El laberinto. Sin víctimas no hay paraíso

Autor: Sergio Alzate
17 junio de 2018 - 12:06 AM

Han priorizado el asistencialismo que, sumado a los errores administrativos, induce a las víctimas a permanecer en la informalidad para no perder la atención y asistencia

Votaré por Iván Duque porque tendrá una política de victimas seria, sin demagogia, sin abusos y sin derroche administrativo, creo en su honestidad y su capacidad para gobernar bien, sé que asumirá este reto como una estrategia de desarrollo económico y logrará superar este laberinto creado por la falta de eficiencia, de eficacia, de sostenibilidad, de cobertura, de solidaridad, de progresividad y de dignidad que ha caracterizado su ejecución.
Peter Drucker afirmó: "La mejor estructura no garantizará los resultados ni el rendimiento. Pero la estructura equivocada es una garantía de fracaso". Es imposible mejorar la ejecución sin coordinación, seguimiento y control a la productividad de la inversión y la medición de sus resultados.
La falta de jerarquía de la Unidad de Víctimas para coordinar una telaraña de actores independientes y superiores que suma 50 entidades nacionales y territoriales, de 17 sectores, con más de 35 millonarios sistemas de información, con 104 programas desarticulados, sin norte, sin calidad, sin cobertura, sin impacto, desperdició 64 billones de pesos, con duplicidad de funciones, duplicidad de beneficiarios, 35.000 personas recibieron 1.2. billones de indemnización dos veces o más, y 470.000 personas ya no son vulnerables y siguen recibiendo asistencia del Estado por el temor de Yolanda Pinto de no asumir el costo político de notificarles. 

Vea también: Deliberación o subordinación
Hay Más gasto de bolsillo que inversión productiva estructural. No hay dinamismo de reparación colectiva ni vocación trasformadora para superar su vulnerabilidad y estabilizarlos económicamente. El gasto transformador debe priorizar un esquema de reparación integral que fortalezca sus capacidades técnicas, empresariales, de mercados, ambiental y asociativa, y que promueva los bienes públicos como infraestructura productiva múltiple, en vías y proyectos productivos colectivos. Los recursos no son infinitos y se debe tener perspectiva de país.
Han priorizado el asistencialismo que, sumado a los errores administrativos, induce a las víctimas a permanecer en la informalidad para no perder la atención y asistencia que se lleva el 54% de los recursos y no rompe la trampa de la pobreza. 
1 de cada 6 pesos llega a una reparación parcial de solo el 7% de personas y no logra una vinculación formal al resto de la sociedad, no se ha cumplido ni el 10% de las metas, y ninguno de los 8.5 millones de afligidos ha recibido tratamiento integral pese a estar un 90% en pobreza y un 75% en línea de miseria, 6.5 millones están en vulnerabilidad, atrapadas en un círculo vicioso de miseria y escasez.
Se desconoce el déficit por falta de planificación financiera y coherencia administrativa. No han aprendido de los logros de Europa y Vietnam que primero recogieron dineros nacionales e internacionales y fijaron una planeación fiscal a lo recogido para repararlas, después legislaron y anunciaron cuanto hay disponible para ser repartidos a esas víctimas contadas, en que proporciones y de que maneras. 
Acá primero prometieron el oro y el moro, después salieron a buscar un dinero que no tienen y anunciar después que el dinero no alcanza y no van a cumplirles con su reparación.
Mauricio Cárdenas el rey de la improvisación, presupuestó sin sustento, sin contar las víctimas y sin indicar de donde saldrían los recursos, que costaría 55 billones de 2012 a 2021. Ante la Corte por la T-025, y ante el Congreso, sin actualizar los Conpes 3712, 3784 y 3726, anunció que el costo de victimas debe crecer 0.5 billones de pesos anuales, que la reparación requiere 300.000 millones anuales adicionales, y que el plan de contingencia requiere más de 148 billones de pesos hasta 2021, adicionales a los 64 gastados. En tanto que en 2015 la Contraloría sugirió que para vivienda y reparación se requerían solo 31 billones adicionales.
La Corte fragmentó y desfinancio más la política de reparación. En lugar de habilitar la priorización de las medidas reparatorias integrales principalmente colectivas o de impactos múltiples en la superación de su condición, mejor determinó que la indemnización económica, era distinta a los proyectos productivos y a los subsidios de vivienda, además de las medidas de satisfacción, de rehabilitación y de desarrollo territorial.
¿Por qué tanto gasto y tan pocos resultados?, porque sin víctimas no hay paraíso. Si se acaban las víctimas o si son reparadas y superan su vulnerabilidad, se acaba la fiesta. 

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Porque Cristo, Rivera, Yolanda Pinto, Mauricio Cárdenas y sus secuaces, encontraron en el dolor de esta población tan vulnerable una excusa para el sometimiento politiquero, burocrático y corrupto con falsas expectativas, una justificación para el saqueo, el abuso de poder, el despilfarro, viáticos, eventos pomposos, publicaciones inútiles, publicidad engañosa, autopromoción vanidosa institucional con dineros ajenos.

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