Si el gobierno gringo se asusta con una ‘’caravana’’ de 5 mil caminantes, que se podrá decir los cientos de miles que huyen de la patria del Libertador.
Los flujos migratorios de los últimos años no son nada nuevo. La “caravana” de hondureños y guatemaltecos que avanza lentamente está siendo capitalizada por Trump y su base antinmigrante para asustar a los norteamericanos de una supuesta invasión de pandilleros y ‘’gente del Medio Oriente’’. No hay evidencia alguna ni de lo uno ni de lo otro. Incluso el gobernante hondureño Juan Rolando Hernández acusó a Venezuela de patrocinar a los migrantes, algo que sirvió de eco para que el sumiso vicepresidente Pence replicara como algo cierto y afirmando que los demócratas son amigos de la inmigración indocumentada, las fronteras abiertas, el crimen y el caos que dicen traen los ilegales.
A pesar de tener el control del Congreso, la Casa Blanca y las mismas cortes, el paquete de medidas draconianas que Trump persigue para resolver el problema migratorio, es decir, la construcción de un muro, restringir la cuota de refugiados y acabar con la migración en cadena, no han tenido eco entre los legisladores republicanos. La inmigración entonces es la chispa que enciende a la base conservadora a salir votar pues la horda de extranjeros es una amenaza a la seguridad nacional. Demagogia barata y repugnante.
“Para aquellos que desean y defienden la inmigración ilegal solo miren a lo que ha pasado en Europa en los últimos 5 años. Un desorden total”. Tratar de hacer un símil con lo que está ocurriendo en la frontera con México no se compara con lo que tuvieron que enfrentar los europeos en 2015 y 2016. Allí hubo cerca de 1.3 millones de personas buscando asilo, contra 331 mil en Estados Unidos. Europa no ha colapsado ni caído en el caos que Trump pregona.
Ciertamente, los refugiados y migrantes en principio son una carga para los presupuestos de gobierno, en el largo plazo ayudan al crecimiento económico y social. De ello hay plena evidencia en los Estados Unidos donde los hispanos como minoría son un grupo emprendedor e indispensable en todas y cada una de las actividades. Además, los índices de criminalidad son los más bajos de las últimas décadas, aquí y en Europa.
La salida, esa sí masiva, de venezolanos a Colombia, Ecuador y Perú debiera servir de ejemplo de solidaridad y respeto a los derechos humanos. Las coincidencias son casi idénticas: una ausencia de estado, delincuencia masiva, carencia de todo lo esencial y la respuesta de esos gobiernos ha sido ejemplar acogiendo a los ya cerca de 2 millones de inmigrantes. Si el gobierno gringo se asusta con una ‘’caravana’’ de 5 mil caminantes, que se podrá decir los cientos de miles que huyen de la patria del Libertador.
Trump le juega a la polarización porque disfruta de la división y lo único que le importa es su fortuna política y personal. Por ello necesita redoblar su mensaje de odio y miedo para que sus seguidores salgan a las urnas. Puede que su estrategia le rinda dividendos. Dividid y reinaras.