Colombia, dada su excelente posición estratégica y a la abundancia de recursos de todo género, que “Dios en su bondad nos dio”, debido a la Guerra Fría que no termina, se ha visto sometido a un permanente ataque del comunismo internacional que solo busca acceder al poder.
Se define en la red que ENVIDIA es: “el deseo de hacer o tener lo que otra persona tiene”. Pero en el catecismo de la Doctrina Cristiana del padre Gaspar Astete, S.J., se encuentra en la página 100 una mejor definición como respuesta a la pregunta 312: “¿Qué es envidia?” la siguiente respuesta: “Envidia es pesar del bien ajeno”.
A mediados del siglo pasado, el gran “Pacho” Mira, profesor de Álgebra en la Facultad Nacional de Minas, que, además brindaba mucha orientación a los alumnos para ayudarlos en la transición del bachillerato a la educación superior, sostenía que había dos clases de envidia: La buena que servía al individuo como estímulo para proponerse metas superiores imitando a quienes habían alcanzado éxito en sus desempeños, y la mala que no solo sumergía al envidioso en un mar de amarguras y maledicencias, sino que terminaba llevándolo a atentar contra la fama y el bienestar del envidiado.
También se ha dicho popularmente que: “la Envidia, es mejor causarla que sentirla” y además se sostiene que: “El envidioso, como el celoso, no duerme tranquilo”.
Es importante tener en cuenta estas definiciones, para tratar de analizar las motivaciones que tienen algunos grupos, cuando carecen de las suficientes argumentaciones, al combatir a sus contradictores.
Es claro que, desde mediados del siglo pasado, Colombia, dada su excelente posición estratégica y a la abundancia de recursos de todo género, que “Dios en su bondad nos dio”, debido a la Guerra Fría que no termina, se ha visto sometido a un permanente ataque del comunismo internacional que solo busca acceder al poder. Este mamertismo internacional, ha recurrido, de acuerdo con sus principios, a “todas las formas de lucha”. Fue así como se han infiltrado en todas las instituciones como la “mesma” presidencia y otras como, específicamente, las de educación superior, los órganos de administración de justicia y el Congreso, y, por último, pero de la mayor importancia, los medios de comunicación. Una vez estabilizados en tales posiciones, han propiciado desórdenes jurídicos como los “fiscales de bolsillo”, el “fast track” y la JEP. Aparecen, entonces, resultados evidentes como la desorientación de las nuevas promociones y generaciones, una impunidad descomunal con relación a las tropelías cometidas por ellos mismos y, finalmente, las enormes persecuciones que han desatado contra quienes se oponen a su advenimiento.
Una de las obras maestras de este modo de actuar fue el embeleco de las conversaciones en La Habana, para, dizque propiciar la Paz, con el conocido embeleco del “tal” acuerdo. Se manipularon elecciones, se entró en contubernio con delincuentes internacionales, se estimuló, como nunca, el más grande tráfico de drogas que se tenga noticia.
A todas estas, se recurrió a una persecución desatada contra quienes osaran estar en contradicción.
Se recurrió a toda clase de infamias como la compra de testigos para que rindieran testimonios falsos. Víctimas de estas persecuciones, hay muchos personajes de gran valía como el expresidente Uribe y el candidato a la presidencia Oscar Iván Zuluaga, para no alargar innecesariamente este escrito. El “asunto” del almirante Arango Bacci, ilustra muy bien ese modo de proceder, falsificando pruebas y testimonios, que se ha tornado en un accionar típico del mamertismo.
Dichas persecuciones y ataques orquestados frecuentemente por personajes “atornillados” en el poder, incluyendo algunos aforados y togados fácilmente identificables, han excedido toda clase de razones y justificaciones filosófico-políticas, quedando, al final, como única explicación la ENVIDIA que ha hecho presa de muchos de los protagonistas de tales ataques.
Existe, entonces la percepción clara de que algunos personajes con trayectorias notables han sido víctimas de ataque de sus “envidiosos” opositores. Entre aquellos personajes es preciso mencionar al expresidente Uribe quien se ha visto sometido a este tipo de permanentes ataques y persecuciones.
Cabe recordar que estos personajes destacados y de gran trayectoria, por aquello de que “el único que no se equivoca es el que no trabaja”, no están exentos de cometer errores. Mientras más sea la grandeza del personaje, sus errores serán mayores o de mayor significación.
En el caso del expresidente Uribe, existe la percepción muy generalizada de que en los últimos años cometió dos grandes errores: el apoyo en su momento al expresidente Santos y la renegociación del acuerdo de La Habana declarado nulo por el plebiscito. Buena parte de la comunidad se pregunta por el tercer error en el sentido de su eventual llegada, o ¡si ya ocurrió! Queda la inquietud.