El mundo automotriz está de luto con la partida de Lee Iacocca, uno de los iconos que transformó la industria apelando a la innovación y el liderazgo con visión de futuro. Un gigante corporativo para Ford y Chrysler cuyo legado deja nada más ni nada menos que el nacimiento del Mustang y las ‘’Minivan’’. Un ejemplo de cómo el carisma pudo cambiar a una empresa en quiebra. El libro que llevaba su nombre publicado en la década de los ochenta fue de obligatoria lectura y referente para los estudiosos de administración.

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En los 70 y 80, cuando Detroit era la meca de los automóviles y aun dominaba el mercado, el nombre Iacocca estaba asociado a enormes oficinas ejecutivas, luchas de poder, determinación y sabiduría para vender autos de origen norteamericano. Sus detractores lo definían como un charlatán maquiavélico que escaló la cima del poder en Ford, sin darle el crédito debido y haberse ideado un modelo llamativo llamado Mustang que fue el favorito de los jóvenes. Muy seguramente su éxito provocó los celos del nieto del fundador Henry Ford quien lo despidió fulminantemente después de 14 años de una meteórica carrera.

No paso mucho tiempo para que Chrysler le pidiera llegar a dirigir una empresa al borde de la desaparición y fue allí cuando a Iacocca se le ocurrió aplicar un mensaje patriótico a los productos “Made in USA”. Insistía en que construir y sacar al mercado productos de origen doméstico era esencial en un momento en que los japoneses comenzaban a dominar el gigantesco mercado automotriz. Gracias a la asociación con Mitsubishi, se atrevió a poner el logo que identificaba a la marca japonesa en algunos modelos Chrysler para demostrar que había cierta predisposición en contra de los autos norteamericanos.

Con una estrategia de mercadeo simple pero efectiva en los comerciales de televisión en los que aparecía, para que el público entendiera que el CEO entregaba un mensaje de credibilidad. Los más impactantes fueron “si encuentra un auto mejor, cómprelo” y la promoción del modelo Ford “56 por 56” consistente en un pago inicial de 56 dólares e igual pago mensual por 3 años. Las ventas se dispararon para que Ford luego adoptara idéntica promoción como estrategia de mercadeo en todo el país. Hacer una simple multiplicación nos lleva pensar en la evolución que han sufrido los precios hasta llegar a donde están hoy día.

La imagen de visionario que catapultó a Iacocca fue haberse anticipado a un nuevo nicho de mercado entre los jóvenes, ofreciendo un nuevo diseño y apariencia que le permitía a los compradores “manejar el auto a los sitios populares el viernes, a la pista de competencia el sábado y a la iglesia el domingo”. El Mustang llegó para quedarse batiendo récords de venta con 418.000 unidades vendidas el primer año y utilidades para Ford de 1.100 millones de dólares. Y estamos hablando de dólares en 1970.

Luego de su intempestiva salida de Ford, Iacocca llega a Chrysler (hoy Fiat Chrysler) en 1978 en un momento que la compañía andaba en muy malas condiciones financieras y lejos de sus rivales Ford y General Motors. En una jugada que en su momento muy difícilmente tendría apoyo, le pidió al entonces gobierno del presidente Jimmy Carter respaldara un préstamo con garantía federal, es decir, si Chrysler no salía adelante, los contribuyentes terminarían pagando la deuda. Una bofetada a los fundamentos del libre mercado, pero que concluyó exitosamente en un préstamo de 1.500 millones de dólares.

No fue fácil anticiparse 4 años para pagar la deuda y los intereses: una reestructuración que llevó al cierre de varias plantas, el despido de cientos de miles de trabajadores trayendo nuevas tecnologías y automatización de procesos. Asimismo, recortando los salarios de la cúpula administrativa y asignándose un salario de un dólar, si $1 de remuneración anual. Por primera vez en la historia del mundo empresarial, hizo que el presidente del poderoso sindicato de la industria automotriz, UAW, llegara a la junta de Chrysler en 1980. La forma de involucrar a los empleados en el futuro de la compañía y servir de lobby en la misma legislación que la salvó de la quiebra.

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Finalmente, anticipándose al cambio en el mercado Iacocca fue el responsable de la transformación del transporte con una orientación hacia la familia y es entonces cuando comienza la producción de la Minivan, un vehículo que revoluciona las opciones para un segmento antes olvidado. Las minivans se convirtieron en una nueva forma de vida en los 90. Lee Iacocca al igual que Sergio Marchione también fallecido, fueron figuras que le apostaron al cambio con un sentido innovador y creativo.