El nuevo negocio bancario presentado como protección a la vejez

Autor: Johnatan Clavijo
2 julio de 2020 - 12:03 AM

Ahora es cuando el gobierno tiene que tomar posiciones más sensatas pues lo más difícil está por venir. Creando falsas soluciones, no ayuda en nada.

Bogotá

En su espacio de televisión diario, el presidente de la República, Iván Duque, anunció un programa de “protección a la vejez (…) una iniciativa muy importante que la llamamos hipoteca inversa: un mecanismo novedoso para proteger y asegurar cobertura para la vejez en términos de ingresos económicos, (…) una medida que ha sido exitosa en muchos lugares del mundo y que ahora la traemos a nuestro país como una herramienta más para proteger a esas personas que se han esforzado tanto y que han trabajado tanto por nuestro país”.

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Esta “importante acción de gobierno”, como la calificó el presidente, es básicamente una forma de hipotecar la casa que podrán ofrecer las instituciones financieras del país, dirigida específicamente a población mayor de 65 años, propietaria de una vivienda, quienes pueden acceder a una renta mensual, ya sea vitalicia, temporal o única a cambio de hipotecar su inmueble. Lo “novedoso” de este instrumento financiero –que en realidad poco de nuevo tiene porque nace en 1961 según el profesor de la Universidad Nacional, Diego Guevara, en un artículo para El Espectador– es que quien hipoteque el inmueble no tendrá que pagar la deuda con dinero, sino que pone su casa como prenda de garantía y la entrega al final de sus días. Es decir, al fallecer el propietario, la casa la puede reclamar el banco como suya o los familiares herederos pueden pagar la hipoteca para conservarla.

Para explicar más claramente el modelo, el Ministerio de Vivienda nos ofrece un ejemplo en su página web, hablándonos de María y Martín, una pareja de adultos mayores de 75 y 70 años, respectivamente. María acude a una entidad financiera en donde le ofrecen la consabida hipoteca invertida. Con este mecanismo, su casa de doscientos millones de pesos se convertiría en una renta mensual de ochocientos mil pesos mensuales. Luego, “María y su esposo recibirán ese monto mensual sin tener que mudarse de su casa. Así, la vivienda se convierte no solo en el espacio en el que ellos cumplen sus sueños, sino en un mecanismo para garantizar su sustento económico durante la vejez”, dice el comunicado del Ministerio, en un tono casi publicitario que desde ya podrían emular las entidades bancarias interesadas en el lanzamiento de este servicio.

Este modelo tiene diferentes defensores, tanto en entidades financieras como en la academia. Es el caso, por ejemplo, del profesor José Enrique Devesa Carpio, doctor en economía de la Universidad de Valencia, España –país donde este instrumento existe y se aplica desde 2007– quien, junto con otros investigadores en un artículo académico al respecto, concluyó que “la hipoteca inversa, como parte de una operación más amplia, es altamente recomendable por la elevada rentabilidad financiero-fiscal obtenida”.

No obstante, este tipo de hipoteca también tiene importantes críticas que conviene destacar. En un interesante artículo del Washington Post titulado “Más personas mayores están tomando préstamos contra sus hogares, y les está costando” (traducido), se destaca que, en la vida práctica, estas hipotecas inversas en Estados Unidos tienen, al menos, tres inconvenientes: primero, son complejos mecanismos en los que los propietarios deben seguir pagando impuestos y asumiendo otros gastos para que la vivienda no pierda su avalúo, entre otras responsabilidades que no siempre quedan claras. Segundo, además de confuso, el mecanismo está dirigido a población adulta mayor que necesita aumentar sus ingresos, porque no son suficientes. Es decir, se puede poner en riesgo el patrimonio familiar por problemas más profundos como una pensión insuficiente. Y tercero, la promesa de que nunca les van a quitar las casas a los adultos mayores estando en vida también tiene “letra chiquita” y algunos terminan por verse endeudados y con riesgo de perder su lugar de residencia.

Sobre este último punto, una fuente consultada por Washington Post afirma que "estas compañías engañaron a los consumidores haciéndoles creer que no podían perder sus hogares con una hipoteca inversa". En Estados Unidos hay personas con riesgo de perder sus viviendas o familias inmersas en dilemas complejos pues el propietario fallece y su pareja, por lo regular una persona de mayor edad también, se queda sin un lugar donde vivir. Esto, sumado a problemas de estrés y depresión que pueden ocasionar estos modelos a adultos mayores.

Y es que este instrumento privado que algunos economistas defienden con ahínco mostrándolo como una herramienta para darle oportunidades a las personas de elegir, tiene un lado oscuro marcado por la desinformación que producen los agentes que venden este servicio. Recordemos que esto no deja de ser un producto financiero cuyo propósito principal no es proteger a la vejez, como dice el presidente Duque, sino generar rentabilidad al banco, como negocio que es. Como se decía previamente, dado que son hipotecas difíciles de entender, se necesita incluso de un agente externo que las explique con imparcialidad para que las personas tomen una buena decisión y sepan si ese instrumento es el correcto para sus necesidades, como lo comentó el mismo Ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, en el programa de televisión de Duque.

Quizá este producto financiero, como ya presumen diferentes analistas, tenga una bajísima demanda. Quiero creer que el gobierno tendrá en cuenta todos los problemas que tienen o han tenido estos mecanismos, especialmente usados en países desarrollados. Pero, ¿presentarlo en medio de una pandemia como una medida de protección a la vejez?

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En Colombia, el 28% de los adultos mayores tiene pensión; mientras que el 68% tiene vivienda pero no tienen ingresos fijos, según las cifras que el propio Minvivienda usa para defender la relevancia de esta iniciativa. Lo problemático, es que este instrumento financiero, que es una iniciativa privada, se presente como una salida a las pensiones y como una solución a los adultos mayores con ingresos insuficientes o en “pobreza oculta”. Desde antes de lanzar este instrumento de privados, el gobierno está desinformando y creando falsas expectativas. Ese desgaste de mostrar acciones todos los días se nota. Ahora es cuando el gobierno tiene que tomar posiciones más sensatas pues lo más difícil está por venir. Creando falsas soluciones, no ayuda en nada.

Nota de cierre: desde esta columna expreso mi solidaridad con la familia Gaviria y, especialmente, con Aníbal Gaviria. Nuestro país, en medio de todo con una fuerte tradición institucional, asiste desde hace varios años al desdibujamiento de la Fiscalía General de la Nación. Que la justicia llegue pronto, aunque el daño ya esté hecho.

@jotaclavijo

 

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