Numerosos países en Europa, América, África y sobre todo Asia Central albergan a miles de supuestos miembros de la cofradía de Gülen, hasta 2013 firme aliada del Gobierno turco y ahora considerada "organización terrorista" por Ankara.
Este martes durante un discurso el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan se dirigió ante el Parlamento a la comunidad internacional para exigir que se extraditen a Turquía a los supuestos simpatizantes del predicador Fethullah Gülen, al que culpa de haber instigado el fallido golpe militar de julio pasado.
"Se lo digo al mundo: si no colaboran con la extradición, tampoco recibirán a los (sospechosos) que tengamos nosotros", dijo el presidente. "Si lo hacen, bien, si no, les pagaremos con la misma moneda", insistió Erdogan durante un discurso en el Parlamento ante la bancada del partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP), que ayudó a fundar en 2001.
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Advirtió, además, que Turquía prevé despojar a los supuestos gülenistas fugados de su ciudadanía, una opción prevista en la ley turca por delitos de terrorismo. Erdogan expresó también su satisfacción por hablar ante el Parlamento, "1044 días después" de su última intervención como primer ministro.
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Es la primera vez en la historia reciente de Turquía que un presidente se dirige a un grupo parlamentario en el hemiciclo, algo no previsto por las normas internas, que otorgan este rol a los diputados.
Gracias a la reforma constitucional aprobada en referéndum el pasado 16 de abril, Erdogan ha recuperado su condición de miembro del AKP, a la que tuvo que renunciar en agosto de 2014 al jurar el cargo de jefe de Estado, y hace diez días fue nombrado presidente del partido, pero no es parlamentario.