Desde su llegada a la Presidencia, su familia se ha beneficiado económicamente de manera inusual
La cercanía con el poder es aprovechada muy hábilmente por algunos para obtener jugosos réditos financieros e influencia política. Eso ha sido así a lo largo de la historia. Igual con esa idea de que la corrupción es un monstruo de mil cabezas nacido en el Tercer Mundo. Sin embargo, lo que está pasando en la era Trump no tiene precedentes. Desde su llegada a la Presidencia, su familia se ha beneficiado económicamente de manera inusual. Su emporio hotelero ha visto crecer sus alianzas en el Medio Oriente, y su hotel en la capital es el lugar preferido de todos los que buscan algún favor en las esferas de Washington. Su hija Ivanka tiene un tratamiento especial en China con su marca de carteras, ropa y zapatos. Su yerno Jared Kushner recientemente obtuvo un crédito de 500 millones de dólares para un proyecto en Manhattan.
La Caja de Pandora que se ha abierto por el llamado a juicio al abogado Michael Cohen quien ha representado a Trump en asuntos tanto públicos como privados, es el mismo protagonista del escándalo con la actriz pornográfica Stormy Daniels cuyo pago de 130 mil dólares a cambio de su silencio salió de una de sus cuentas. Cohen es llamado el “arregla todo” del presidente y ha servido como intermediario en negocios que involucran la compra de propiedades para la organización Trump en los Estados Unidos.
Vea también: El presidente y la actriz porno
Los vínculos de Cohen con personajes de la mafia rusa y ucraniana en Nueva York a través de la compra de franquicias de taxis en esa ciudad y posteriormente en Chicago, le permitieron acumular una gran fortuna que se expandió a la compra de edificios con el aviso de la marca Trump. Precisamente siendo copropietario en uno de los complejos donde la organización Trump participaba, Cohen actuó como amigable componedor en una disputa con otros dueños para ganarse la confianza del hoy presidente.
El juez especial Robert Mueller encargado de investigar la trama rusa tiene bajo la lupa los negocios de Cohen. Lo más reciente son los ingresos por 1.8 millones de dólares procedentes de la farmacéutica Novartis y el gigante de las comunicaciones AT&T para actuar como intermediario de esas multinacionales. La intención era utilizar el acceso directo al primer mandatario y hacer lobby corporativo.
Novartis buscaba disponer de una línea directa con el gobierno federal para proteger sus intereses como proveedor de medicinas. La transnacional andaba tramitando varias licencias ante la agencia FDA para la aprobación de nuevos fármacos, incluyendo uno para el tratamiento del cáncer con un precio 475 mil dólares cuyo visto bueno se hizo efectivo el año anterior.
AT&T por su parte, buscaba recibir asesoría legal en la fusión con Time Warner un negocio de gran magnitud que podría truncarse pues CNN, parte del conglomerado Time Warner es un ferviente crítico de la administración Trump. El Departamento de Justicia se muestra en contra de la fusión pues la considera violatoria de las leyes anti monopolio y contraria a los intereses del consumidor. Tanto Novartis como AT&T se vieron obligadas a prescindir de los servicios de los funcionarios que buscaron los servicios de la firma de Cohen.
Cohen no es el único en problemas judiciales. Paul Manafort en su momento gerente de la campaña tiene detención domiciliaria y está acusado de lavado de activos, fraude tributario y ser agente al servicio de un país extranjero. Lo mismo ocurre con otros personajes que trabajaron para los acusados. Trump prometió erradicar ‘’ Los intereses especiales, lobistas y medios de comunicación corruptos que han manipulado el sistema vigente’’. Resulta que su familia y allegados son la excepción.