Lissette Orozco: su familia o el país, retos de El pacto de Adriana

Autor: Giselle Tatiana Rojas Pérez
22 julio de 2018 - 12:08 PM

Cuando a su tía La channy la cogieron presa por estar vinculada con generales chilenos culpables de desaparaciones extrajudiciales en su natal país, Lissette Orozco encontró allí una oportinidad para hacer una película, su primera película, lo que nunca se imaginó es que esta sería una historia que la llevaría a pelear con algunos de sus seres más queridos.

Jardín, Antioquia

Al terminar de grabar el documental El pacto de Adriana, Lissette Orozco entendió que no se trataba de la historia de su tía, sino de la historia de los horrores de la dictadura pinochetista contados al país chileno pero desde la historia de su querida La chany.

En entrevista con EL MUNDO, la cineasta chilena habló de los retos a los que se enfrentó para sacar su ópera prima a las pantallas de cine del mundo, los problemas que solventa con sus familiares y también a lo que en el momento se dedica.

La cámara que se usó en ciertos puntos hace la trama más dramática, ¿así se pensó?

Hay muchas cosas que no están tan consientes. Hay muchas grabaciones que se hicieron involuntarias sin creer que había un documental en el fondo. En cine documental hay muchas cosas que no se piensan tanto y que salen más natural, en la ficción está todo calculado.

El punto de vista de El pacto de Adriana tiene que ver con que yo dije voy a hacer un documental donde voy a dejar un diario de vida para mí tía que es un diario visual en el que ella se graba sola y yo me grabo sola, por eso esas fueron decisiones que debí tomar en camino, ya que no tenía plata para ir a grabarla a Australia, entonces le dije tía grátate sola.
Creo que las dificultades terminaron siendo oportunidades y al final hay buenos resultados.

En la grabación del filme tuvo la oportunidad de asistir a momentos históricos del régimen como los cuarenta años de la caída de la dictadura y la marcha pichetista por Santiago, ¿por qué decidió meter esas imágenes en el filme? ¿Cuándo y en qué contesto?

esde el día uno que yo emprendí a hacer esta película yo me dije esta va a ser una película contemporánea, yo no voy a poner a la casa del presiente quemándose como todas las pelis de la dictadura chilena, ni tampoco a Allende ni a Pinochet, en el fondo no se trataba de eso, se trata de una película del presente, contemporánea.

Como sabía que debía contextualizar, pues tenía un problema porque si no pongo archivo, no cuento yo, nadie habla de la dictadura, pues en Japón no me van a entender la película y esos eventos me sirvieron para eso, para contextualizar.

Los conté de una manera particular, porque efectivamente grabé a La Moneda quemándose, pero grabé el audio con la gente en el homenaje, quise hacerlo con mi punto de vista especial.

¿De quiénes se acompañó para grabarla, ahí claramente en algunas partes de la película se ve que usted no pudo hacerlo sola?

Fue muy circo pobre porque me demoré cinco años en hacerla. Entonces en un año tenía una amiga cerca que hacía cámara y le dije: ‘¿Dany me podéis acompañar a esto?’ y al siguiente año un amigo de la universidad, Bryan, que hace una cámara maravillosa, lo invité al homenaje a Pinochet y ya las grabaciones con mi tía las hacía con un amigo cámara que vive cerca de ella, y así se grabó, todo muy precario.

La mayoría de las grabaciones fueron con cámara casera, que las hicimos mi tía y yo.

Las grabaciones de los eventos las pude planificar con mis amigos pero todos esos favores fueron retribuidos porque a la película le ha ido súper bien, ha ganado un montón de premios, también en plata, con el que pude devolver todos esos favores.

¿Las escenas con su familia en las que algunas personas salen con los rostros borrados a qué se debe?

La decisión de las caras borradas fue porque me lo recomendó un abogado, me dijo: ‘Para que no te demanden’.

Pero mi familia yo sé que no me van a demandar, no tienen plata para hacerlo.

Pero la verdad es que lo hice con gusto, me dije, muy convencida, si ellos no quieren aparecer en mi película, pues no son parte de la película, no pasa nada.

¿En qué anda en el momento?

Estoy trabajando en mi segunda película y dando clases de cine en la Universidad Nacional; también como jurado del Fondo Nacional de Mincultura con la última convocatoria de este año.

Estoy asesorando dos películas, una colombiana y otra chilena.

Y al final, ¿consiguió fondos para su segunda película?

Está como medio circo pobre. Me estoy postulando a los fondos, apenas pasando mi propuesta. 

Pero usted dijo que ya está haciendo su segundo documental, ¿ya la está grabando?

Sí, yo estoy haciendo la cámara. Es que estoy grabando porque es ya que están pasando las cosas.

Y tengo a María Fernanda, mi compañera, que me está haciendo el sonido, nos estamos, más bien, repartiendo el trabajo.

¿Se encasilla el cine político?

Sí, aunque mi estilo es más que político, es cine social.

La película que estoy haciendo ahora no es política, es social, pero también toco los secretos de la familia y muchas de las cosas que están presentes en el El pacto de Adriana.

¿Cómo llegar a contar una buena historia en el cine?

Todo el mundo puede llegar a buenas ideas, pero no todo el mundo puede llegar a buenas historias. 

Creo que es súper importante para los que hacemos cine el saber contar bien las historias, porque uno va a ver la película pero cuando se va y termina fijándose en cosas vánales como el sonido o la cámara o que quién hizo el personaje está buen mozo, ahí se perdió el interés por la historia.

Para llegar a una buena historia hay que saber escribir historias, para ficción o documental; eso sí, es muy distinto escribir una novela que una película.

Yo soy también guionista, por eso escribo historias; hay gente que cree que sabe escribir historias, pero cuando tú les preguntas cuál es el climax, no saben, y el detonante no lo debe encontrar el espectador, lo debe sugerir el cineasta, por eso, para hallar una buena historia hay que saber escribir historias para cine.

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