Repensar los desafíos actuales y futuros de la Educación es una forma de pasar revista sobre la pertinencia de la Ley General en la actualidad.
Expertos mencionan que la cuarta revolución industrial, en la que al parecer ya estamos, gobernada por el desarrollo de la inteligencia artificial y sus aplicaciones en todos los campos de la vida, forzará cambios en la educación. Algunos consideran que las instituciones educativas (preescolar, básica, media y superior) no están preparadas para asumir este nuevo escenario y que los profesores, metodologías y contenidos han quedado rezagados. Ante el catastrófico escenario que los expertos señalan para la Educación y sus Instituciones, considero que se abre una oportunidad para que repensemos los fines de la educación y el compromiso que deben asumir los diferentes actores de la sociedad.
La Ley General de Educación promulgada hace 25 años, recoge los fines y principios de la Educación Colombiana; representa el marco axiológico y normativo que orienta la educación en los distintos niveles y modalidades. El impacto de la cuarta revolución industrial sobre la Educación nos obliga a revisar la Ley General de Educación, para analizar si se requieren ajustes o si por el contrario sigue siendo un marco axiológico y normativo aún sin desarrollar.
Un primer ejercicio para establecer el avance de la implementación de la Ley General de Educación, lo adelantamos en la Facultad de Educación hace cinco años, en asocio con Ascofade, a través de una serie de eventos, de lo que se derivó una serie de conferencias ofrecidas por ilustres personajes de la talla de Carlos Eduardo Vasco, Jorge Orlando Melo, Francisco Cajiao, William Ospina y Antanas Mockus. De manera particular recuerdo la magnífica conferencia que el Dr. Carlos Vasco brindó sobre “Una historia-ficción del movimiento pedagógico y la Ley General de Educación” (que se puede ver en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=yVkD8vp78cQ). El Dr. Vasco, nos puso a pensar sobre lo que no se ha cumplido de la ley y que 25 años después sigue sin cumplirse, entre otros, el retorno a la jornada escolar completa, los tres grados del preescolar, el desarrollo de los PEI por parte de las Instituciones Educativas.
¿Qué tiene que ver la cuarta revolución industrial, aquella que nos amenaza y que dejará sin empleo, no sólo a los maestros, sino a muchas personas por efecto del cambio tecnológico, con la Ley General de Educación? ¿Sera acaso qué el problema del cambio tecnológico es un asunto de las personas y no compromete al Estado y a los gobiernos en repensar el compromiso con la Educación? ¿Qué dice el sector empresarial y productivo sobre el cambio tecnológico y en qué los afectará? Indiscutiblemente la cuarta revolución industrial no es un asunto sólo de la Educación y de los educadores.
En el relato que hace el Dr. Vasco, queda claro que un efecto detonante en la promulgación de la actual Ley General de Educación lo constituyó la presión del movimiento pedagógico nacional, liderado desde algunas universidades y Fecode, sobre el gobierno de turno, pero que no logró involucrar a los demás actores, dentro de estos los empresarios, los políticos, los medios de comunicación, entre otros. Es decir, es una Ley que no ha logrado un consenso de país y sobre la cual no existe voluntad institucional para desarrollarla.
Ahora que el sector empresarial y la institucionalidad, que lidera los procesos de transformación tecnológica, se han abanderado de la tesis de la “cuarta revolución industrial” y que el Foro Económico Mundial le ha dado a Medellín la responsabilidad de abrir un Centro de Cuarta Revolución Industrial, sería importante volver a abrir un espacio para hacer un balance de lo que representa la actual Ley General de Educación, como marco axiológico y normativo, para guiar la transformación de la educación que permita a Colombia alinearse en el contexto de los cambios sociales y productivos que se están vislumbrando a nivel global.