Un alcalde electo que reconoce sus origenes y el poder transformador de la educación
Gran expectativa ha creado la elección de Daniel Quintero como alcalde de Medellín. La verdad es que el alcalde electo surge como una figura que comienza a inspirar a personas de diferentes generaciones, no sólo por su origen humilde y capacidad para superar las adversidades que la vida le puso como reto, sino por la manera en que realizó su campaña, apartado de las maquinarias tradicionales, con el apoyo del voto de opinión que cada día es más visible y fuerte.
Cuando muchos de nosotros, dábamos por sentado que en estas elecciones no pasarían grandes cambios, que las castas políticas ya tenían definidos los gobernantes, lo que perpetuaría más de lo mismo, aparecen estos resultados en ciudades como Medellín, Cali y Bogotá, que reconfiguran el mediato futuro. Se trata de una oportunidad para impulsar iniciativas dirigidas a la gente, buscando cambiar las condiciones de vida de muchos niños, niñas y jóvenes que andan a la deriva, como alguna vez lo estuvo el alcalde electo.
Dice Daniel Quintero, en entrevista con Yamid Amat, que, en su vida como adolescente y joven, por ejemplo, en la Universidad de Antioquia, encontró personas solidarias en el contexto de una “institución fría”. El no poder pagar la matrícula en su primer intento de ingreso a la UdeA, fue para el alcalde electo un mensaje de que algo no estaba funcionando bien en esta sociedad. Su madre le decía “nunca renuncie a sus sueños de estudiar”, frase que se convirtió en la luz que permanentemente lo guio para conseguir de nuevo un cupo en la Universidad de Antioquia, terminar la carrera de Ingeniería Electrónica, y luego desarrollar estudios de posgrado en Bogotá y en los Estados Unidos.
Daniel Quintero, la persona que vivió en carne propia el hambre, la exclusión por su condición humilde, el tener que posponer su ingreso a la Universidad de Antioquia por no poder pagar la matrícula (en la Universidad en donde el valor de la matrícula, tal vez, es la más baja de Colombia) y luego tener que realizar “todos” los oficios para poder conseguir la subsistencia que le permitiera medianamente sobrevivir, es hoy la persona que tiene la oportunidad de dar un cambio importante a los destinos de esta ciudad.
Daniel Quintero me inspira y me regresa la esperanza en un futuro mejor para todos. Un futuro centrado en la gente, en la erradicación del hambre (niños, niñas, jóvenes y adultos mayores), en la disminución de la pobreza, en el acceso libre e irrestricto a la educación superior, en la necesidad de dotar de humanidad a las instituciones para que se impregnen de la calidez de sus gentes. Se trata de una oportunidad para que un alcalde comprometa recursos de la ciudad para la Universidad de Antioquia, reconociendo con esto el enorme aporte que realiza la Institución dando albergue, esperanza y formación a miles de personas que como Daniel Quintero estuvieron en algún momento a la deriva y a las que, en la actualidad, de manera anónima, luchan por subsistir y mantenerse en los estudios, como única posibilidad de mejorar su condición socioeconómica y la de sus familias.
El relato que Daniel Quintero hace a Yamid Amat me hizo recordar algunos diálogos con estudiantes que me comentaban que su permanencia en la Universidad de Antioquia era de vital importancia, pues además de poder realizar sus estudios de manera casi gratuita, significaba el único espacio protector, en donde podían recibir alimentos y un servicio de salud. Hoy muchos de estos ciudadanos están prestando un invaluable servicio a la sociedad y con seguridad han mejorado la calidad de vida de sus familias.
Felicitaciones al alcalde electo y espero que logre rodearse de personas que compartan sus ideales de construir una mejor sociedad para todos.