Su dinero y poder, lo taparon todo. Avianca, perdió. Y Kriete, ganó, porque demostró que dice lo que le da la gana.
El señor Roberto Kriete, omitió la investidura que ostenta de ser el presidente de la Junta Directiva de Avianca Holding. Esa envidiable dignidad, la pisoteó cuando habló de que la aerolínea estaba quebrada, menospreciando las repercusiones que ello conllevaría. Verdaderamente, se metió en camisa de once varas y, mejor aún, atravesó una zona de turbulencia, para luego aterrizar de barriga en el aeropuerto del pánico económico. Un irresponsable total. Kriete, es de San Salvador, tiene 66 años, es presidente de Kingsland Holding y es el mayor accionista minoritario de Avianca Holding. Aquí está la potísima razón, por la cual no lo mandaron a freír espárragos.
Hace apenas tres meses, lo designaron presidente de la aerolínea (reemplazando a Efromovich) y según Forbes, es el salvadoreño más acaudalado. Se mueve en infinidad de juntas directivas, pero actuó como un neófito. Cuando fue nombrado como cabeza de la organización, dijo que su función era liderar la transformación de Avianca. Después de sus declaraciones irreflexivas, que fueron lo suficientemente ruidosas, la acción de Avianca se desplomó en la Bolsa de Valores de Colombia un 13.93% y se situó en el nivel más bajo de la historia (en $ 1.050), amén de que en la Bolsa de Valores de Nueva York, cayó un 3.88%, negociándose en USD$ 2,69. La tormenta perfecta.
Lea también: CNE o Corte Electoral
Ahora sucedió que el absurdo de Kriete –dueño de Taca–, luego negó que la compañía estuviera en quiebra (más que una palabra es todo un proceso jurídico) y este pastorcito mentiroso expresó que lo que aconteció fue que en una reunión interna de trabajo en El Salvador, utilizó de manera coloquial el término “quebrada” para referirse de manera equívoca a la situación de la empresa. La vueltacanela del año. Agregó a los medios, que buscaba con ello contagiar el apoyo y compromiso que se requiere de todos los colaboradores para sacar adelante el plan 2021. No paró mientes de que había otras palabras, otras frases y otras maneras de transmitir mensajes y de concitar un esfuerzo mancomunado y efectivo para superar un momento difícil, que nadie oculta. Se fue por la ruta con neblina densa, bruma, calima y montañas.
Puro retracto del señor Kriete, después de que metió las de caminar. Si tuviera dignidad, tras la embarrada, hubiera presentado su renuncia al cargo de presidente. Y si tuviera los pantalones bien puestos, hubiera dimitido hasta de ser miembro de Junta. Ni lo uno ni lo otro. Sello de intocabilidad. La aerolínea hizo saber, en una notoria posición exculpatoria, que las declaraciones del salvadoreño forman parte de un video filtrado y del que solo se divulgó un fragmento fuera de contexto. Lo defendieron, seguramente de dientes para fuera, porque el regaño debió ser de padre y señor mío. Kriete, dijo también en su retahíla, que “Avianca no le paga a los acreedores, no le paga a las compañías de arrendamiento de aviones, no les paga a los bancos y está en un proceso de reestructuración de deudas”. Puros cumulonimbos….
Además: Santrich y la toxicofobia
Nadie niega que Avianca vive una pesadilla económica, pero Kriete fue un insensato y perdió el norte de encarnar el jaez de presidente de una Junta Directiva tan importante. ¿Y su inteligencia? Comprometió tanto el aspecto reputacional de la aerolínea como su piso financiero. Es verdad de a puño que Avianca viene de registrar pérdidas por un total de USD$ 67,9 millones y es cierto que ha cerrado 25 rutas no rentables. Pero esa ropa sucia se lava en casa y hay que luchar, en el día a día, por vencer las dificultades. El presidente de la Junta fue desmentido y no tuvo cojones para dejar el cargo, al menos como pantomima.
Kriete, demandó a Efromovich ante la Suprema Corte del Estado de Nueva York, dizque porque realizó operaciones secretas para desviar millones de dólares, todo vinculado con la fusión con United Airlines. Bocón y pelietas. Finalmente, la condición de ser presidente de una Junta Directiva, lleva consigo un enorme compromiso, por lo que sus gravísimas declaraciones pueden conducirlo a un proceso de responsabilidad de administradores, que podría iniciar cualquier accionista. Su dinero y poder, lo taparon todo. Avianca, perdió. Y Kriete, ganó, porque demostró que dice lo que le da la gana.