La posición del Centro Democrático sella la suerte de ese punto de la reforma de la dupla Duque – Carrasquilla. No hay manera de que haga tránsito en el Congreso.
El Centro Democrático dijo oficialmente que, si bien el proyecto de Ley de Financiamiento, presentado por el gobierno al Congreso, tenía aspectos positivos, no apoyaba la extensión del IVA a la totalidad de la canasta familiar incluida en este, a pesar de que la propuesta del gobierno consideraba la devolución del impuesto a los más pobres (4.3 millones de familias, según cálculos del ministerio de Hacienda). La razón: que la clase media sería gravemente afectada.
La declaración reconoce la necesidad del gobierno de obtener recursos para recuperar el país de la grave crisis fiscal que heredó del nefasto gobierno de Santos –“déficit de 25 billones de pesos en el presupuesto 2019, altísimo nivel de endeudamiento, desbordado gasto público, debilidad en la inversión privada, pérdida de 22 posiciones en el ranking de competitividad del Banco Mundial y Colombia convertida en una de las economías con mayor carga tributaria”-. Destaca, asimismo, “el grado de inversión se ha salvado por la confianza de los mercados en el presidente, Iván Duque”, pero le pide presentar alternativas diferentes y alaba el anuncio de obtener seis billones de pesos practicando medidas de austeridad. También destaca su lucha por la transparencia, (que cauterizará, en mi opinión, la vena rota de la corrupción que desangra el presupuesto nacional). La comunicación concluye con la reiteración del compromiso del CD “frente a la propuesta de menos impuestos, mejor remuneración, en concordancia con su bandera de campaña en el 2018” (https://www.centrodemocratico.com/?p=4651).
La posición del Centro Democrático sella la suerte de ese punto de la reforma de la dupla Duque – Carrasquilla. No hay manera de que haga tránsito en el Congreso.
Pero hay algunas lecciones políticas que aprender de este acontecimiento. La primera, que no hay comunicación privilegiada entre el gobierno y el partido de gobierno. Y es que el CD es tal por varias razones: el presidente es uno de sus miembros más destacados; fue electo con el apoyo de una coalición luego de que ganara las primarias en ese partido; y, oficialmente, esta formación se declaró en el parlamento como partido de gobierno.
Ahora bien, la cúpula del Ejecutivo parece no percibirlo así: la vicepresidente Marta Lucía Ramírez dijo, ya en el mes de agosto, que una cosa era el CD y otra el gobierno. Fue una declaración que quiso fijar límites entre este y aquel, que en su momento tenía dos interpretaciones: una, que efecto, había más de un partido en la coalición que apoyaba a Duque, algo que era razonable; la otra, que el presidente no tenía, en el ejercicio de sus funciones, ninguna relación especial con el partido que lo había postulado y ayudado, de manera ostensible, a ganar la Presidencia y que lo trataría de manera igual a los demás.
Esta interpretación resultó ser la correcta: la ministra del interior, Patricia Gutiérrez, en una reciente entrevista en El Tiempo reconoce que el CD es la esencia del gobierno y que, por lo tanto, cuenta con este -junto con el Partido Conservador- para impulsar los proyectos que este presenta. Pero, a renglón seguido dice que, como la ley de partidos no definió lo que significa declararse independientes, “cada cual lo ha adaptado a sus circunstancias. Por eso, para el Gobierno ha sido muy difícil consolidar mayorías. Ya no es la época de aprobar a pupitrazo, ni de ‘ferrocarriliarlos’; es un debate permanente para lograr consensos” (…) “El presidente no quiere mantenerle feudos a nadie. Sin importar el origen político de un funcionario, si es bueno, lo mantiene. Esto ha cambiado la dinámica y ha permitido nombrar gente de todos los sectores políticos“ (…) ”Se han generado aprobaciones en las cuales participan hasta los sectores de oposición y los independientes, y han llegado a marginarse los sectores de Gobierno. Es una nueva realidad de la política, un escenario diferente en razón del estatuto de la oposición y una realidad que fue el acuerdo con las Farc.” (…) “El Gobierno tiene un estilo propio de relación con el Congreso: se presenta un proyecto y genera una discusión abierta, sin ninguna clase de presión, y se llega a unas conclusiones; se respeta la autonomía del Congreso, y hay temas del Gobierno que pasan y otros que no” (https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/nancy-patricia-gutierrez-ministra-del-interior-en-entrevista-con-maria-isabel-rueda-286780).
La justificación, entonces, es que como algunos partidos se declararon independientes, no puede conformar mayorías para los proyectos gubernamentales en el Congreso. Y como no le guarda feudos a nadie, las iniciativas se discuten libremente, sin presión de ningún tipo, hasta el punto de que partidos del gobierno han votado en contra de algunas de ellas.
Creo que, en todo esto, hay una equivocación de fondo. Que el gabinete sea técnico, y que Duque no le guarde feudos a nadie, no significa que el gobierno no funcione con base en funcionarios técnicos de los partidos de gobierno, que los debe haber, y muy competentes. Por otra parte, nombrar en esos cargos a independientes o “sin partido”, no le ha garantizado el apoyo parlamentario a sus iniciativas, que es el fin último de la gobernabilidad en el Congreso, porque, además de buenos funcionarios, estos deben tener algún respaldo en el Congreso, para que las iniciativas gubernamentales progresen. Los consensos interpartidistas tienen importancia, sólo en la medida que las fuerzas que apoyan al gobierno tengan el peso suficiente para hacer valer las iniciativas del gobierno. De lo contrario es mojar la pólvora.
Más aún, el no guardarle feudos a nadie no puede significar que previamente no se consensuen con los partidos de gobierno, con el CD y el partido Conservador, las iniciativas cruciales, como la de la Reforma en comento. Porque de lo contrario, se corre el riesgo, como en efecto sucedió, de que los proyectos nazcan muertos.
En segundo lugar, la ausencia de comunicación con los partidos de gobierno, especialmente, con el CD, lleva a Duque a perder contacto con la realidad política del país. El CD no tenía alternativa distinta a decir que no respalda la extensión del IVA a la canasta familiar, porque una de sus banderas fue no más impuestos a las clases populares y, por el contrario, aumento digno del salario y prima especial para los trabajadores colombianos.
Y, en tercer lugar, porque el presidente, con su propuesta, no parece tener en cuenta que se avecinan las elecciones regionales, en las que iniciativas de este tipo hacen que la oposición afín al socialismo del Siglo XXI tenga argumentos que les permitan ganarlas y montar la plataforma para la toma del poder en el 2022. La responsabilidad de Duque no se circunscribe a su propio mandato. Él tiene una responsabilidad con el mantenimiento de la democracia en el próximo período.