El Gobierno propuso a Bruselas mantener un acuerdo aduanero por un tiempo para evitar un abismo en la UE.
El Reino Unido detalló este martes en un documento sus planes para un nuevo sistema aduanero con la Unión Europea (UE) que contempla una unión "temporal" de uno o dos años y que evitaría un "abismo" para empresas e individuos tras el "brexit".
El ministro para la salida del país de la UE, David Davis, explicó, en declaraciones a los medios de comunicación, que las propuestas del Ejecutivo "beneficiarán" tanto a la UE como al Reino Unido y evitarán una brecha comercial entre ambas partes tras consumarse el "divorcio" entre Londres y Bruselas.
Este documento es el primero de una serie que divulgará el Ejecutivo de Theresa May para tratar asuntos críticos de las negociaciones con el bloque comunitario, cuya tercera fase se iniciará el próximo día 28. Seguidamente, Londres publicará el miércoles un informe con posibles soluciones para la frontera entre la República de Irlanda y la región de Irlanda del Norte.
Según recoge el primer texto oficial, el Reino Unido podría plantear a Bruselas que establezca "una unión aduanera temporal" de duración limitada, "entre uno y dos años", con el objetivo de facilitar el comercio con el resto de los 27 una vez se efectúe la marcha de la UE, y que evitaría problemas fronterizos. "La manera en que enfocamos la circulación de bienes por nuestra frontera será un punto crucial para nuestra política de comercio independiente", indicó este martes Davis en un comunicado.
Para el político conservador, un periodo transitorio "implicaría que los negocios tan solo tendrían que adaptarse una vez al nuevo régimen y propiciaría una transición suave y ordenada". Durante ese plazo, Londres quiere poder negociar sus propios acuerdos comerciales internacionales, algo que no puede hacer ahora como integrante de la unión aduanera. Una vez expirado el periodo estipulado, el Reino Unido sugiere dos posibles modelos para el intercambio de bienes en la futura relación comercial entre ambas partes, según se detalla en el informe.
Uno de ellos sería llegar a un acuerdo aduanero "muy simplificado" entre ambas partes, con requisitos que generasen "las mínimas fricciones posibles", destinado a "continuar algunos de los acuerdos existentes con la UE, y reducir y eliminar barreras comerciales a través de otros nuevos".
El segundo es una nueva "asociación aduanera", distinta a la actual unión, que "terminaría con la necesidad de una frontera comercial entre el Reino Unido y la Unión Europea". "El Reino Unido es el principal socio comercial de la UE, así que redunda en el interés de ambas partes que alcancemos un acuerdo sobre nuestra futura relación", afirmó Davis.
La comunidad empresarial ha pedido al Ejecutivo claridad desde que la primera ministra indicara el pasado enero su voluntad de desligarse de la unión aduanera -el área comunitaria libre de tarifas- como parte de su plan para el "brexit".
La eventual salida del país de ese espacio fue confirmada el pasado fin de semana en un artículo escrito conjuntamente por el titular de Finanzas, Philip Hammond, y el ministro de comercio, Liam Fox.
Tras divulgarse el citado documento, la ministra principal escocesa, la independentista Nicola Surgeon, tildó la posición de Londres de "estúpida" en un mensaje colgado en su cuenta de Twitter y opinó que el Reino Unido "debería comprometerse a quedarse en el mercado único y la unión aduanera".
Un portavoz de la Comisión Europea señaló, por su parte, que se estudiará "detenidamente" la postura británica y aseguró que toman nota de la solicitud de Londres para que se establezca un periodo de implementación con relación a su relación comercial futura.
También recordó que, como (el negociador jefe de la UE) Michel Barnier ha dicho en varias ocasiones, "un comercio sin fricciones no es posible fuera del mercado único y la unión aduanera". Tras las dos primeras rondas de diálogo, Barnier advirtió el pasado mes a este país de que no se iniciarán negociaciones para definir la relación comercial post brexit antes de que se hayan aclarado otras cuestiones, como los futuros derechos de los ciudadanos británicos y comunitarios, la naturaleza de la frontera irlandesa y la factura de salida que debe abonar este país.