Que todos vivamos largamente, oyendo, cantando, tocando y bailando música suave
Sorprende gratamente el historiador Yuval Noha Harari, autor del texto De animales a Dioses, con su más reciente trabajo, Homo Deus. En un ejercicio generosamente documentado, nos señala el reto histórico de los humanos por superar el hambre, la peste y la guerra, teniendo en cuenta el haber conseguido altos niveles de prosperidad, salud y armonía, a través de la búsqueda permanente de la inmortalidad, la felicidad y la divinidad y el valor que se les daba en términos económicos y militares.
Una vez superada el hambre, la enfermedad y la violencia, ahora nos dedicaremos a superar la vejez e incluso la muerte. Después de haber salvado a la gente de la miseria, ahora nos dedicaremos a hacerla feliz. Y después de haber elevado a la humanidad por encima del nivel bestial, de las luchas por la supervivencia, ahora nos dedicaremos a ascender a los humanos a dioses y a transformar el homo sapiens en homo deus.
Con apariencia de ciencia ficción, el ascenso de humanos a dioses se puede llegar a respaldar en la ingeniería biológica, la ingeniería ciborg y la ingeniería de seres no orgánicos, tal como nos lo anunciaba la serie televisiva de los años setenta, de El hombre nuclear.
Son enormes las implicaciones que para el mundo real tendrá el aumento de la esperanza de vida: aseguradoras, pensiones, sistemas de salud, expertos en economía, no salen de su estado de estupefacción y de incredulidad.
Aún el conocimiento entra en su propia paradoja. El conocimiento que no cambia el comportamiento humano es inútil, pero el conocimiento que cambia el comportamiento pierde rápidamente su relevancia. Cuantos más datos tenemos y cuanto mejor entendemos la historia, más rápidamente la historia cambia su rumbo y más rápidamente nuestro conocimiento queda desfasado.
Los grandes períodos históricos han permitido la aparición del Antropoceno, la era de la humanidad, pues durante miles de años los humanos se han convertido en los principales agentes de cambio de la ecología global.
Aparece la noción de algoritmo como el conjunto metódico de pasos que pueden emplearse para hacer cálculos, resolver problemas y alcanzar decisiones. Al asociar el comportamiento del hombre como un conjunto de algoritmos bioquímicos, estamos abriendo la puerta para comenzar a ver a la distancia, lo que se nos avecina con la inteligencia artificial, donde conceptos como mente, alma, conocimiento, emoción y conciencia vuelven al centro de la discusión, alrededor de asuntos como las experiencias conscientes, donde la sensación y el deseo se reconocen como las principales características de experiencias subjetivas. En conjunto, estos conceptos han servido para demostrar la superioridad el homo sapiens sobre los otros seres vivos.
Ante esta situación, Nueva Zelanda se convirtió en 2015, en el primer país del mundo en reconocer legalmente a los animales como seres sensibles. Parte del dominio humano se debe a la capacidad de esta especie de colaborar y trabajar en grupo con el fin de sacar adelante ideas que les dan sentido a las existencias y que tuvo su comienzo con el desarrollo de la agricultura, la escritura y el dinero. Las luchas entre la Religión defensora del orden y la Ciencia, buscadora del poder, hicieron posible la aparición de la modernidad, donde la política y la economía han promovido al crecimiento como el impulsor del bienestar y del desarrollo.
Ante la aparición del humanismo y del liberalismo, que defienden maximizar la vida humana, la felicidad humana y el poder humano, se reconoce la existencia del libre albedrío y la voluntad individual, donde cada individuo es dueño de sí mismo y es un sujeto único e irrepetible, cuyo conocimiento se respalda en sus experiencias (sensaciones, emociones y pensamientos) y en su sensibilidad (permitiendo que las sensaciones, emociones y pensamientos influyan en su comportamiento).
Este proceso deviene en el paquete liberal del individualismo, los derechos humanos la democracia y el mercado libre. La coyuntura presenta la discusión entre la posibilidad de que los humanos sean considerados ya no como individuos sino como dividuos.
Se valorizan los datos, pero se ridiculiza la manera como quienes los tienen, los están utilizando, poniendo como ejemplo la política exterior Norteamericana que anda de tumbo en tumbo hace ya varios decenios.
Entender y ajustar los ritmos económicos, políticos, sociales y tecnológicos, se presenta como el gran desafío.
Mientras la breve historia del mañana de Harari nos sorprende, insistimos con la posibilidad de la reconstrucción del recordado y añorado Teatro Junín, como el Centro de espectáculos que esta ciudad necesita.
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Recordemos a Cantinflas cuando dice: “Estamos en una era en la que el hombre, es un gigante científica y tecnológicamente, pero que moralmente es un pigmeo”.
NOTA FINAL: Irrespetuosa e improcedente la propuesta de la Dimayor de alargar la terminación del campeonato del segundo semestre si Junior llega a la final de la Copa Sudamericana. No se nos olvide que con el Atlético Nacional JAMÁS se han tenido tratamientos especiales, sino más bien, zancadillas para enfrentar este tipo de situaciones, sobretodo en estos últimos cinco años. Perfecta oportunidad para conocer el verdadero talante del actual Presidente de la institución.