Es común escuchar que en Colombia los optimistas son los mal informados.
Como para agregar a la lista del doctor Macías, presidente del Congreso, en su discurso en la posesión del doctor Duque, el dato dado por el contralor de la República: la deuda externa de Colombia es de 516 billones de pesos; o sea, si suponemos que somos 50 millones de habitantes en este país, entonces eso significa que cada ciudadano debe algo más de 10 millones de pesos. ¿Qué tal?
A Macías no le hizo falta ese dato porque con el memorial que presentó fue suficiente para darnos cuenta de que las aguas están turbulentas y la navegación del Presidente Duque va a ser difícil, conllevando costos inmensos que, de una u otra manera, nos va a tocar pagar a los ya atropellados contribuyentes.
Lo grave es que las denuncias del Contralor General son varias y cada una de ellas como más preocupante que las anteriores. En otras palabras, el discurso del doctor Macías el 7 de agosto fue solo un abrebocas. Por algo es común escuchar que en Colombia los optimistas son los mal informados.
***
Por la puerta de atrás, muy a su estilo, y sin informar a los colombianos (por ejemplo, aprovechando su discurso de despedida por TV) Santos reconoció al Estado palestino. El entonces entrante presidente Duque fue informado del hecho pero no para obtener su aprobación a ese acto.
Se reconoció a un Estado que no tiene fronteras definidas. Esas fronteras son hoy tema de agrios encuentros; algunos parten de la pregunta: ¿cuál de los dos pueblos (israelíes y palestinos) llegó primero a las tierras hoy ocupadas por ellos? La historia es muy antigua, razón por la que entender esa situación allí es bastante complejo.
Dicho reconocimiento lo hizo Santos, ante todo, para su provecho, basado en el Nobel que se consiguió, pues ello le daría oportunidad de “merecer” invitaciones a foros y a dictar conferencias, claro, cobrando caro por eso, además de hacerse reverenciar en los escenarios foráneos. Es decir, primero yo y después los otros que vean si les gustó o no lo actuado.
El presidente Duque ha dicho que esa decisión es irreversible y, por tanto, confirmó lo hecho por su antecesor, pero no nombrará embajador en Palestina. En el ambiente sigue flotando un asunto delicado, ya que lo que hizo Santos y ahora ratifica Duque no es que caiga bien a Israel. No puede negarse la ayuda, cooperación y colaboración que Israel ha brindado a Colombia, durante décadas, en aspectos militares y de otra índole, así que algo se habrá acordado con los israelíes para no echárnoslos en contra.
En esta oportunidad no fue, pero estimo que reconocimientos de naciones nuevas debería ser propuesta que haga el Ejecutivo y que estudie, apruebe o niegue el Legislativo. Porque me parece más democrático así y porque habría espacio para debatir los pro y los contra de una decisión tan importante. No habría que dejar esos asuntos solo en manos del presidente de turno, ya que, como en el caso que nos ocupa, los intereses egoístas y personalistas imperaron en tal reconocimiento.
***
Las drogas son un serio y creciente problema en Colombia, no solo porque aquí se produce cocaína a granel, sino porque el consumo interno ha crecido bárbaramente. Hay quienes, tal vez por hacer una oposición a ultranza al gobierno del presidente Duque, estarían pretendiendo dividir a los colombianos en dos bandos: los “amigos de la droga” y los “enemigos de la droga”. Además, no sólo estamos hablando de marihuana y de coca, ya que en el mercado, según comentó un médico especialista en drogas ilícitas, se han detectado más de 60 tipos diferentes de ellas, muchas de las cuales son sintéticas.
De su interés: Desde otros puntos de vista
El asunto es en extremo delicado y si no se toman medidas radicales, y novedosas, vamos a dejar, por lo menos domésticamente, acabar la juventud, la que, ya se sabe, desde temprana edad es inducida al consumo. No nos dejemos enredar y hemos de brindar todo el apoyo al Gobierno y a las autoridades para que combaten este flagelo, que también está afectando a la economía del país. Respetando la Constitución y las leyes, no deberían esgrimirse argumentos forzados para impedir que el consumo en público y la distribución de drogas ilícitas sigan proliferando. El tema es de emergencia.