La robustez de un gobierno no la da una segunda vuelta, sino un notable candidato [con excelentes propuestas] aunado a un gabinete con buena fibra.
Acaba de producirse un parto legislativo, en medio de embarazosos antecedentes. Resulta que la plenaria del Senado, aprobó en último debate [57 votos a favor frente a 5 en contra] el proyecto de ley que entroniza la segunda vuelta electoral para que Bogotá –y solo Bogotá– elija su alcalde, como si fuera una especie de presidenciales. A partir de 2023, si ningún candidato obtiene más del 40% de los tarjetones y además sobrepasa al segundo más votado en diez puntos porcentuales por encima, conducirá velis nolis a una nueva vuelta para proclamar un ganador [tres semanas después], que saldrá de los dos que tuvieron votación más alta. La propuesta fue de los representantes Juan Carlos Losada (Liberal) y José Daniel López (Cambio Radical), dizque porque en los últimos veinte años solo Mockus ha superado el 50% de la votación.
En Bogotá, hay 5.805.860 personas habilitadas para votar. Peñalosa, en el 2015, ganó con 900.000 votos (33,11%) y Petro, en el 2011, triunfó con 730.000 votos (32,22%), lo que fue calificado por los ponentes como una inestabilidad política digna de mejor suerte. En el año 2015, Claudia Nayibe López apoyó y promovió la segunda vuelta para la alcaldía de Bogotá. En un trino, escribió: “Bogotá, definitivamente necesita elección de alcalde en segunda vuelta.47% votó por #MetroYa pero 33% que ganó la aplazó. Ciudad sigue dividida”. Pero la inefable Nayibe, escribió un tiempo después algo en otra vía: “Uribismo y vargasllerismo hoy pupitrean con sus manzanillos Reforma Política y segunda vuelta solo para Bogotá xq´ creen que así lograrán bloquear las mayorías ciudadanas que reclaman cambio”. Hoy, es favorita para llegar a la Alcaldía de la capital y se salvó de inaugurar esta norma, porque ésta solo iniciará sus estragos en 2023 y no aplicará para este 17 de octubre.
Mucha agua debajo del puente, pasó para conseguir la aprobación. Todo se inició en 2013, cuando Juan Lozano, presentó el proyecto de ley de segunda vuelta para elección de alcaldías con más de un millón de habitantes. Fue archivado por vencimiento de términos. Acto seguido, el mismo Juan Lozano, presentó todavía estando en 2013, otro proyecto de ley para que se diera una segunda vuelta solo para la alcaldía de Bogotá. Archivado en primer debate. Vino, más adelante, en el 2015, otro proyecto de ley presentado por Clara Rojas y Juan Carlos Losada, para segunda vuelta solo para Bogotá, archivado por vencimiento de términos. En el 2016, otro proyecto de ley buscaba coronar segunda vuelta para alcaldías y gobernaciones del país, pero fue archivado por vencimiento de términos. En 2017, el Polo Democrático y la Alianza Verde, presentaron un proyecto de ley para que municipios con más de 500.000 habitantes y gobernaciones, tuvieran segunda vuelta, el mismo que fue archivado por vencimiento de términos. Y ahora, el proyecto que fue radicado en 2018 fue el que resultó avante.
Los que defienden esta norma, aseguran que (i) en Bogotá debe elegirse alcalde por más de un millón de votantes y (ii) la segunda vuelta daría más legitimidad al que gane. Los que se oponen a las voces de esta ley, como quien esto escribe, dicen que: (i) la segunda vuelta está cantada y su costo financiero es de $ 30.000 millones, (ii) no se consigue un resultado electoral fuerte, porque no hay voto obligatorio y (iii) la medida de participación en esa plaza no supera el 49%. Otros, incluso, prefieren que exista un umbral mínimo de votos para alentar la formación de coaliciones. Estoy, pues, en desacuerdo con esta norma y sumemos su eclosión a otro embeleco político bien costoso. Petro y Roy Barreras, expresaron que segunda vuelta debe ser para todo el país. La robustez de un gobierno no la da una segunda vuelta, sino un notable candidato [con excelentes propuestas] aunado a un gabinete con buena fibra. Lo demás es cháchara…