que ha querido proponer a la moda colombiana.

Luego de la muerte del señor Martínez quedaron algunas piezas de su vestuario, conservadas por la familia como un tesoro, y la diseñadora las robó para darle rienda suelta a la colección que presentará hoy en Colombiamoda. Como se verá en la salida número cinco, cuando uno de sus modelos llevará un pantalón rojo-vino que no es más que una copia idéntica del pantalón de su abuelo, Cantillo viene a contar historias. 

“Creo que el pantalón es de 1910 y le hicimos una réplica, quiero tener la elegancia y la sofisticación con la que manejaba su vestuario: su traje de algodón blanco, su camisa blanca y su corbata negra. Lo recuerdo de sombrero aguadeño en Barranquilla, de algodón”, realtó.

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Sí, hay hombres que al igual que su abuelo que la inspiran, “de todas las clases sociales”, pero prefiere no dar más nombres de sus referentes. 

Esta colección es “primavera-verano 2018, y cómo todas las colecciones de primavera verano, son trapitos creativos al aire, muy livianos. Cuando llegas a una ciudad donde la temperatura es de 40 grados, no quieres tener ropa”, enfatiza la creadora. Cabe destacar que los accesorios serán vitales en esta pasarela, ya que la colección está inspirada “en momentos específicos y especiales de la historia del vestuario del hombre, a través de décadas, de historias, a través de armerías medievales, de piratas, navegantes, hombres recorridos”.

Es por eso que Cantillo creó siluetas de los años 20 y 30, de 1900, pero también de 1800, y antes de Cristo, con regresos a historias como la de “la camisería blanca que nació de los griegos”. Los pliegues, los prenses “están inspirados en esos momentos, aunque están las macrotendencias como la paleta de colores, estampados en las pantalonetas de baño y la camisería, que son pocos, porque ella es de tonalidades básicas y compactas”. 

Y es que el objetivo de Lina Cantillo “es sofisticar y emocionar al hombre a la hora de vestir”, entendiendo que no caben los disfraces: “cada hombre se sofistica a su manera, no podemos cambiar su personalidad”.