Emergencia social, unidad nacional

Autor: Alfonso Monsalve Solórzano
22 marzo de 2020 - 12:35 AM

Hay que rodear a presidente Duque y a los mandatarios regionales y locales. Exigir que se coordinen. Y nosotros, a cumplir estrictamente con todas las medidas y practicar la solidaridad

Medellín

Después de ciertas dudas y titubeos -como mantener hasta el pasado viernes la llegada de vuelos internacionales de pasajeros hasta las 0 horas del 23 de marzo- pero también con aciertos –como el aislamiento en sus casas de los mayores de 70 años, Duque asume el manejo de la crisis del coronavirus.

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En efecto, con esa medida, la primera de todas, basada en la declaración del Estado de Emergencia, estipulado en el artículo 215 de la Constitución, que lo faculta a “[…]dictar decretos con fuerza de ley, destinados exclusivamente a conjurar la crisis y a impedir la extensión de sus efectos. Estos decretos deberán referirse a materias que tengan relación directa y específica con el Estado de Emergencia, y podrán, en forma transitoria, establecer nuevos tributos o modificar los existentes.¨[…]”, el Gobierno Central está en la senda de tomar el control de las medidas para contrarrestar la pandemia, algo que parecía escapársele de las manos para desgracia del país,  que requiere un mando central que coordine con las regiones y municipios, así como con la sociedad, las acciones de contención, para evitar el caos y la confusión, que ya venían proliferando.

La noche del viernes mandó a los colombianos a casa hasta el 13 de abril, medida que era un clamor popular y que hasta Petro, que hasta hace muy pocos días insistía en las movilizaciones, entendió y apoyó. Unidad nacional en torno al combate del coronavirus: ese es el primer gran triunfo del presidente como primera autoridad del país y líder natural de la lucha en Colombia contra el covid-19.

Ahora bien, las medidas para contener la epidemia y tratar a los pacientes que se están tomando a la luz del artículo 215 podrían no resultar suficientes. El gobierno del presidente Duque ha destinado ingentes recursos. Importar de manera urgente los insumos necesarios para el combate del coronavirus, es una de las disposiciones que ya se viene adoptando, aunque hay trabas burocráticas que impiden el flujo rápido de esos insumos.

Pero, a medida que se desarrolla la pandemia es necesario destinar más, y los ministerios y entidades del orden central deberían contribuir a ampliarlos, así como la rama judicial, los entes de control y el Congreso, que pienso, deberían hacer recortes de gastos no urgentes y trasladarlos al ejecutivo para contribuir a financiar el combate de la emergencia. No sé si el artículo 215 lo permita. Pero sino, hay que buscar los mecanismos pertinentes para hacerlo. Y si es necesario contratar créditos de urgencia, hay que hacerlo. Los organismos departamentales y municipales de salud deberían recibir traslados presupuestales desde otras secretarías de forma expedita

Por otro lado, las Fuerzas Armadas y de Policía están pensando, me imagino por orden central, en el establecimiento de hospitales de campaña y en la utilización máxima de sus recursos sanitarios, y logísticos para esta emergencia.

El esfuerzo no puede caer sólo sobre el gobierno central y los regionales y locales. Las EPS tienen que cumplir con su trabajo de manera eficiente, pues cuentan con recursos importantes y personal especializado. ¿Hay una supervisión implacable sobre esos entes? El gobierno, la opinión pública y los usuarios de cada una de esas entidades deben conocer los planes de acción que estas tienen, aprobados, además, por el Ministerio de Salud. Los organismos departamentales y municipales de salud y la mayor parte de sus recursos, así como traslados presupuestales desde secretarias deben poder hacerse expeditamente

El sector privado tendrá que contribuir con infraestructura –hotelera, por ejemplo- e igualmente, en la fabricación de medicamentos e insumos de producción nacional.  

Todo para que no se desborden los casos y colapse el sistema.

El sector financiero estatal y la banca privada deberían congelar   los plazos, sin intereses de los créditos, y no sólo los de las empresas o los hipotecarios, sino también aquellos como las tarjetas de crédito. Porque mucha gente cesará de tener ingresos o tendrá que destinarlos para esta emergencia. Y porque es su deber de solidaridad: ganan mucho dinero en las épocas de vacas gordas con base en lo que pagan sus clientes, que ahora esperan ser retribuidos en esta época de vacas flacas

El presidente emitió una serie de medidas económicas tendientes a favorecer la producción y la os más vulnerables de nuestra sociedad, como Jóvenes en Acción y Familias en Acción.  Otras medidas tienden a mitigar el golpe económico a los empresarios, grandes, medianos, pequeños y micros.

No sé si con base en el artículo 215 pueden establecerse subsidios temporales a los que se queden sin empleo, a las microempresas empresas, para que no despidan, a los venteros ambulantes, etc., y subsidios en especie a los sectores más deprimidos y habitantes de la calle. Los gobiernos regionales y locales deben contribuir en este sentido; de hecho, alguno ya lo viene haciendo. Nadie puede aguantar hambre ni quedarse por fuera de las medidas sanitarias para contener el virus. Eso costará, y mucho, lo sé, pero esa no es excusa para soslayar el problema.

Por otro lado, me preocupa el alto flujo de venezolanos que todavía pasan por la frontera, lo cual es un hueco enorme para la emergencia. Es un asunto de salud pública y de seguridad nacional que hay que enfrentar. Si hubiera que coordinar con Maduro algunas soluciones, habría que hacerlo, para la protección del país.

Y, finalmente, también me preocupa que, debido al alto que está haciendo Colombia, los grupos guerrilleros narcotraficantes, mineros ilegales y las otras bandas aprovechen la ocasión para conquistar y consolidad terrenos, aumentar siembras y sacar cocaína. A ellos no les importa el coronavirus. Nuestras Fuerzas Armadas y de Policía están contenidas y concentradas en otras prioridades. Qué problema.

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Hay que rodear a presidente Duque y a los mandatarios regionales y locales. Exigir que se coordinen. Y nosotros, a cumplir estrictamente con todas las medidas y practicar la solidaridad. Es un asunto de supervivencia colectiva. Y, sobre todo, no entrar en pánico. Una buna noticia en medio de todo: hasta el sábado, no hay muertos todavía en el país. Qué alivio.

 

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