Adiós ‘homo sapiens’, hola ‘homo solidarius’ si queremos subsistir. La pandemia nos obliga a pensar que la solidaridad es la sabiduría de hoy.
Es nuestro único destino, debe ser nuestra única identidad si queremos subsistir…
La humanidad se debe ‘reinventar’, dicen todos, es la expresión que esta pandemia puso de moda. ‘Reinventarse’. Dicen bien, decimos bien, digo yo, creo yo. Pero si bien es cierto parece ser un propósito, o mejor, una única alternativa, es al final una gran pregunta: ¿Reinventarnos de qué? ¿Cómo nos reinventamos? Y, en especial, ¿estamos todos dispuestos a reinventarnos? Porque eso de que la humanidad, o la sociedad, debe reinventarse, por lo general se plantea en tercera persona: “La humanidad debe reinventarse, la sociedad debe reinventarse”.
¡Ja!, la humanidad, la sociedad…, es vago; como dicen coloquialmente eso es legión. Es esa facilista manera de decir lo que hay que hacer pero sin expresar quién lo debe hacer porque sencillamente nadie lo quiere asumir. Pues, además, tampoco nadie sabe cómo. Solo palabras vagas que esbozan cierto camino, sí, pero nada concreto. Es lógico, nos tomó de sorpresa. Tiempo para respirar -en todos los sentidos-, para pensar, para acomodar ideas, “a todos los atiendo”. Pero que no sea muy tarde, que no sea más tarde de lo que ya es.
La pregunta y el propósito deben empezar desde cada uno. La humanidad, la sociedad, es un conglomerado amorfo cuyo cerebro y voluntad son los de cada uno. No puede haber cambio en abstracto o en general si antes no cambia cada uno. Eso lo hemos escuchado mucho y no por ello deja de ser una gran verdad. Solo es lógica.
¿Está usted dispuesto a reinventarse? ¿De qué se va a reinventar? Y, ¿sabe cómo hacerlo? Es más: ¿Considera que usted está ya inventado? Dichoso si lo está, pero no creo; yo tampoco lo estoy. Somos proceso siempre, es nuestro destino ser camino, ser viajeros hasta que el viaje se detenga, es decir, hasta que en medio del viaje dejemos de estar acá o nos reemplace otra especie. Y entonces eso da pie a otro debate: No se puede reinventar lo que no está inventado. Solo es lógica. En fin, en gracia de discusión y para seguir la elucubración digamos que somos invento en cuanto a etapa de un proceso de invención, como lo fueron los recolectores cazadores y todos nuestros antecesores.
Sea como fuere, el 'homo sapiens' no se debe reinventar, eso es insuficiente a estas alturas y con tantas lecciones. Hace mucho que dejamos de ser 'sapiens' (sabios) para todo el planeta y para nuestra propia subsistencia como especie. Nos emborrachamos de sabiduría, al menos de esa sabiduría. Es hora de evolucionar a otro ‘homo’, al 'homo solidarius'. La solidaridad es la sabiduría de hoy.
“La solidaridad es la inteligencia del futuro que ya llegó, la sabiduría que nos impedirá desaparecer”.
Solidaridad… Dice el Diccionario de la lengua española de solidaridad: “Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”. Corta. Esta pandemia es circunstancial como tal, pero permanente como vivencia de la raza humana, como experiencia. Por tanto, toda esta novedad, toda esta catástrofe debe quedarse pegada a nuestra piel, adherida a nuestro ADN, a nuestra alma colectiva: Por eso tampoco puede ser circunstancial esa solidaridad. Es un quiebre en la Historia. Es lo único que puede salvarnos, no solo de esta sino de las que vendrán, no solo de pandemias sino de decenas de catástrofes que son causadas o no evitadas por nosotros mismos.
La solidaridad que nos salvará es la adhesión a una sola causa: a la causa de la vida, y eso son palabras mayores. Todos a una. Por eso tampoco es solo “a la causa o la empresa de otros”. Es a la causa o a la empresa de la vida, incluyendo la del mismo ser solidario. No es la solidaridad altruista, que ojalá fuera, sería pedir mucho. Es entender la unidad que somos todos con todos y con todo. Es entender que todos somos “la causa o la empresa de todos”. Que si uno falla todos nos vamos al abismo. Más claro para hoy: Que si te contagias y enfermas nos pones en peligro a todos. Que no es cosa tuya.
Entonces, debemos salvarnos de nosotros mismos, ser solidarios, ser uno solo, algo “sólido”, algo en lo que he insistido en varias columnas, charlas y hasta en redes sociales. Solidaridad proviene del latín “solidus” (sólido, firme, compacto). La sociedad líquida que con tanto acierto describía el filósofo polaco Zygmunt Bauman debe hacer un alto en el camino para represarse en un solo sentimiento que es más que un propósito: en la vida. El torrente, el deperdigamiento, el individualismo, deben aglutinarse en torno a la vida. Es ahora o nunca.
Insisto en otras palabras: No es que la liquidez de la sociedad se congele por un tiempo, no, es que el agua tome conciencia de su identidad como tal, de su poder destructor pero también creador. Hasta ahora la liquidez ha sido un caos, el papel de la solidaridad es comprender ese caos y organizarlo hacia la vida.
El ‘homo erectus’, el ‘homo sapiens’... Poco antes de esta pandemia (todo es antes de esta pandemia) Yuval Noah Harari, el brillante pensador israelí, hablaba del “Homo Deus”, pero aún no, o mejor, para ser el ‘homo deus’ debemos pasar antes por el ‘homo solidarius’. Falta esa tremenda tarea. Le falta ese libro a Harari… Es nuestra única alternativa, nuestro único destino posible como nosotros.
Si queremos subsistir como especie la solidaridad es el único camino. Entendernos como un solo cuerpo con y en todo. La solidaridad es la inteligencia del futuro que ya llegó, la sabiduría que nos impedirá desaparecer. Y para evitar discusiones religiosas que esas cada uno verá y respeto, no me refiero a la solidaridad que nos salvará el alma o que nos da tranquilidad, me refiero a una solidaridad objetiva, si se quiere egoísta, a la solidaridad que nos hace pensar en el bienestar del otro y de todo como única manera de que cada uno esté bien, de que viva, de que vivamos. Para mayor comprensión de esa asepsia religiosa hablemos de solidaridad civil, así como se habla de ética civil. Que todos quepamos.
Sí, la solidaridad es la sabiduría del futuro, del futuro que ya llegó. La solidaridad debe ser el nuevo nombre de la inteligencia humana.