Muchos mandatarios o autoritarios o debilitados van a seguir ese terrible ejemplo de desinstitucionalizar pada permanecer en el poder
Nadie hubiera podido prever que el bandazo antiglobalización, causado por el marginamiento de estas masas enormes de la población, en su forma nacionalista populista llegaría a poner en riesgo la democracia como lo está haciendo, por ejemplo, en Europa Oriental (en parte como resultado del animal político heredado del stalinismo). Mucho menos que esta erosión alcanzara la cuna de la democracia liberal. En efecto, Trump está logrado quebrar la distinción y equilibrio entre los tres poderes imponiendo su voluntad y erosionando las instituciones que garantizaban la autonomía del legislativo y del judicial. La situación ha llegado a que el fiscal Barr (su fiscal de bolsillo) se queje de que el gobierno por tweets de Trump y los intentos por esa vía de presionar al Departamento de Justicia sobre casos como su amigo Stone no le permiten hacer su trabajo. El patético y asqueante espectáculo de los republicanos no admitiendo testigos en el enjuiciamiento llevado por la Cámara de Representantes muestra también el dominio que tiene sobre el poder legislativo, al que irrespeta imponiendo a sus subalternos descalificar las citaciones del Congreso y agrede en las personas gigantes de N Pelossi y E Warren (frente a las cuales es un pigmeo adolescente narcisista pataletudo). Y así Trump afirma orgulloso que él hace lo que le da la gana (desatender las citaciones del Congreso o interferir en procesos judiciales) ¡¿y qué?!
Esto tiene especial gravedad por dos razones. El partido demócrata va a reelegir a Trump como presidente del mundo desgastándose en la elección de un candidato no elegible en una sociedad mayormente reaccionaria e ignorante políticamente, en el sentido de no ser capaz de distinguir entre stalinismo y comunismo europeo occidental, entre éste y el socialismo y entre éste y la socialdemocracia. Incluso ese candidato comete el terrible error de denominarse socialista, cuando es socialdemócrata, en un país cuya historia ha estado determinada por el fetiche del comunismo, en el cual proyectar toda clase de temores y ansiedades con una obsesividad paranoide aterradora.
La segunda razón es que no todos los demás países tenemos instituciones políticas de la estabilidad y resiliencia de las americanas y conductas de esa índole son comunes en muchas latitudes en el mundo en desarrollo. No solamente la así llamada comunidad internacional (encabezada por USA) no va a poder seguir presionando países o presidentes para que respeten esas instituciones, sino que muchos mandatarios autoritarios o debilitados van a seguir ese terrible ejemplo de desinstitucionalizar para permanecer en el poder. Aquí ya tuvimos un ejemplo de esta situación en la cual Uribe consideró que el que debamos agradecerle la derrota de la guerrilla (desatada por el esfuerzo de Pastrana de ganarse el Nobel) lo calificaba para presidente eterno. Y efectivamente no solo su poder caudillista en el partido de gobierno así lo muestra sino también el hecho de que su intimidad con sectores de las fuerzas militares (y sus alianzas con grupos al margen de la ley) se ha prolongado de manera que son él y sus allegados más cercanos quienes tienen el control de buena parte del aparato de seguridad del Estado, cada vez más represiva (o criminal: falsos positivos); a la vez que intentan profundizar la incapacidad del gobierno de implementar varios puntos del acuerdo de paz (protección a exguerrilleros, recursos de desarrollo de comunidades desviados a dragar el canal del Dique, etc.) erosionándolos mediante mecanismos como una declaratoria de conmoción interior.