A pulso, golpe a golpe, sin prisa, pero sin pausa la senadora Elizabeth Warren va ganando terreno en su camino a la nominación demócrata de 2020. Aunque su figura ‘’nerd’’ poco le ayuda y no es la que más sex-appeal tiene frente a un Biden que hoy lidera las encuestas, su discurso se argumenta en planes. Quiere ser la candidata que tenga no solo una gran visión de lo que debe ser la sociedad norteamericana como la gama de propuestas para que ello sea posible. Aunque para uno de cada cinco de posibles votantes el nombre de Warren es aún desconocido, a medida que los electores se familiaricen con sus propuestas será más fácil lograr el apoyo de los indecisos.

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Warren representa la imagen de lo que debiera ser un presidente de los Estados Unidos: credenciales académicas, defensora como ninguna del consumidor, enemiga de los vicios del sector financiero y partidaria de meter en cintura a los gigantes Facebook y Amazon por recolectar información privada de sus usuarios y clientes para su beneficio. En síntesis, personajes que han escalado posiciones gracias a su preparación logrando un reconocimiento en la elite de la meritocracia.

Pese a su ascenso en las encuestas, la senadora por Massachussets enfrenta enormes retos por el giro a la izquierda de ese centro que siempre ha caracterizado al partido demócrata. Para comenzar, la derecha republicana insiste en calificarla como socialista, un término que en principio asociaba al también senador Bernie Sanders. Algunas de sus propuestas más audaces tienen al mundo de Wall Street en ascuas. Un impuesto del 2 por ciento a contribuyentes con patrimonios superiores a 50 millones de dólares y del 3 por ciento para quienes tienen más de mil millones.

A Warren no le ha sido fácil explicar cómo haría para financiar su ambicioso plan de salud para todos por su enorme costo fiscal. Tampoco, su idea de perdonarle a los estudiantes las deudas incurridas con el sector financiero que alcanzan el billón quinientos mil millones de dólares, que ya es el segundo renglón más importante después de las tarjetas de crédito. Los críticos señalan que sería injusto que muchos estudiantes ricos terminen como beneficiarios de un perdón generalizado de sus obligaciones. 

En su defensa de su ideología capitalista, la propia Warren afirma “creer en los mercados” siempre y cuando no incurran en violaciones y funcionen ceñidos a la ley. Es preciso recordar sus choques con Wall Street creando la Oficina de Protección al Consumidor en su lucha por eliminar lo que denomina los ‘’trucos y trampas’’ a través de los cuales la industria de los servicios financieros se lucra con cargos excesivos a los clientes. Nunca un candidato presidencial desde Franklin Roosevelt había enfrentado a los bancos con tanta fuerza en su afán por regular al sistema financiero responsable por la crisis de 2008.

Elizabeth Warren debe responder con firmeza y claridad si ese enntusiasmo que muestran las encuestas se mantiene. Conectar con una audiencia tan dispersa como diversa. Lo siguiente es preguntarse si será capaz de lidiar con Trump quien no cesa en sus ataques descalificatorios buscando provocarla. Una cosa es debatir con los aspirantes de su partido y otra un cara a cara con un personaje que poco respeta a las mujeres.

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Son muchas las preguntas sobre la forma en que podrá cumplir con sus promesas de campaña que como se anotó arriba comprometerían ingentes recursos fiscales. Por último, liderar el país más poderoso del planeta requiere de muchas condiciones personales y una visión global de los problemas globales donde los Estados Unidos están obligados a recuperar su posición de mando que se ha perdido bajo la actual administración.