Tenemos que votar bien y ser conscientes de que la propaganda de la extrema izquierda apunta a desacreditar a los defensores de la democracia, como Álvaro Uribe Vélez
Explico el título. Se refiere a que en estas elecciones se está jugando en gran parte el futuro del país. Y no es exageración. Recordemos que Petro anunció el día de su derrota que llamaría a la resistencia en las calles. Y como por encanto aparecieron todo tipo de protestas, huelgas y manifestaciones con final violento, algunas para reivindicar el no pago de multas por violar las leyes de tránsito; otras, como la paralización del norte del Cauca; las marchas estudiantiles que no cesan, a pesar de que el gobierno ha demostrado que está cumpliendo los acuerdos, entre otras. Ninguna, repito, sin que no haya habido asonadas, ataques a la policía, bloqueos del transporte, interrupción del transporte de la mayor parte de las ciudades y de la carretera Panamericana en el norte del Cauca, llegando, incluso a impedir el libre tránsito de las misiones médicas.
A esto súmesele el aumento creciente de los actos de terrorismo de las bandas de narcotraficantes, con asesinatos de líderes sociales que se han opuesto a la expansión de cultivos ilícitos y su comercialización, por parte de las llamadas disidencias de la Farc, el Eln, el Clan del Golfo y hasta del Cartel de Sinaloa, que se disputan y coluden el control de las zonas de cultivo, de producción y de rutas de narcóticos, luchando por el territorio, como señores de la guerra que son y a quienes no les interesa en lo más mínimo que el estado imponga la regla de derecho en toda la nación.
Y a ello añadamos la amenaza venezolana, cuyo gobierno es socio, protector y promotor de las bandas colombianas, en especial del Eln y las disidencias de las Farc en cuyo territorio forjan alianzas estratégicas, no sólo para servir a la dictadura sino para golpear a Colombia. No hay que olvidar cómo la mancha bolivariana ya llegó a Ecuador y ayudó a sembrar el terror en ese país, a pesar de algunos de sus matones fueron detenidos antes de que pudieran actuar. Piensen, queridos lectores en lo que podrán estar haciendo en Colombia los enviados por Maduro en el mar de personas que deben huir de su país por el cerco de hambre y represión que sufren por las fuerzas militares, la policía, los paramilitares maduristas, los servicios secretos cubanos y las guerrillas colombianas. Y súmenle el gran aparato de guerra y las amenazas militares que nos hace que cada vez que quiere la mafia enconchada en el poder de ese país.
De manera que hay tres tipos de amenaza a la democracia colombiana, que se entrelazan: la de los radicales de izquierda que quieren desestabilizar el país para generar las condiciones de una rebelión o de una sensación de desprestigio a nuestras instituciones. Petro hace parte de ella, pero, por supuesto no es el único, están las disidencias, las milicias del Eln, la Juventud del M-19, JM-19 (recuerden que Petro, no tan curiosamente fue la cara pública del M-19 que dice se desmovilizó, pero parece indicar que quedaron activistas que quieren revivirlo en su condición de grupo armado), gente amiga de alias Santrich y de alias Iván Márquez, del senador Cepeda, de la Unión Patriótica; en fin, un continuo que comienza con la lucha legal y termina imbricada, de manera indisoluble con la lucha armada, que es el segunda clase de amenaza, independientemente de la voluntad altruista de las personas que de buena fe están manifestándose por sus derechos, y quienes tendrán que cortar de raíz con esa relación para que sus movimientos no pierdan el norte; pero sé que es algo muy difícil, porque los grupos de izquierda radical están organizados perfectamente y sus hilos de conducción transcurren en el continuo señalado y obedecen a sus políticas nacionales, mientras que los estudiantes, indígenas, trabajadores democráticos, etc., no.
Y el tercer componente es la amenaza internacional, ligada indisolublemente con la cuestión venezolana. De manera que el continuo señalado se convierte en un triángulo que quiere como trofeo nuestra democracia.
Por eso tenemos que votar bien y ser conscientes de que la propaganda de la extrema izquierda apunta a desacreditar a los defensores de la democracia, como Álvaro Uribe Vélez, a quien quieren enterrar moralmente haciéndole un juicio exactamente antes de elecciones; o a desacreditar todas las acciones del gobierno, actuales, y las que presuntamente presentará en el futuro (ya un senador de Colombia Humana dijo que nadie votaría por el Centro Democrático si se conociera la reforma pensional que el ministro Carrasquilla propone, lo que causó una fuerte reacción de Uribe, que se desmarcó del rumor y le exigió al ministro que dijera de qué se trababa la propuesta, porque en Centro Democrático no se involucraría en una reforma que no conociera previamente, se hiciera a espaldas de la gente).
