Hace unos años supe de un señor que tenía una finca de unas 3.000 hectáreas por los lados de los Llanos, la cual había heredado y había allí solo una pequeña casa. Esa casita estaba a 150 kilómetros de la cabecera municipal más próxima. A ella se llegaba en campero por una trocha de unos 20 kilómetros y de allí en adelante a caballo. Decía, quien esto contó, que por falta de vías terciarias (o algo mejor) era todo un trabajo llevar y traer ganado y ni qué decir de sacar productos agrícolas de esas lejanías.

Los candidatos presidenciales hablan del agro y de su destino productivo, pero no encuentro que digan algo sobre un programa serio, financiado, estructurado para hacer vías secundarias y terciarias, para construir y dotar centros de salud y escuelas. Es decir, programas para dignificar y hacer atractivo el campo. Hoy el 30% de la población colombiana es rural y, lo más grave, en descenso. No hay estímulos para permanecer en las áreas rurales y, menos, para regresar a ellas.

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Así las cosas, suena a embeleco electoral hablar de repartición de la tierra, de expropiaciones, en fin, de cambiar la posesión del campo colombiano, si primero no se han creado las condiciones propicias para que los seres humanos vivan allí y trabajen la tierra. No todas las propiedades rurales quedan tan apartadas como la descrita, pero es que para algunos resulta muy fácil proponer en campaña “cambios de dueños” de la tierra que queda a dos cuadras de la plaza principal del pueblo.

Una entrevista que Vicky Dávila le hizo a Gustavo Petro ha dado para muchos comentarios y en ninguno (que me haya enterado) se ha hablado de un punto crítico que mencionó el candidato, cual es que esas tierras las compraría el Estado (según avalúos hechos por peritos) y “pagaría con bonos”. Ya me imagino los nietos de los nietos pagando esas tierras. Ya me imagino bonos a 30 y 40 años de plazo y con una tasa de interés, si acaso, del IPC. Como a quien vendió, seguramente barato, debido a la gran oferta de tierras que producirían las medidas de Petro, le interesará el dinero, entonces (también lo dijo el candidato) “que vaya al mercado secundario de valores y los venda”, claro, con un descuento grande debido al largo plazo y a la baja tasa de interés.

O sea, a quien estimaba su tierra en 100 le van a pagar 60 y al vender los dichosos bonos recibiría 30. Los poseedores de grandes extensiones de tierra forzados por el incremento en los impuestos prediales optarán por vender y de allí que la oferta será enorme, los precios bajos y lo recibido en “cash” al final de todo muy poco. Petro en otra entrevista mencionó que “grandes extensiones” son las de mil y más hectáreas.

Esa no es la manera, me parece. Lo lógico es brindarle al campo la atención que por décadas se le negó y así, reitero, volverlo atractivo y estimular el desarrollo agrícola, el que luego habrá de conducir al fomento de la agroindustria, con valor agregado al producto básico y más réditos para quienes hayan adelantado esa actividad.

¿Qué hace el dueño de las 3.000 hectáreas que indiqué antes si siembra cualquier cosa (menos coca)? ¿Cómo saca la cosecha a los centros de acopio y de compra? A ese tipo no le podrán subir el impuesto predial porque, muy seguramente, él quisiera cultivar algo y no lo hace por falta de conectividad, así que si lo ahorcan con más impuestos pues, en el fondo, lo estarán disimuladamente expropiando. Mientras siga siendo una pena la vida en y del campo no puede pensarse en expropiaciones.

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Si algún día no le dan a alguien un puesto, pese a cumplir con todas las exigencias, que busque por su inclinación política. Tal vez no se lo dieron porque es de izquierda o es de derecha, según el caso del momento. Y ¿por qué eso? Porque el 11 de marzo en las elecciones para Congreso había que solicitar el tarjetón de la izquierda o el de la derecha para votar. Mientras se estaba en el cubículo, en la mesa llenaban unos formularios, con la cédula y el nombre del votante, uno en donde quedaron registrados los que pidieron el de la izquierda y otro para los de la derecha. En forma arbitraria e ilegal nos censaron políticamente. El voto en Colombia era secreto. Pese a la acción de la Procuraduría, cientos de copias de esos formularios tuvieron tiempo de sacarse... y por ahí andarán.

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Comentarios:

GUILLERMO ALIRIO
2018-04-09 11:54:37

Me parece que has elegido un ejemplo para subvalorar la iniciativa del Candidato Petro y de paso estas sugiriendo que aquella debe tener un alcance tal que por medio de ella se le valoricen las tierras a los grandes terratenientes con lo cual el primer resultado, contrario al desarrollo del campo es la parcelación y el desalojo de quien se encuentra en el campo trabajando. Aquí hay mucho que discutir pero no se les olvide que sin campo no puede haber ciudad.

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