El centro de la ciudad tiene una nueva oportunidad, un nuevo nacimiento, y es responsabilidad de todos garantizar y propiciar las condiciones para su sostenibilidad y cuidado.
El centro de la ciudad, por varios decenios ubicado alrededor de la calle 50 con carrera 50, es decir, pleno Parque de Berrío, ha vivido varias transformaciones en los últimos decenios, lo que de alguna manera ha hecho que sus historias sean muy semejantes a los centros de otras ciudades en otras latitudes, cuyo común denominador ha sido el desplazamiento y el deterioro ante la aparición de otros “centros” de actividad, sobre todo económica, que los relegan a un segundo plano.
Pero también es cierto que otras ciudades han logrado recuperar sus centros para darle una segunda y vigorosa oportunidad, haciendo de ellos epicentro de vivienda de calidad, pero también de turismo histórico, gastronómico, académico o cultural.
Es indudable que muchos burgomaestres han realizado aportes desde sus respectivos gobiernos para intervenir y recuperar el centro de la ciudad. Ganas y proyectos no han faltado, siendo la más significativa la creación del Museo y de la Plaza Botero. Sin embargo, hay que reconocer que es gracias a nuestro actual alcalde, que se ha logrado la más profunda e integral de las intervenciones, demostrando que con voluntad, persistencia, planificación y ante todo con una buena gerencia, se pueden lograr grandes objetivos. Es aquí donde aparece la figura fulgurante de una gran dama, la doctora Pilar Velilla, quien por donde pasa, en cualquier actividad, deja una profunda huella de carácter positivo. Ideas plasmadas en proyectos y éstos en obras concretas, es lo que tenemos hoy para el disfrute y el bienestar de todos los ciudadanos. Es claro que hubo que vencer dificultades, demoras, imprevistos, pero afortunadamente todos se han ido superando para obtener un gran resultado. Reconocimiento además para los habitantes, los empresarios, los trabajadores y los comerciantes del centro de la ciudad, por su enorme paciencia y su persistencia de no abandonar este lugar, insignia de los Antioqueños y los Medellinenses.
Y es que la mujer antioqueña, de la cual es digna representante la doctora Pilar, ha dado muestras, a través de la historia, de su grandeza, de su coraje, de su inteligencia y de su compromiso.
En épocas recientes, la doctora Alicia Mejía y la doctora Lucía González, en el ámbito empresarial, en el cultural y en el social. Las doctoras Ángela Restrepo y Lucía Atehortúa en el campo académico y científico. Débora Arango, Teresita Gómez y Blanca Uribe en el plano artístico. María Emma Mejía y Nohemí Sanín en el campo político. Mis entrañables María Teresa Uribe y Beatriz Restrepo en el campo académico y social. La Madre Laura, Sofía Ospina de Navarro y Luz Castro de Gutiérrez como símbolo de señorío, de completa solidaridad y distinción. En la historia, nuestras heroínas Javiera Londoño, Simona Duque, Josefa Romero y la gran luchadora María Cano.
El centro de la ciudad tiene una nueva oportunidad, un nuevo nacimiento, y es responsabilidad de todos garantizar y propiciar las condiciones para su sostenibilidad y cuidado.
¡Enhorabuena!