El tramposo “fast track” y la tal “Justicia Especial Pa´ los de la Farc”, JEP han traído y traerán muchas desgracias para el País.
Según el principio de la causalidad, los acontecimientos, en general, tienen un origen o una causa que por lo menos, los explican, aunque no siempre los justifican.
Es lo que viene ocurriendo con todo lo relacionado con la “búsqueda de la anhelada Paz”, y como consecuencia de los acuerdos de La Habana.
Ante todo, es preciso tener en cuenta, siempre, la influencia del mamertismo, no solo a nivel nacional, sino también a nivel internacional, y la manera como se han infiltrado en todas las instituciones (vgr.: ONU, OEA, CIDH). Además, es preciso tener en cuenta como, en general, con el acceso al poder de dichos movimientos, tienden a perpetuarse violentamente en él (vgr.: Castro, Maduro, Ortega), y además siempre tienen a quien endilgarle las responsabilidades de sus fracasos. Los ejemplos abundan, pero, en general, la comunidad no escarmienta en cuerpo ajeno.
Lea también: Los muertos vivientes
Bastaría considerar algunos casos elementales como el tratamiento que se le da al profesor Mockus, destacado por sus excesos de exhibicionismo grotesco, que le hubieran traído la expulsión de una universidad seria. Debido a su elección como congresista, surgió la inquietud relacionada por sus presuntos (evidentes para muchos) impedimentos. Se armó el zafarrancho y “como era de esperarse”, dada su orientación mamerta, se resuelve que no hay ningún impedimento. Este caso es mucho más preocupante, si se considera que el profesor Mockus ha sido muy influyente en los cambios que se han presentado en la educación superior, y cabe preguntar ¿Será que tiene que ver con que esté tan cuestionada dicha educación superior?
Algo similar ocurre con el narcotraficante Santrich: “Como era de esperarse”, se recurre por parte del “mamertismo”, a toda clase de artimañas e indefiniciones para evitar su extradición a los Estados Unidos, y para que, léase bien, pueda posesionarse como congresista. En estos dos casos la pregunta obvia es ¿Y si fueran “uribistas”, cual habría sido el trato?
Es evidente que, “como era de esperarse”, las consecuencias nefastas del malhadado Acuerdo de la Habana y del incumplimiento del gobierno de Santos, de la voluntad popular, manifestada en el plebiscito, que trajeron el tramposo “fast track” y la tal “Justicia Especial Pa´ los de la Farc”, JEP han traído y traerán muchas desgracias para el País. En primer término está la desinstitucionalización del estamento del Estado, la proliferación del narcotráfico, la impunidad para los peores asesinos y violadores. Además, la justicia que se había transformado en un estamento especializado en perseguir a los “uribistas”, pero como no era suficiente, se estableció la JEP para no solo seguir en tal persecución, sino para liberar a los bandidos de la FARC. Sin olvidar aquello de que “Hecha la Ley hecha la trampa”, aparentemente en forma apresurada, “ya fue sancionada por el presidente de la República la ley mediante la cual se busca facilitar la entrega colectiva de miembros de bandas criminales”, y el inefable Ministro de justicia afirma: “Esta Ley de sujeción a la justicia no da gabelas ni genera impunidad”, reconociendo implícitamente, que la JEP, “como era de esperarse” es lo que precisamente genera: “gabelas e impunidad” para la FARC.
Además: No hay primera sin segunda
Últimamente se denunció “el resurgir” de las FARC que trataron de disimular estableciendo que se trataba únicamente de “disidencias• o “residuales” de tal organización. Y el general Mejía dice: “No hay un plan para refundar la FARC. Hay un plan para potenciar el narcotráfico, para articularse con el crimen organizado internacional y tratar de articular el mando y control de un solo cartel”. Excelente definición de lo que es la FARC, y entonces ciertamente no hay necesidad de que se refunde: “Ahí están, esos son”.
Como era de esperarse también, el “tal” buscador de la verdad, el padre (¿?) de Roux, resolvió solicitar la entrega de todas las informaciones clasificadas de la inteligencia militar, y, al respecto preguntaría Marañas: ¿Quién sabe con qué maligna intención? Es que son manifiestas las intenciones de este siniestro personaje, descrito, con la más clara intención de desorientar a la opinión, por una periodista de la más reconocida cadena mamerta radial, como: “Buen hombre, bien intencionado, quizás un tanto desorientado”. “¡Ya voy Toño!”.
Paradójicamente, a pesar de que, como consecuencias de la “tal” Paz, dicen que “hay menos muertos”, se anuncia, “como era de esperarse”, un gran incremento en la muerte de los llamados líderes sociales. Toda muerte, especialmente en circunstancias violentas, es lamentable, pero lo primero que habría que definir con claridad es: ¿Qué es un líder social? Esto es de una crucial importancia, porque si no se hace tal definición, se llegará a que hay Líderes sociales buenos y líderes sociales malos. Los del Secretariado de esa sociedad para el mal, llamada FARC, que lideró tal organización ¿Qué clase de líderes son?
Finalmente, “como era de esperarse” en los estertores del gobierno de Santos, aumentó desmesuradamente la propaganda de autobombo con el lema de “Cumplimos”, y el señor presidente incrementó, “como nunca antes”, sus discursos. Al decir de las matronas antioqueñas: ¡Que se vaya pronto, aunque le vaya bien!