A eso nos tenemos que enfrentar. Las elecciones territoriales sentarán las bases para la contienda del 22 pues quienes las ganen tendrán el espacio abierto para aclimatar la estabilidad que tanto necesitamos para construir un país verdaderamente en paz o aquellos que preparan el asalto al poder para establecer una dictadura del estilo de Chávez y Maduro. Por ejemplo, si en Bogotá gana Claudia López o Hollman Morris, la gran debacle y el gran desorden de Bogotá, a los que se valerosamente, el alcalde Peñalosa continuarán y crecerán, la economía y la calidad de vida se verán afectadas y el populismo volverá a ser la herramienta de gobierno.
Si Medellín cae en manos del petro-santista Daniel Quintero, la extrema izquierda asaltará la ciudad, se ensañará con EPM y le abrirá las puertas de esta urbe que se ha caracterizado por ser el bastión democrático de Colombia. Igual se puede decir del departamento de Antioquia.
Yo he estudiado a los candidatos y sus propuestas, y dentro del orden de ideas de mis argumentos, me atrevo a recomendarles de ellos.
En Bogotá, el mejor es Miguel Uribe Turbay, candidato del Partido Conservador, el Centro Democrático y organizaciones cristianas y populares. Sus propuestas son acertadas en lo que importa: hacer crecer el PIB de Bogotá hasta en un 6% adicional, garantizar la seguridad, la creatividad y la movilidad; en este punto, por ejemplo, crecer las ciclo rutas en un 30%, mejorando las condiciones de seguridad y uso; ser garante de que el metro efectivamente se construya; eliminar los focos de inseguridad y asegurar a los ciudadanos en Transmilenio, parques, rutas de bicicleta; llevar el reciclaje al 25% de los desperdicios, etc. Mucho me temo, sin embargo, que la suerte de Bogotá depende de que pueda haber un acuerdo sobre lo fundamental entre las fuerzas de centro derecha allí.
En Medellín el mejor es Alfredo Ramos, candidato del Centro Democrático, cuya propuesta es Medellín adelante. Como dije, es crucial ganar en esta ciudad y, afortunadamente hay candidato para hacerlo. Su programa se basa en tres pilares: confianza, seguridad y felicidad (ver https://alfredoramos.co/. Para generar empleo, trabajar para que los medellinenses puedan disfrutar su ciudad y construir sus planes de vida con autonomía y que la ciudad procure los espacios para ello. Destaca la propuesta de rodear a EPM, que como se dijo, es el primer blanco de la extrema izquierda. Insisto, si perdemos Medellín, perderemos el país. Así de sencillo.
Definitivamente la mejor carta para la gobernación de Antioquia es Andrés Guerra, el soñador de Siembra conmigo Antioquia que ha recorrido durante más de 8 años el departamento. Es un hombre tranquilo, respetuoso y tolerante; atacará los focos de inseguridad del departamento, impulsará la economía naranja y desarrollará la cuarta revolución industrial, enfrentará el tema de Hidroituango mirando hacia adelante; buscará mejorar más de 3.400 escuelas y las conectará a todas y llevará el bilingüismo gratuito a los parques educativos ; la construcción del campo con oportunidades para todos, implementará el programa de cafés especiales y conectará a Antioquia con corredores agrícolas integrales; propone iluminar las vías secundarias y terciarias; aumentará la cobertura de la educación superior usando todas las herramientas de las tecnologías, evaluará la minería según cada región, etc.
Y, por último, me quiero referir a Carlos Manuel Uribe, del Centro Democrático por Envigado. Allí el asunto principal es la corrupción que ha campeado en esa ciudad durante muchos años y que tiene en la cárcel a sus gobernantes. De ahí que la campaña se llama Envigadeños…CAMBIEMOS ESTO, cero corrupciones. Es un hombre transparente y confiable, con experiencia en la vida pública y manos limpias. Pero su programa, además, incluye gratuidad para la educación superior, mejorar la infraestructura del Hospital Manuel Uribe Ángel, implementar estrategia de ciberseguridad, reducir el déficit de zonas verdes, construir el tranvía eléctrico que conecte la estación Envigado hasta la Iglesia san José, etc.
Hasta aquí mis reflexiones y recomendaciones. Pensemos bien. Repito, a defender o a enterrar la democracia en estas elecciones.